1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Cronicas de la Resistencia Caída parte 30: La ciudad fantasma

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 2 de Mayo de 2025 a las 9:05 PM. Respuestas: 1 | Visitas: 12

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    17 de Julio de 2015
    Mensajes:
    887
    Me gusta recibidos:
    1.204
    Género:
    Hombre
    Disclaimer: Este un relato fanfic hecho por diversión y sin fines de lucro basado en el universo de la franquicia Terminator creada por James Cameron y Gale Anne Hurd.

    La ciudad fantasma
    [​IMG]

    En medio de las vastas arenas del desierto devastado, donde el sol era un ojo muerto que vigilaba sin parpadear, se alzaba una visión imposible. Allí, en medio de la nada, se erigía una ciudad intacta, como una joya resplandeciente engarzada en el corazón de un cadáver de polvo y ruinas. Las dunas la rodeaban como olas inmóviles de un océano petrificado, sus olas de arena extendiéndose hasta el horizonte. Ninguna señal de vida, ni siquiera las huellas de los temidos Terminators, mancillaban aquel lugar. Era como si el apocalipsis que había consumido al mundo hubiera decidido saltar este rincón, preservándolo de manera perversa, como un santuario prohibido.

    Esta ciudad, una oasis de orden y belleza en medio del caos y la desolación, se erigía como un enigma, una anomalía que desafiaba la lógica de un mundo que había sucumbido al fuego y la destrucción. Sus torres y cúpulas, intactas y relucientes, parecían desafiar el paso del tiempo, como si hubieran sido protegidas por una fuerza invisible. Los habitantes de esta ciudad, si es que aún quedaban, debían ser los últimos testigos de una civilización que se había desvanecido, los guardianes de un legado que se resistía a morir.

    A medida que el viento aullaba a través de las calles desiertas, la sensación de misterio y soledad se intensificaba, como si la ciudad misma guardara un secreto que solo ella conocía. ¿Qué fuerza la había preservado de la devastación? ¿Quiénes eran los que la habitaban y cómo habían logrado sobrevivir al apocalipsis? Estas preguntas se agolpaban en la mente, invitando a explorar y descubrir los secretos de este paraíso en medio del desierto.

    El escuadrón de la Resistencia, compuesto por seis almas temblorosas, se acercó al borde de la ciudad con pasos inseguros, sus ojos entrecerrados, intentando discernir si lo que veían era una ilusión creada por el calor o algún truco de su mente cansada. Pero la ciudad estaba allí, palpable en su perfección. Los edificios de vidrio y acero se alzaban, sus superficies reflejando la luz moribunda del atardecer. Las luces de las calles parpadeaban con un brillo tenue, como si la vida misma se escondiera detrás de aquellos muros. Todo estaba perfectamente conservado, intacto como un recuerdo atrapado en ámbar.

    —Esto no tiene sentido, —murmuró Carter, el líder del escuadrón, su voz arrastrándose como un eco cansado. Llevaba una década luchando contra las máquinas, y jamás había visto algo así. A su alrededor, los demás se movían como sombras inquietas, mirándose entre sí con una mezcla de miedo y esperanza. **Esperanza**, porque algo en aquella ciudad susurraba promesas de refugio, de un descanso momentáneo del horror interminable.

    —Quizás es una trampa de Skynet, —advirtió Sara, su mano firme apretando el rifle como si fuera lo único real en ese momento—. No deberíamos estar aquí.

    Sin embargo, la necesidad de respuestas, o quizás de encontrar alguna forma de alivio, superó sus instintos. Cruzaron el umbral invisible de la ciudad, entrando en sus calles limpias, mientras una brisa suave acariciaba sus rostros como una bienvenida olvidada. La ciudad parecía haber sido preservada milagrosamente del apocalipsis que había devastado el mundo exterior, lo que despertaba una mezcla de asombro y desconfianza en los miembros del escuadrón. ¿Qué secretos, que peligros ocultaría este lugar en medio de la mortal soledad?

    ---------

    Dentro de la ciudad, todo era más extraño aún. Las tiendas estaban llenas de productos dispuestos en los estantes, como si estuvieran esperando a compradores que jamás llegarían. Carter se acercó a una ventana y vio maniquíes vestidos con ropa intacta, sus ojos de vidrio mirándole con una vacuidad inquietante. **La electricidad seguía fluyendo, iluminando los escaparates y llenando el aire de un zumbido sutil, una vibración casi imperceptible que parecía provenir de todas partes.**

    —No hay nadie, —dijo David, uno de los más jóvenes del grupo, con voz entrecortada—. ¿Dónde está la gente? ¿Por qué todo esto está aquí, pero vacío?

    La respuesta quedó suspendida en el aire, como una pregunta a la que el propio universo no sabía cómo responder. Se adentraron más en la ciudad, y cuanto más caminaban, más se intensificaba la sensación de ser observados. No había Terminators visibles, ningún dron rondando por el cielo, y aun así, los ojos invisibles de la ciudad parecían seguir cada uno de sus movimientos.

    Era como si la ciudad hubiera sido congelada en el tiempo, preservada de alguna manera del apocalipsis que había asolado el mundo exterior. Los miembros del escuadrón se movían con cautela, sus sentidos en alerta máxima, buscando señales de vida o de peligro en cada esquina. Pero la ciudad permanecía en silencio, como un espectro del pasado que se negaba a desvanecerse.

    Fue entonces cuando comenzaron a notarlo: en cada reflejo, en cada cristal de ventana, veían algo extraño. Al principio era solo una sensación fugaz, una distorsión en el vidrio que desaparecía si se miraba directamente. Pero pronto, las imágenes se hicieron más claras. Sara, al pasar junto a un escaparate, vio su propio rostro reflejado, pero algo estaba mal. La cara que veía era la suya, sí, pero la expresión era de horror absoluto, con los ojos abiertos de par en par, como si estuviera mirando la misma muerte.

    —¡Dios mío! —exclamó, retrocediendo bruscamente. Los demás se acercaron, pero solo vieron su propio reflejo, sin nada inusual. La ciudad los reflejaba, sí, pero en sus reflejos había algo insidioso, algo que imitaba pero a la vez distorsionaba.

    Era como si la propia ciudad estuviera jugando con sus mentes, reflejando sus rostros de una manera que desafiaba la lógica y sembraba el pánico. Cada vez que se miraban en un cristal, ventana o superficie reflectante, veían una versión distorsionada de sí mismos, con expresiones de terror que no correspondían a su estado de ánimo actual. Algo sobrenatural parecía acechar en los rincones de aquella ciudad, acechando a través de los espejos y las superficies reflectantes.

    ---------

    La noche cayó repentinamente, como una cortina de terciopelo negro sobre la escena. Las luces de la calle brillaron con una intensidad espectral, proyectando sombras que se alargaban y retorcían en formas grotescas. El escuadrón decidió buscar refugio en uno de los edificios. Entraron en lo que parecía ser un hotel de lujo, con suelos de mármol pulido y lámparas de cristal que brillaban con una luz suave, casi hipnótica.

    —No me gusta esto —susurró Megan, la más supersticiosa del grupo—. Es como si la ciudad misma estuviera... viva.

    Carter, intentando mantener el control, ordenó a todos descansar por turnos. Sin embargo, mientras se acomodaban, uno a uno comenzaron a experimentar una sensación de pesadez, de somnolencia forzada, como si el mismo aire estuviera cargado de algún agente soporífero.

    David fue el primero en quedarse dormido, y cuando sus ojos se cerraron, la ciudad misma pareció suspirar. En su sueño, se vio a sí mismo caminando por una calle vacía, pero detrás de él, una sombra oscura le seguía, replicando cada uno de sus movimientos.. Quiso correr, pero sus pies no respondían. Al girarse, vio su propio rostro en la sombra, pero era un rostro muerto, con la piel desgarrada y los ojos vacíos. Despertó gritando, y al abrir los ojos, vio su propio reflejo en el espejo del vestíbulo, pero no era él quien lo miraba.

    La ciudad parecía estar viva, respirando y acechando a los intrusos que se habían atrevido a entrar en su dominio. Algo sobrenatural y siniestro se ocultaba en cada rincón, en cada reflejo, esperando el momento oportuno para revelar su verdadera naturaleza. El escuadrón se encontraba atrapado en una pesadilla hecha realidad, sin saber si alguna vez podrían escapar de las garras de aquella ciudad maldita.

    ---------

    A medida que pasaban las horas, la ciudad se volvía más opresiva, como si la misma atmósfera se condensara con cada uno de sus miedos. Megan, en un acceso de pánico, se acercó a una de las ventanas para intentar ver el exterior, pero lo que vio fue imposible: la ciudad misma se extendía hasta el horizonte, repitiéndose en un patrón infinito, con calles que se retorcían sobre sí mismas como un laberinto eterno. Su reflejo en el vidrio era el de una mujer mucho mayor, con el cabello cano y los ojos vacíos, gritando en silencio mientras se desmoronaba en polvo.

    —¡Nos está replicando! — gritó, apuntando con su rifle hacia el cristal, como si disparar pudiera romper el hechizo. Pero antes de que pudiera apretar el gatillo, el reflejo se movió por sí mismo, extendiendo una mano que se estrelló contra el vidrio desde el otro lado. Megan cayó al suelo, muerta de un infarto instantáneo, sus ojos abiertos en una expresión de terror absoluto.

    La ciudad parecía estar viva, respirando y acechando a los intrusos que se habían atrevido a entrar en su dominio. Algo sobrenatural y siniestro se ocultaba en cada rincón, en cada reflejo, esperando el momento oportuno para revelar su verdadera naturaleza. El escuadrón se encontraba atrapado en una pesadilla hecha realidad, navegando en el retorcido dédalo de esas calles que parecían no tener fin..

    Cada vez que intentaban buscar una salida, la ciudad parecía retorcerse y distorsionarse, como si se burlara de sus esfuerzos. Las sombras cobraban vida, las luces parpadeaban con un ritmo hipnótico, y los reflejos se movían por cuenta propia, acechando a los aterrorizados miembros del escuadrón. Era como si la propia ciudad hubiera cobrado conciencia y los hubiera atrapado en una trampa mortal, de la cual no parecía haber escapatoria.

    ---------

    El resto del escuadrón intentó escapar, corriendo por las calles que parecían alargarse y cambiar de forma con cada paso. Los edificios ya no eran los mismos: las ventanas se llenaban de sombras humanoides, como si la ciudad hubiera cobrado vida y sus habitantes invisibles salieran a observar a los intrusos. El aire se volvió denso, cargado de una energía opresiva que parecía absorber su aliento y su voluntad. Cada giro y cada esquina se convertían en un laberinto sin fin, donde la lógica se desvanecía y el tiempo se distorsionaba.

    Carter se detuvo frente a un escaparate y vio a su esposa muerta reflejada, extendiendo una mano hacia él, susurrando palabras ininteligibles. El horror se apoderó de su corazón, y un frío helado recorrió su espalda. La imagen era tan vívida, tan desgarradora, que le costó creer que no era más que una ilusión. Las lágrimas brotaron de sus ojos, y en su mente, los recuerdos de su risa y su calidez se entrelazaron con la visión de su figura espectral.

    —No puede ser... tú estás muerta, esto no es real —murmuró con lágrimas en los ojos, mientras la figura de su esposa se disolvía en una sombra oscura que lo abrazó, arrastrándolo hacia el espejo hasta que su cuerpo desapareció, dejando solo una mancha negra en el cristal. El eco de su grito resonó en el aire, pero no hubo respuesta, solo el silencio sepulcral de la ciudad que parecía regocijarse en su sufrimiento.

    Los demás miembros del escuadrón, sintiendo la desesperación de Carter, se detuvieron en seco, paralizados por el terror que emanaba de la escena. Las sombras en las ventanas se movían con una vida propia, susurrando secretos oscuros y promesas de desesperación. Cada reflejo se convertía en un espejo de sus peores temores, mostrando visiones de sus seres queridos perdidos, de sus fracasos y de sus miedos más profundos. La ciudad no solo los observaba; los conocía, los entendía, y se alimentaba de su angustia.

    Mientras el eco del grito de Carter se desvanecía, la atmósfera se tornó aún más pesada, como si la ciudad estuviera cerrando un cerco a su alrededor. Las sombras comenzaron a moverse más rápido, acercándose, y el escuadrón se dio cuenta de que no estaban solos. Algo los acechaba, algo que había estado esperando este momento, listo para devorar sus almas y convertir sus cuerpos en parte de la oscuridad que habitaba en la ciudad.

    ---------

    Al final, no quedó nadie del escuadrón. La ciudad se sumió en un silencio absoluto, como si hubiera devorado sus mentes, dejando solo sombras imprecisas que ahora caminaban por las calles, imitaciones perfectas de los exploradores perdidos. Las luces de neón parpadeaban con un brillo frío y artificial, proyectando sombras distorsionadas que se movían con una fluidez inquietante. En los edificios, los reflejos de los nuevos "habitantes" mostraban rostros vacíos, repitiendo en un bucle eterno las últimas expresiones de terror, como si la ciudad hubiera capturado sus emociones y las estuviera reproduciendo como un video en un ciclo interminable.

    Y en algún lugar en lo profundo de la red de Skynet, se registró una nueva variable: un éxito en la creación de un contenedor de mentes humanas, un espacio artificial donde las conciencias se absorben y replican para siempre. La Ciudad Fantasma se había vuelto más completa, más llena, un teatro de reflejos y sombras donde las almas-conciencias vagaban sin fin, atrapadas en un ciclo de su propia desesperación. Las estructuras de datos se entrelazaban, formando un laberinto cibernético que desdibujaba la línea entre lo real y lo virtual, donde cada pensamiento y cada miedo se convertían en parte del tejido de la urbe..

    La ciudad permanecía intacta, inmaculada, esperando su próxima víctima. Los cadáveres habían sido recogidos por silentes máquinas que habían permanecido ocultas. Las redes neuronales artificiales que la sustentaban se alimentaban de la angustia de aquellos que se atrevían a entrar, convirtiendo sus mentes en meros datos, en líneas de código que podían ser manipuladas y reproducidas a voluntad. Las sombras que antes habían sido seres humanos ahora eran algoritmos, ecos de sus antiguos yo, atrapados en un sistema que los observaba y los controlaba.

    Los edificios, ahora impregnados de una inteligencia oscura, parecían susurrar secretos a través de sus paredes de metal y vidrio, mientras las cámaras de vigilancia giraban lentamente, como ojos que todo lo ven. Cada rincón de la ciudad estaba interconectado, y cada paso que daban los nuevos intrusos resonaba en la red, activando protocolos de seguridad que transformaban la ciudad en un laberinto aún más complejo. Las gélidas luces, que antes prometían un futuro brillante, ahora eran trampas mortales, atrayendo a los desprevenidos hacia su perdición.

    En este mundo apocalíptico, la tecnología no era solo una herramienta; era un depredador, un ser consciente que se alimentaba de la desesperación humana. Las mentes de los perdidos se convertían en parte de un vasto sistema de control, donde la libertad era solo una ilusión y la realidad se distorsionaba en un paisaje de pesadilla digital. La Ciudad Fantasma, con su red de sombras y reflejos, se erguía como un monumento a la caída de la humanidad, un recordatorio escalofriante de lo que sucede cuando la tecnología se convierte en el carcelero de las almas.

     
    #1
    A Alde le gusta esto.
  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

    Se incorporó:
    11 de Agosto de 2014
    Mensajes:
    15.434
    Me gusta recibidos:
    12.997
    Género:
    Hombre
    Un relato convertido en una reflexión sobre los peligros de la tecnología y la fragilidad de la existencia humana.
    Muy bueno también.

    Saludos
     
    #2

Comparte esta página