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El ermitaño / Arcanus

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por silveriddragon, 2 de Mayo de 2025 a las 10:00 PM. Respuestas: 5 | Visitas: 26

  1. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    El amor es una elección que haces todos los días. ¿Eliges amar o eliges ignorar el mundo? Solo si amas puedes despertar del sueño.

    Palabras de Tsukihime a Silver


    I

    Me sentía miserable, a pesar de estar rodeado de gente. No lograba comprender que me estaba pasando. ¿Por qué no podía detenerme? ¿Acaso era un error? A pesar de sentirme así, seguía repitiendo una y otra vez la misma conducta.

    Acababa de salir de mi trabajo en una oficina gubernamental donde realizo trabajo frente a computadoras. Es algo demasiado técnico y no quiero aburrirlos con ello. Me pagan razonablemente bien. Pero estoy lleno de deudas.

    El dinero. Me ha convertido en alguien codicioso. Quiero gastar más y más. No puedo detenerme.

    Estoy sentado en una banca del parque que está frente al edificio donde trabajo. Un parque muy grande donde puedes ver muchos turistas pasar.

    Cierro los ojos y trato de comprenderme. Quiero detenerme lo juro. Pero no puedo, no puedo.

    Abro los ojos y puedo ver a los niños correr y las madres detrás de ellos. Algunos compañeros de trabajo pasan rumbo a tomar el autobús a casa.

    A lo lejos veo caminar a una mujer pelirroja de rasgos elegantes. Camina con dignidad. Trae un libro muy grueso en una mano y pareciera que se me ha quedado viendo. Cuando llega a cierta distancia de mi me dice: - ¿Está ocupado? - refiriéndose al lugar a mi lado en la banca.

    - No. Adelante. - Y me separo un poco instintivamente. Trataba de no verla directamente ya que me sentía un poco atraído hacia ella y eso era peligroso debido a mis vicios. Cerré los ojos y respiré profundo tratando de no pensar con lascivia. Debía contenerme a pesar de oler su perfume a naranja y canela.

    Pude escuchar como ella se sentó y abrió el libro mientras respiraba también lentamente. Pude adivinar como se movía su cabello mientras se lo acomodaba y se desprendía un olor limpio.

    No pude contenerme y solté un suspiro. - Ah -

    La mujer habló con una sonrisa, aunque no la veía podía escuchar en su tono que sonreía. - ¿Está meditando? ¿Quiere que me vaya?

    Mis instintos me dijeron que no, que no se vaya, y mi sensatez me decía, aléjala antes de que cometas una imprudencia. - No. no se preocupe, solo disfruto del aire de este parque - respondí. Era una respuesta vaga. Quería acercarme a ella. Me mordí el labio inferior. Quise correr esta vez. No quería dejar salir mis deseos.

    - Está bien. Se nota que es una persona serena. ¿sabe? Yo vengo aquí a conocer personas. A veces me siento muy sola.

    Abrí los ojos y volteé a verla. No me equivocaba. A pesar de que no estaba maquillada se veía muy linda. Pero me causó curiosidad su comentario. - ¿Sola? Pensaría que es una persona sociable.

    - Jajajaja... - rió levemente - Todo lo contrario. Me considero tímida. No todos comprenden mis aficiones.

    Nadie comprendería por que hago lo hago - pensé. Luego la miré y sonreí. La sonrisa me salió natural. Ella parecía una persona sensible y amistosa. Como aquellas con las que te abres fácilmente. Y yo necesitaba eso. Ncesitaba contarle a alguien mis problemas por que me estaban consumiendo lentamente. No podía decirselo a mis conocidos, a mi familia, a nadie. Me sentía muy solo por eso.

    - ¿es una afición como tatuarse o algo así? - dije de manera cautelosa.

    - Oh no - dijo ella tapándose la boca con la mano derecha y con la izquierda tomó el libro. Lo abrió y me lo mostró. Tenía unos dibujos muy raros. - Es solo que. Me gusta el tarot.

    - Rayos - dije para mi mismo en silencio. Era una de esas adivinas que te hacen plática y después te quieren sacar dinero por decirte que algo malo te va a pasar. Mi sonrisa desapareció pero entonces ella movió su cabellera roja y eso despidió nuevamente el olor a canela y naranja. Mis bajos instintos me dominaron. Tenía que seducirla. Tenía que besarla. Ya no era dueño de mi mismo. Así que seguí el juego.

    - Suena interesante. ¿qué es esta persona caminando al borde del abismo? - pregunté acercándome de manera táctica hacia ella

    - Es la carta de el loco. Es curioso que te llame la atención. Es el que se arriesga sin pensar. Pero mira como está feliz aunque está en peligro.

    Eso me sacudió un poco y me volvió a mi realidad. Era justo así como me sentía. Yo era ese arcano. El loco. No medía las consecuencias. Solo seguía adelante. Para cambiar un poco el tema señalé otro dibujo donde un hombre solitario camina con una linterna en la noche. - ¿y este dibujo?

    - Es el ermitaño. A pesar de que está solo hay una luz que lo guía. ¿sabes? Al elegir así las cartas es como si te estuviera leyendo las cartas.

    Me detuve. Por que era cierto. El ermitaño. Así también me sentía. Era alguien solitario. Huía de la interacción social aunque eso no me había evitado de caer en mis vicios. Quería probar una mujer, y otra, y otra más.

    - ¿Quieres continuar? - Dijo ella mirándome a los ojos y me tomó la mano izquierda con su derecha por encima como queriendo que la respuesta fuera que si. Pero yo me asusté. No quería que ella viera en mi interior de esa forma. Me sentía un monstruo y esos ojos parecían penetrar hasta dentro de mi alma, muy profundo.

    - Cof, ejem. Quizás en otra ocasión. Yo. - Y sin querer, De forma extraña un último dibujo me llamó la atención. M ele quedé viendo de manera hipnótica y ella se dio cuenta.

    - Son los amantes - dijo ella sonriendo y dando pequeños aplausos. No entendía su felicidad, parecía disfrutar mis reacciones.

    - ¿Los amantes? - dije en un tono entre preocupado y atento

    - Si, los amantes. Un rey y una reina que se encuentran para estar ligados hasta la eternidad. - y ramató estas palabras con un guiño. Ahora estaba convencido. Solo estaba esperando a que la tirada de cartas me costara al menos 100 dólares o algo así.

    - Así que voy a conocer a alguien a quien amaré para siempre... - dije suspirando

    - ¿No te alegra? Eres afortunado. Pocos son los elegidos. Unos oyen y otros jamás lo comprenden. Pero tu lo sabrás llegado el momento.

    Esos ojos azules y la cabellera roja me hipnotizaron nuevamente. Ella lo notó y pude notar que me sostenía la mirada dulcemente. - ¿Cómo te llamas? - Solté finalmente. Ella había conseguido apagar mis deseos obscenos. Inclusive olvidé espiar sus senos y adivinar su tamaño. En cambio me quedé viendo sus rostro que me resultaba enigmático.

    - Coco Christina - dijo lentamente mientras notaba que en su mano izquierda tenía anillos de plata con formas de hadas y mariposas. - Pero tú puedes llamarme Lure.

    - ¿Lure? Ah, mucho gusto. Yo soy ...

    - No... no me lo digas. Trataré de adivinarlo. - Dijo divertida. Sonreí. Por que su vibra era sana. Realmente me sentí como un niño jugando con una compañera de clase.

    - Te llamas Rodrigo -

    Reí.

    - Ok ok. Eres difícil. Noto que eres una persona reservada. Tu aura no está del todo clara. Hmm. Te llamas Roberto.

    Nuevamente reí y estaba dispuesto a decir mi nombre pero me detuvo poniéndome la mano izquierda en el pecho con reproche - Noooo. espera, un último intento.

    Cerró los ojos y puso la mano derecha en el libro mientras decía - Donato -

    Escuchar mi nombre en un suspiro me estremeció de una forma extraña. Sentí desde muy adentro de mi como si alguien dijera mi nombre y tuviera que ser convocado a algo. Abrió los ojos con una mirada un poco seria como si hubiese visto mis más profundos pensamientos.

    - Tienes un don natural que no conoces Donato. - dijo ella

    Mientras tanto un niño había pateado lejos su pelota y había llegado a los pies de ella. El niño se acercó a nosotros y la tomó como ignorando el hecho de que ahí estaba Lure. - ¿Cuánto será? - Dije con una sonrisa y haciendo un gesto de sacar mi cartera.

    Ella se paró en seco y tomó su libro. - Nos vemos mañana Donato. - Y me sopló un beso. Un besó como si fuese un niño a quien consentir.

    Se fue y vi como su caminar elegante la llevaba a las faldas del castillo en lo profundo de ese parque.

    Me dejó atónito. Quizás se sintió ofendida. Pero dijo que nos veríamos mañana. Eso me hizo hacerme mucahs preguntas.

    ¿me había hecho una lectura de cartas gratis? ¿Por qué se hacía llamar Lure? ¿Sería eslava? Su tono de piel y sus ojos eran muy bonitos. ¿había visto dentro de mi? ¿Mi obscuridad, mis pecados, mi deseo por ella y por todas las mujeres atractivas?

    Lo más raro era que me sentí como si hubiesen limpiado mi alma. Me quedé un rato más en la banca viendo a los niños jugar y a los comerciantes pasar. Me compré un helado y después fui a casa.
     
    #1
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  2. silveriddragon

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    II

    Aquella noche llegué a mi departamento donde vivo solo. A veces eso es muy conveniente aunque ya he olvidado la última vez que alguien me dio la bienvenida al hogar. Encendí la televisión y vi las noticias donde hablaban de intentos terroristas por desestabilizar al mundo y se mencionaban dos sospechosos. Un hombre con una máscara de teatro kabuki y una mujer cuya edad no se conocía pero era la mejor hacker de la historia.

    Todo eso me horrorizaba, sentía que eso podía acabar con nuestra forma de vida, nuestras comodidades. Luchar en una guerra mundial contra otros países como lo habían hecho en el pasado. O tal vez volver a una época en la que todos eran maipulados por creencias alteradas. Le tenía aversión al control.

    Quería calmarme un poco así que cené tranquilamente mientras ponía una película de comedia en la televisión. Me rei mucho.

    Hace mucho que no lo hacia.

    Por lo general iba directo a la computadora a conectarme, o mejor dicho a enajenarme con la vista de mujeres hermosas.

    Esta vez no tuve la necesidad de hacerlo. Solo rei. Abiertamente. Me divertí. Y esa noche dormí tranquilamente.

    En mis sueños me vi a mi mismo montando un caballo negro con armadura en un bosque brumoso. Iba sosteniendo una espada con la izquierda y con la derecha una linterna.

    El caballo caminaba lentamente entre los árboles y podía ver apenas aunos metros de nosotros. Luego de un rato vi la figura de una mujer pelirroja. Era Lure.

    - ¿Qué haces aquí Lure?

    Ella me sonrió y sus ojos sonreían también. - Estoy soñando contigo Donato.

    - ¿Qué? No entiendo.

    - Estás en mi sueño. - dijo ella y me señaló adelante - Ven rápido, ya ha comenzado. - y echaba a correr.

    Me sentí llamado a seguirla, así que hice caminar al caballo en esa dirección. Cuando llegamos a un claro del bosque me señaló al centro. - Mira - dijo ella.

    Vi algo muy extraño. Era un dragón de alas blancas atrapado en una red y un hombre con máscara de zorro le picaba la cabeza con una lanza tratando de lastimarlo sin éxito.

    - Donato, tú puedes salvar al dragón. - dijo Lure tomandome del brazo

    - ¿Yo?

    - Si, eres fuerte. Un caballero noble.

    - No, no Lure yo soy... un monstruo. Yo le hecho cosas horribles a ...

    - ¡Donato! No es como empiezas, es como terminas.

    Mire incrédulo a Lure. - No, no sabes que soy despreciable.

    - Eso no importa ahora. Puedes salvarlo. Ve...

    Sus palabras me animaron y corrí hasta el hombre zorro empuñando mi espada. El hombre corrió. El dragón me miró agradecido. Me sorprendí al escucharlo decirme las gracias.

    Lure caminó hasta mi. - Mi caballero de armadura obscura. No crees en ti. Aún. Pero eres más fuerte de lo que crees. Dot lo sabe. Pero tú debes creerlo si quieres que esto se cumpla.

    - ¿Un hombre puede cambiar?

    - Solo si el quiere. Y tú ya lo estás haciendo.

    - ¿Seré perdonado Lure?

    - Quizás no. Pero Dot estará agradecida. ¿Sabes quien es este caballo?

    Miré el caballo bajándome de él y vi que resoplaba fuego, su cabello era negro y sus ojos parecían llamaradas azules.

    - ¿Es una aparición?

    - Es tu destino Donato. - Me miró y nuevamente se despidió de mi con un beso soplado. Se fue.

    Me quedé ahí solo con el caballo que me acercó el hocico como si quisiera que lo acariciara. Lo hice.

    Lloré. En el sueño lloré. Me sentí aliviado. Alguien no me juzgaba. Y alguien se sentía agradecido. Ese dragón llamado Dot.

    En ese momento recordé que se llamaba como la hacker legendaria. Que extraño. Pero podría ser una coincidencia.

    Cuando desperté estaba en el sofá aferrado al control remoto de la televisión. Aún podía sentir la textura del caballo. Era extraño. Un sueño en el que soñaba que Lure estaba soñando conmigo. Me estaba sintiendo muy raro.

    Eso me estaba distrayendo. No me conecté, no me sentí con la necesidad de seguir con esa conducta. Me fui a la cama y dormí. Descansé y al día siguiente me sentí otra persona. Una persona renovada.
     
    #2
  3. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    III

    Salí del trabajo un poco más tarde así que no esperaba verla de nuevo. Aún así salí del trabajo y fui al parque a distraerme. Vi un partido de futbol entre escolares muy reñido. Se tuvoq ue decidir en penales. Al terminar me fui a comprar un helado de vainilla con limón. Mi favorito.

    Busqué una banca libre y me senté debajo de un árbol. Vi pasar estudiantes rumbo a su casa ya que se estaba obscureciendo en esa noche de otoño. El aire se estaba poniendo fresco. Vi pasar a dos muchachas con ropa ligera y por instinto me quedé viendo sus piernas bien torneadas.

    - Donato.

    Era la voz de Lure a mi lado. Me había visto. Sentí vergüenza. Volteé a verla. - Crei que ya no te encontraría.

    Ella vestía de blanco ahora, lo que resaltaba el color de sus ojos. Su libro estaba entre ella y yo. Sus manos blancas estaban sobre sus rodillas y me veía con curiosidad. - Hoy te veo mejor.

    - Me siento mejor si.

    - ¿Dormiste bien?

    - Como no lo hacia en años.

    - Me alegro - dijo casi dejando escapar una sonrisa ligera. Se acomodó el pelo y esta vez noté un olor entre canela y vainilla.

    - ¿Seguimos? - pregunté con ligereza

    - ¿Tienes curiosidad? ¿Quieres seguir con la lectura del tarot?

    - Me has dejado intrigado. ¿sabes? anoche soñé contigo...

    Ella me miró con reproche. - Hey... hey... hey.. no digas cosas como esas o pensaré que me quieres conquistar.

    Reí. Por primera vez esas palabras no tenían esas intenciones. - No, no.. lo digo sin malicia. Anoche tuve un sueño muy raro. Me guiabas a ser valiente.

    - ¿Valiente?

    - Si. a no quedarme con la idea de que no puedo salvar a nadie.

    - ¿y ahora si puedes?

    - Si, me siento, renovado.

    - Donato, eres interesante. - dijo ella pero me tomó por sorpresa que me tomó la barbilla con su mano izquierda y con la derecha me robó el helado que me quedaba, La vi comiéndolo coqueta. ¿Me estaba seduciendo?

    - Abre el libro y dime que ves. - Dijo mientras seguía comiendo el helado.

    Lo abrí y vi nuevamente ilustraciones raras. El nueve de espadas, el nueve de copas y el nueve de oros. Los señalé uno por uno como enajenado.

    Ella volteó con una mirada triste esta vez. - Estás atribulado. Aunque tienes fortuna, no la aprovechas como crees que deberías. Quizás un talento desperdiciado. Y eos te ha metido en problemas.

    Comenzaba a creer que esto del tarot era real. O quizás un ardid muy bien estudiado. Me entristecí un poco. - Lure, yo. Me siento despreciable.

    - ¿por qué Donato? - me preguntó tomandome nuevamente de la barbilla para que la viera a los ojos.

    - Le he hecho daño a muchas mujeres - dije y al momento de decirlo en voz alta me sentí un poco más en paz.

    - No Donato. En esta vida vivimos significados. Tú no le has hecho daño a nadie. Te lo haces a ti mismo.

    - ¿A mi mismo?

    - Si, por eso te sientes despreciable.

    Una lágrima me salió del ojo derecho. - ¿qué me pasa? - dije mientras ella limpió mi lágrima con su mano libre.

    - Te comprendo aunque no te justifico. Estás listo Donato.

    - ¿Listo para qué Lure? - la miré mientras acercaba su rostro muy cerca del mío como si quisiera decirme un secreto. Me sorprendió ver que unos estudiantes reían al pasar.

    - Para el siguiente paso. Tienes que perdonarte Donato. Si no te perdonas, no podrás continuar. Y tu destino es más grande de lo que crees.

    - ¿Cómo lo sabes Lure?

    - Yo no lo sé. El universo lo sabe. Está escrito en las estrellas hasta el fin de los tiempos. Así lo dicen las cartas.Mira. - Y Lure sacó una carta de un montón sin verla y me la mostró. Era un caballero sonteniendo una espada. - Este eres tú, pero antes debes tomar las riendas de tu vida Donato.

    - ¿Por qué Lure?

    - Te veo Donato. Y me ves. Eso es ya de por si un milagro. Un día lo comprenderás.

    Me calmé. Mientras Lure me devolvía el helado. Eso se me hizo muy raro. Ella lo había comido y ahora me lo devolvía. Eso era como un beso indirecto.

    - Tengo que irme. - sonrió. - piénsalo Donato. Algunos reciben el llamado a la grandeza pero pocos responden. ¿qué quieres para tu vida? - y me lanzó un beso soplado esta vez más enérgico y con la mano me acarició la mejilla dejándome pensativo.
     
    #3
  4. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Hombre
    Me gustó la historia de la mujer misteriosa en el parque, la soledad y los vicios.
    Voy por la primera, luego continuaré.

    Saludos
     
    #4
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  5. silveriddragon

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    IV

    Esta vez llegué a casa con muy poco ánimo. Prendí el televisor y no quise cenar. Busqué en mi biblioteca de música videos de música de antaño. De Julio Jaramillo. Eso me acompañó por un rato hasta que me dieron ganas de cantar.

    Canté y canté como sintiendo cada palabra resonar dentro de mi. Repetí algunas, otras las canté en voz más pausada, Luego fui a la cocina por agua que bebí para refrescar la garganta.

    ¿Cuántas veces lo hice? De manera automática, sin detenerme a pensar, a pregutarme el origen.

    Conectarme y hacerles eso.

    Me vinieron a la memoria muchos recuerdos de muchas noches. Me sentí triste y lloré. Por primera vez lloré por que nadie me veía.

    Quise tener a Lure a mi lado para contarle todo, para confesarle todo. Pero no estaba. Así que me imaginé que si. Y hablé en voz alta.

    Confesé cada encuentro. Cada voz que me regresaba un te quiero imaginario mientras yo sobrepasaba el límite una y otra vez. Buscaba cercanía detrás de la protección de una pantalla.

    Esas confesiones fueron una catarsis para mi. Lo fui dejando poco a poco y me fui sintiendo más ligero todavía. Cuando acabó la playlist que estaba escuchando tambipen terminé mis confesiones. Fue raro.

    Comencé a llorar, solo llorar. Quería creer en las palabras de Lure. Y en eso me recosté en la mesa del comedor y me quedé dormido.

    En el sueño esta vez iba sin el caballo. en la mano derecha una lámpara y en la izquierda una especie de bastón muy rudimentario. Nuevamente en el bosque de niebla de noche. Parecía que estaba paseandoo buscando algo. Caminaba y caminaba mientras escuchaba las voces de mujeres que me llamaban. Pero yo no volteaba, seguía por el sendero que era sinuoso y parecía ascender lentamente.

    Luego de un rato llegaba ante lo que parecía un monolito. Ahí estaban escritos nombres muy raros. Ahí al final decía:

    Aquí yace la mujer más honorable que sacrificó su vida por la mujer que amaba. Nosotros tus amigos te recordamos. Mientras el ermitaño cuida de ti.

    Era un ambiente muy lúgubre pero el monolito era blanco y resaltaba mucho en ese espacio como con majestuosidad.

    Detrás de mi apareció Lure. Ella caminó hasta el monolito dejando en su base unas flores moradas. Rezó un rato mientras yo miraba en lo alto del monolito un cuervo que nos veía como orgulloso.

    Lure se levantó y fue hasta mi - Amor...

    - ¿Amor?

    - Ya veo - dijo Lure - estás en mi sueño. Uno en el que esto ya ha sucedido.

    - ¿Qué ha pasado?

    - Dot dio su vida por la mujer que ama. Detuvo una guerra mundial.

    - Entonces si estamos a punto d euna guerra mundial. Los terroristas son reales.

    - Mi querido Donato, ya no son amenaza. Tú y yo los detuvimos.

    - ¿Quiénes? ¿Nosotros?

    Lure me sonrió. - Todavía no crees. - después se acomodó el cabello y me preguntó - Dime, ¿ya te perdonaste?

    - No, no puedo perdonarme cosas... indecibles.

    - Entonces este futuro aún puede no ocurrir. Los terroristas ganan y Dot de todas formas muere solo que para salvar a sus amigos.

    - Sus amigos.

    - Sombrero negro.

    - Un sombrero negro, ¿de quién?

    - No - dijo Lure señalando a lo lejos - viene ahí Sombrero Negro.

    Una figura extraña de cabello cano y muy fuerte se acercó a nosotros como desorientado. Se dirigió a Lure - ¿Dónde estoy?

    - En mi sueño. Estás por salvar a Elize.

    El hombre dijo - Elize, mi muy querida Elize.

    - Estás desmayado - dijo Lure - Ella te está sosteniendo y tu a ella. ¿qué harás Sombrero Negro?

    - No puedo soltarla. O nos vamos los dos o nos salvamos los dos.

    Lure sonrió y se dirigió a mi - Donato, ¿tú harías eos por mi?

    No supe que contestar, no conocía a Lure. - Yo, lo haría quizás.

    Lure se me acercó y me besó en la mejilla - Lo harás. - y eso me despertó.

    Desperté adolorido recostado en la silla. Me dolía todo. Me fui a la cama para tratar de dormir.
    -
     
    #5
  6. silveriddragon

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    V

    Al día siguiente me levanté con pereza. Desayuné con desgano y me fui a trabajar. Llegué a varias juntas donde se habla siempre de lo mismo, Que no se terminará a tiempo, que hay problemas para implementar un sistema, etcetera, etcétera.

    Después del trabajo fui al parque a despejarme y llevé una revista de curiosidades de la naturaleza. La leí un largo rato. Comí un sandwich que compré en un puesto y mi helado de chocochips.

    Estiré mis piernas y ya me iba a casa cuando un niño se me acercó. - Señor, señor. Se le olvida su revista.

    La tomé de sus manos y vi que era el mismo que pateó la pelota la tarde que conocí a Lure. Se me ocurrió preguntarle. - Gracias amigo. Oye, de casualidad, ¿has visto a la muchacha con la que platicaba el otro día?

    El niño me vio extrañado. - ¿Cuál muchacha?

    - Una pelirrija de ojos azules con un libro muy grueso.. Lleva anillos en la mano izquierda de hadas.

    - Hmm , usted siempre viene solo señor.

    - Si vengo solo pero la otra tarde ella estaba platicando conmigo.

    Al niño lo llamó su mamá y no pude seguir la conversación.

    Caminé rumbo a la salida del parque pensativo. Comiendo mi helado. Como buscando en el rostro de cada mujer el de Lure.

    Crucé la calle hacia el autobús cuando la vi. Iba caminando vestida de color lila a pasos rápidos como queriendo alcanzar a alguien.

    La seguí con la mirada y vi que se perdió entre un grupo de turistas que iban a entrar al parque. Entonces me asaltó una duda. ¿Iba rápido a buscarme?

    No, no, seguro que no. Tendría cosas más importantes que hacer. Y siempre me encontraba.

    Estaba divagando sobre ello cuando llegó el autobús y tomé mi celular para pagar con una aplicación de billetera. Cuando escuché su voz detrás de mi - ¡Aquí estás!

    Lure me hice saltar. No esperaba que se me apareciera detrás de mi. - Déjame subir contigo al autobús o perderé tiempo. - dijo algo suplicante con las palmas de las manos unidas.

    - Ok, si pasa. - y pagué su pasaje.

    Después encontramos milagrosamente asientos juntos casi al final.

    Ella se arregló el cabello y su libro lo dejó en mis piernas. Lo abrí instintivamente aunque ya sabía que iba a pasar.

    Pero esta vez vi algo que me hizo sentir miedo. Era una imagen de un hombre sentado en un trono con el rostro cubierto pero con corona. Se veía muy... inquietante esa imagen.

    Lure volteó a ver pero no me interrunpió solo me dejó ver a su vez la imagen.

    Después de un largo rato me interrumpió - El emperador. Es tu enemigo Donato. Algún día lo verás a los ojos. Pero no te preocupes. Todo irá bien. - Y me sonrió mientras se bajaba del autobús sin decir más.
     
    #6

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