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El ermitaño / Arcanus

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por silveriddragon, 2 de Mayo de 2025 a las 10:00 PM. Respuestas: 12 | Visitas: 80

  1. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    El amor es una elección que haces todos los días. ¿Eliges amar o eliges ignorar el mundo? Solo si amas puedes despertar del sueño.

    Palabras de Tsukihime a Silver


    I

    Me sentía miserable, a pesar de estar rodeado de gente. No lograba comprender que me estaba pasando. ¿Por qué no podía detenerme? ¿Acaso era un error? A pesar de sentirme así, seguía repitiendo una y otra vez la misma conducta.

    Acababa de salir de mi trabajo en una oficina gubernamental donde realizo trabajo frente a computadoras. Es algo demasiado técnico y no quiero aburrirlos con ello. Me pagan razonablemente bien. Pero estoy lleno de deudas.

    El dinero. Me ha convertido en alguien codicioso. Quiero gastar más y más. No puedo detenerme.

    Estoy sentado en una banca del parque que está frente al edificio donde trabajo. Un parque muy grande donde puedes ver muchos turistas pasar.

    Cierro los ojos y trato de comprenderme. Quiero detenerme lo juro. Pero no puedo, no puedo.

    Abro los ojos y puedo ver a los niños correr y las madres detrás de ellos. Algunos compañeros de trabajo pasan rumbo a tomar el autobús a casa.

    A lo lejos veo caminar a una mujer pelirroja de rasgos elegantes. Camina con dignidad. Trae un libro muy grueso en una mano y pareciera que se me ha quedado viendo. Cuando llega a cierta distancia de mi me dice: - ¿Está ocupado? - refiriéndose al lugar a mi lado en la banca.

    - No. Adelante. - Y me separo un poco instintivamente. Trataba de no verla directamente ya que me sentía un poco atraído hacia ella y eso era peligroso debido a mis vicios. Cerré los ojos y respiré profundo tratando de no pensar con lascivia. Debía contenerme a pesar de oler su perfume a naranja y canela.

    Pude escuchar como ella se sentó y abrió el libro mientras respiraba también lentamente. Pude adivinar como se movía su cabello mientras se lo acomodaba y se desprendía un olor limpio.

    No pude contenerme y solté un suspiro. - Ah -

    La mujer habló con una sonrisa, aunque no la veía podía escuchar en su tono que sonreía. - ¿Está meditando? ¿Quiere que me vaya?

    Mis instintos me dijeron que no, que no se vaya, y mi sensatez me decía, aléjala antes de que cometas una imprudencia. - No. no se preocupe, solo disfruto del aire de este parque - respondí. Era una respuesta vaga. Quería acercarme a ella. Me mordí el labio inferior. Quise correr esta vez. No quería dejar salir mis deseos.

    - Está bien. Se nota que es una persona serena. ¿sabe? Yo vengo aquí a conocer personas. A veces me siento muy sola.

    Abrí los ojos y volteé a verla. No me equivocaba. A pesar de que no estaba maquillada se veía muy linda. Pero me causó curiosidad su comentario. - ¿Sola? Pensaría que es una persona sociable.

    - Jajajaja... - rió levemente - Todo lo contrario. Me considero tímida. No todos comprenden mis aficiones.

    Nadie comprendería por que hago lo hago - pensé. Luego la miré y sonreí. La sonrisa me salió natural. Ella parecía una persona sensible y amistosa. Como aquellas con las que te abres fácilmente. Y yo necesitaba eso. Ncesitaba contarle a alguien mis problemas por que me estaban consumiendo lentamente. No podía decirselo a mis conocidos, a mi familia, a nadie. Me sentía muy solo por eso.

    - ¿es una afición como tatuarse o algo así? - dije de manera cautelosa.

    - Oh no - dijo ella tapándose la boca con la mano derecha y con la izquierda tomó el libro. Lo abrió y me lo mostró. Tenía unos dibujos muy raros. - Es solo que. Me gusta el tarot.

    - Rayos - dije para mi mismo en silencio. Era una de esas adivinas que te hacen plática y después te quieren sacar dinero por decirte que algo malo te va a pasar. Mi sonrisa desapareció pero entonces ella movió su cabellera roja y eso despidió nuevamente el olor a canela y naranja. Mis bajos instintos me dominaron. Tenía que seducirla. Tenía que besarla. Ya no era dueño de mi mismo. Así que seguí el juego.

    - Suena interesante. ¿qué es esta persona caminando al borde del abismo? - pregunté acercándome de manera táctica hacia ella

    - Es la carta de el loco. Es curioso que te llame la atención. Es el que se arriesga sin pensar. Pero mira como está feliz aunque está en peligro.

    Eso me sacudió un poco y me volvió a mi realidad. Era justo así como me sentía. Yo era ese arcano. El loco. No medía las consecuencias. Solo seguía adelante. Para cambiar un poco el tema señalé otro dibujo donde un hombre solitario camina con una linterna en la noche. - ¿y este dibujo?

    - Es el ermitaño. A pesar de que está solo hay una luz que lo guía. ¿sabes? Al elegir así las cartas es como si te estuviera leyendo las cartas.

    Me detuve. Por que era cierto. El ermitaño. Así también me sentía. Era alguien solitario. Huía de la interacción social aunque eso no me había evitado de caer en mis vicios. Quería probar una mujer, y otra, y otra más.

    - ¿Quieres continuar? - Dijo ella mirándome a los ojos y me tomó la mano izquierda con su derecha por encima como queriendo que la respuesta fuera que si. Pero yo me asusté. No quería que ella viera en mi interior de esa forma. Me sentía un monstruo y esos ojos parecían penetrar hasta dentro de mi alma, muy profundo.

    - Cof, ejem. Quizás en otra ocasión. Yo. - Y sin querer, De forma extraña un último dibujo me llamó la atención. M ele quedé viendo de manera hipnótica y ella se dio cuenta.

    - Son los amantes - dijo ella sonriendo y dando pequeños aplausos. No entendía su felicidad, parecía disfrutar mis reacciones.

    - ¿Los amantes? - dije en un tono entre preocupado y atento

    - Si, los amantes. Un rey y una reina que se encuentran para estar ligados hasta la eternidad. - y ramató estas palabras con un guiño. Ahora estaba convencido. Solo estaba esperando a que la tirada de cartas me costara al menos 100 dólares o algo así.

    - Así que voy a conocer a alguien a quien amaré para siempre... - dije suspirando

    - ¿No te alegra? Eres afortunado. Pocos son los elegidos. Unos oyen y otros jamás lo comprenden. Pero tu lo sabrás llegado el momento.

    Esos ojos azules y la cabellera roja me hipnotizaron nuevamente. Ella lo notó y pude notar que me sostenía la mirada dulcemente. - ¿Cómo te llamas? - Solté finalmente. Ella había conseguido apagar mis deseos obscenos. Inclusive olvidé espiar sus senos y adivinar su tamaño. En cambio me quedé viendo sus rostro que me resultaba enigmático.

    - Coco Christina - dijo lentamente mientras notaba que en su mano izquierda tenía anillos de plata con formas de hadas y mariposas. - Pero tú puedes llamarme Lure.

    - ¿Lure? Ah, mucho gusto. Yo soy ...

    - No... no me lo digas. Trataré de adivinarlo. - Dijo divertida. Sonreí. Por que su vibra era sana. Realmente me sentí como un niño jugando con una compañera de clase.

    - Te llamas Rodrigo -

    Reí.

    - Ok ok. Eres difícil. Noto que eres una persona reservada. Tu aura no está del todo clara. Hmm. Te llamas Roberto.

    Nuevamente reí y estaba dispuesto a decir mi nombre pero me detuvo poniéndome la mano izquierda en el pecho con reproche - Noooo. espera, un último intento.

    Cerró los ojos y puso la mano derecha en el libro mientras decía - Donato -

    Escuchar mi nombre en un suspiro me estremeció de una forma extraña. Sentí desde muy adentro de mi como si alguien dijera mi nombre y tuviera que ser convocado a algo. Abrió los ojos con una mirada un poco seria como si hubiese visto mis más profundos pensamientos.

    - Tienes un don natural que no conoces Donato. - dijo ella

    Mientras tanto un niño había pateado lejos su pelota y había llegado a los pies de ella. El niño se acercó a nosotros y la tomó como ignorando el hecho de que ahí estaba Lure. - ¿Cuánto será? - Dije con una sonrisa y haciendo un gesto de sacar mi cartera.

    Ella se paró en seco y tomó su libro. - Nos vemos mañana Donato. - Y me sopló un beso. Un besó como si fuese un niño a quien consentir.

    Se fue y vi como su caminar elegante la llevaba a las faldas del castillo en lo profundo de ese parque.

    Me dejó atónito. Quizás se sintió ofendida. Pero dijo que nos veríamos mañana. Eso me hizo hacerme mucahs preguntas.

    ¿me había hecho una lectura de cartas gratis? ¿Por qué se hacía llamar Lure? ¿Sería eslava? Su tono de piel y sus ojos eran muy bonitos. ¿había visto dentro de mi? ¿Mi obscuridad, mis pecados, mi deseo por ella y por todas las mujeres atractivas?

    Lo más raro era que me sentí como si hubiesen limpiado mi alma. Me quedé un rato más en la banca viendo a los niños jugar y a los comerciantes pasar. Me compré un helado y después fui a casa.
     
    #1
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  2. silveriddragon

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    II

    Aquella noche llegué a mi departamento donde vivo solo. A veces eso es muy conveniente aunque ya he olvidado la última vez que alguien me dio la bienvenida al hogar. Encendí la televisión y vi las noticias donde hablaban de intentos terroristas por desestabilizar al mundo y se mencionaban dos sospechosos. Un hombre con una máscara de teatro kabuki y una mujer cuya edad no se conocía pero era la mejor hacker de la historia.

    Todo eso me horrorizaba, sentía que eso podía acabar con nuestra forma de vida, nuestras comodidades. Luchar en una guerra mundial contra otros países como lo habían hecho en el pasado. O tal vez volver a una época en la que todos eran maipulados por creencias alteradas. Le tenía aversión al control.

    Quería calmarme un poco así que cené tranquilamente mientras ponía una película de comedia en la televisión. Me rei mucho.

    Hace mucho que no lo hacia.

    Por lo general iba directo a la computadora a conectarme, o mejor dicho a enajenarme con la vista de mujeres hermosas.

    Esta vez no tuve la necesidad de hacerlo. Solo rei. Abiertamente. Me divertí. Y esa noche dormí tranquilamente.

    En mis sueños me vi a mi mismo montando un caballo negro con armadura en un bosque brumoso. Iba sosteniendo una espada con la izquierda y con la derecha una linterna.

    El caballo caminaba lentamente entre los árboles y podía ver apenas aunos metros de nosotros. Luego de un rato vi la figura de una mujer pelirroja. Era Lure.

    - ¿Qué haces aquí Lure?

    Ella me sonrió y sus ojos sonreían también. - Estoy soñando contigo Donato.

    - ¿Qué? No entiendo.

    - Estás en mi sueño. - dijo ella y me señaló adelante - Ven rápido, ya ha comenzado. - y echaba a correr.

    Me sentí llamado a seguirla, así que hice caminar al caballo en esa dirección. Cuando llegamos a un claro del bosque me señaló al centro. - Mira - dijo ella.

    Vi algo muy extraño. Era un dragón de alas blancas atrapado en una red y un hombre con máscara de zorro le picaba la cabeza con una lanza tratando de lastimarlo sin éxito.

    - Donato, tú puedes salvar al dragón. - dijo Lure tomandome del brazo

    - ¿Yo?

    - Si, eres fuerte. Un caballero noble.

    - No, no Lure yo soy... un monstruo. Yo le hecho cosas horribles a ...

    - ¡Donato! No es como empiezas, es como terminas.

    Mire incrédulo a Lure. - No, no sabes que soy despreciable.

    - Eso no importa ahora. Puedes salvarlo. Ve...

    Sus palabras me animaron y corrí hasta el hombre zorro empuñando mi espada. El hombre corrió. El dragón me miró agradecido. Me sorprendí al escucharlo decirme las gracias.

    Lure caminó hasta mi. - Mi caballero de armadura obscura. No crees en ti. Aún. Pero eres más fuerte de lo que crees. Dot lo sabe. Pero tú debes creerlo si quieres que esto se cumpla.

    - ¿Un hombre puede cambiar?

    - Solo si el quiere. Y tú ya lo estás haciendo.

    - ¿Seré perdonado Lure?

    - Quizás no. Pero Dot estará agradecida. ¿Sabes quien es este caballo?

    Miré el caballo bajándome de él y vi que resoplaba fuego, su cabello era negro y sus ojos parecían llamaradas azules.

    - ¿Es una aparición?

    - Es tu destino Donato. - Me miró y nuevamente se despidió de mi con un beso soplado. Se fue.

    Me quedé ahí solo con el caballo que me acercó el hocico como si quisiera que lo acariciara. Lo hice.

    Lloré. En el sueño lloré. Me sentí aliviado. Alguien no me juzgaba. Y alguien se sentía agradecido. Ese dragón llamado Dot.

    En ese momento recordé que se llamaba como la hacker legendaria. Que extraño. Pero podría ser una coincidencia.

    Cuando desperté estaba en el sofá aferrado al control remoto de la televisión. Aún podía sentir la textura del caballo. Era extraño. Un sueño en el que soñaba que Lure estaba soñando conmigo. Me estaba sintiendo muy raro.

    Eso me estaba distrayendo. No me conecté, no me sentí con la necesidad de seguir con esa conducta. Me fui a la cama y dormí. Descansé y al día siguiente me sentí otra persona. Una persona renovada.
     
    #2
  3. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    III

    Salí del trabajo un poco más tarde así que no esperaba verla de nuevo. Aún así salí del trabajo y fui al parque a distraerme. Vi un partido de futbol entre escolares muy reñido. Se tuvoq ue decidir en penales. Al terminar me fui a comprar un helado de vainilla con limón. Mi favorito.

    Busqué una banca libre y me senté debajo de un árbol. Vi pasar estudiantes rumbo a su casa ya que se estaba obscureciendo en esa noche de otoño. El aire se estaba poniendo fresco. Vi pasar a dos muchachas con ropa ligera y por instinto me quedé viendo sus piernas bien torneadas.

    - Donato.

    Era la voz de Lure a mi lado. Me había visto. Sentí vergüenza. Volteé a verla. - Crei que ya no te encontraría.

    Ella vestía de blanco ahora, lo que resaltaba el color de sus ojos. Su libro estaba entre ella y yo. Sus manos blancas estaban sobre sus rodillas y me veía con curiosidad. - Hoy te veo mejor.

    - Me siento mejor si.

    - ¿Dormiste bien?

    - Como no lo hacia en años.

    - Me alegro - dijo casi dejando escapar una sonrisa ligera. Se acomodó el pelo y esta vez noté un olor entre canela y vainilla.

    - ¿Seguimos? - pregunté con ligereza

    - ¿Tienes curiosidad? ¿Quieres seguir con la lectura del tarot?

    - Me has dejado intrigado. ¿sabes? anoche soñé contigo...

    Ella me miró con reproche. - Hey... hey... hey.. no digas cosas como esas o pensaré que me quieres conquistar.

    Reí. Por primera vez esas palabras no tenían esas intenciones. - No, no.. lo digo sin malicia. Anoche tuve un sueño muy raro. Me guiabas a ser valiente.

    - ¿Valiente?

    - Si. a no quedarme con la idea de que no puedo salvar a nadie.

    - ¿y ahora si puedes?

    - Si, me siento, renovado.

    - Donato, eres interesante. - dijo ella pero me tomó por sorpresa que me tomó la barbilla con su mano izquierda y con la derecha me robó el helado que me quedaba, La vi comiéndolo coqueta. ¿Me estaba seduciendo?

    - Abre el libro y dime que ves. - Dijo mientras seguía comiendo el helado.

    Lo abrí y vi nuevamente ilustraciones raras. El nueve de espadas, el nueve de copas y el nueve de oros. Los señalé uno por uno como enajenado.

    Ella volteó con una mirada triste esta vez. - Estás atribulado. Aunque tienes fortuna, no la aprovechas como crees que deberías. Quizás un talento desperdiciado. Y eos te ha metido en problemas.

    Comenzaba a creer que esto del tarot era real. O quizás un ardid muy bien estudiado. Me entristecí un poco. - Lure, yo. Me siento despreciable.

    - ¿por qué Donato? - me preguntó tomandome nuevamente de la barbilla para que la viera a los ojos.

    - Le he hecho daño a muchas mujeres - dije y al momento de decirlo en voz alta me sentí un poco más en paz.

    - No Donato. En esta vida vivimos significados. Tú no le has hecho daño a nadie. Te lo haces a ti mismo.

    - ¿A mi mismo?

    - Si, por eso te sientes despreciable.

    Una lágrima me salió del ojo derecho. - ¿qué me pasa? - dije mientras ella limpió mi lágrima con su mano libre.

    - Te comprendo aunque no te justifico. Estás listo Donato.

    - ¿Listo para qué Lure? - la miré mientras acercaba su rostro muy cerca del mío como si quisiera decirme un secreto. Me sorprendió ver que unos estudiantes reían al pasar.

    - Para el siguiente paso. Tienes que perdonarte Donato. Si no te perdonas, no podrás continuar. Y tu destino es más grande de lo que crees.

    - ¿Cómo lo sabes Lure?

    - Yo no lo sé. El universo lo sabe. Está escrito en las estrellas hasta el fin de los tiempos. Así lo dicen las cartas.Mira. - Y Lure sacó una carta de un montón sin verla y me la mostró. Era un caballero sonteniendo una espada. - Este eres tú, pero antes debes tomar las riendas de tu vida Donato.

    - ¿Por qué Lure?

    - Te veo Donato. Y me ves. Eso es ya de por si un milagro. Un día lo comprenderás.

    Me calmé. Mientras Lure me devolvía el helado. Eso se me hizo muy raro. Ella lo había comido y ahora me lo devolvía. Eso era como un beso indirecto.

    - Tengo que irme. - sonrió. - piénsalo Donato. Algunos reciben el llamado a la grandeza pero pocos responden. ¿qué quieres para tu vida? - y me lanzó un beso soplado esta vez más enérgico y con la mano me acarició la mejilla dejándome pensativo.
     
    #3
  4. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Hombre
    Me gustó la historia de la mujer misteriosa en el parque, la soledad y los vicios.
    Voy por la primera, luego continuaré.

    Saludos
     
    #4
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  5. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    IV

    Esta vez llegué a casa con muy poco ánimo. Prendí el televisor y no quise cenar. Busqué en mi biblioteca de música videos de música de antaño. De Julio Jaramillo. Eso me acompañó por un rato hasta que me dieron ganas de cantar.

    Canté y canté como sintiendo cada palabra resonar dentro de mi. Repetí algunas, otras las canté en voz más pausada, Luego fui a la cocina por agua que bebí para refrescar la garganta.

    ¿Cuántas veces lo hice? De manera automática, sin detenerme a pensar, a pregutarme el origen.

    Conectarme y hacerles eso.

    Me vinieron a la memoria muchos recuerdos de muchas noches. Me sentí triste y lloré. Por primera vez lloré por que nadie me veía.

    Quise tener a Lure a mi lado para contarle todo, para confesarle todo. Pero no estaba. Así que me imaginé que si. Y hablé en voz alta.

    Confesé cada encuentro. Cada voz que me regresaba un te quiero imaginario mientras yo sobrepasaba el límite una y otra vez. Buscaba cercanía detrás de la protección de una pantalla.

    Esas confesiones fueron una catarsis para mi. Lo fui dejando poco a poco y me fui sintiendo más ligero todavía. Cuando acabó la playlist que estaba escuchando tambipen terminé mis confesiones. Fue raro.

    Comencé a llorar, solo llorar. Quería creer en las palabras de Lure. Y en eso me recosté en la mesa del comedor y me quedé dormido.

    En el sueño esta vez iba sin el caballo. en la mano derecha una lámpara y en la izquierda una especie de bastón muy rudimentario. Nuevamente en el bosque de niebla de noche. Parecía que estaba paseandoo buscando algo. Caminaba y caminaba mientras escuchaba las voces de mujeres que me llamaban. Pero yo no volteaba, seguía por el sendero que era sinuoso y parecía ascender lentamente.

    Luego de un rato llegaba ante lo que parecía un monolito. Ahí estaban escritos nombres muy raros. Ahí al final decía:

    Aquí yace la mujer más honorable que sacrificó su vida por la mujer que amaba. Nosotros tus amigos te recordamos. Mientras el ermitaño cuida de ti.

    Era un ambiente muy lúgubre pero el monolito era blanco y resaltaba mucho en ese espacio como con majestuosidad.

    Detrás de mi apareció Lure. Ella caminó hasta el monolito dejando en su base unas flores moradas. Rezó un rato mientras yo miraba en lo alto del monolito un cuervo que nos veía como orgulloso.

    Lure se levantó y fue hasta mi - Amor...

    - ¿Amor?

    - Ya veo - dijo Lure - estás en mi sueño. Uno en el que esto ya ha sucedido.

    - ¿Qué ha pasado?

    - Dot dio su vida por la mujer que ama. Detuvo una guerra mundial.

    - Entonces si estamos a punto d euna guerra mundial. Los terroristas son reales.

    - Mi querido Donato, ya no son amenaza. Tú y yo los detuvimos.

    - ¿Quiénes? ¿Nosotros?

    Lure me sonrió. - Todavía no crees. - después se acomodó el cabello y me preguntó - Dime, ¿ya te perdonaste?

    - No, no puedo perdonarme cosas... indecibles.

    - Entonces este futuro aún puede no ocurrir. Los terroristas ganan y Dot de todas formas muere solo que para salvar a sus amigos.

    - Sus amigos.

    - Sombrero negro.

    - Un sombrero negro, ¿de quién?

    - No - dijo Lure señalando a lo lejos - viene ahí Sombrero Negro.

    Una figura extraña de cabello cano y muy fuerte se acercó a nosotros como desorientado. Se dirigió a Lure - ¿Dónde estoy?

    - En mi sueño. Estás por salvar a Elize.

    El hombre dijo - Elize, mi muy querida Elize.

    - Estás desmayado - dijo Lure - Ella te está sosteniendo y tu a ella. ¿qué harás Sombrero Negro?

    - No puedo soltarla. O nos vamos los dos o nos salvamos los dos.

    Lure sonrió y se dirigió a mi - Donato, ¿tú harías eos por mi?

    No supe que contestar, no conocía a Lure. - Yo, lo haría quizás.

    Lure se me acercó y me besó en la mejilla - Lo harás. - y eso me despertó.

    Desperté adolorido recostado en la silla. Me dolía todo. Me fui a la cama para tratar de dormir.
    -
     
    #5
  6. silveriddragon

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    V

    Al día siguiente me levanté con pereza. Desayuné con desgano y me fui a trabajar. Llegué a varias juntas donde se habla siempre de lo mismo, Que no se terminará a tiempo, que hay problemas para implementar un sistema, etcetera, etcétera.

    Después del trabajo fui al parque a despejarme y llevé una revista de curiosidades de la naturaleza. La leí un largo rato. Comí un sandwich que compré en un puesto y mi helado de chocochips.

    Estiré mis piernas y ya me iba a casa cuando un niño se me acercó. - Señor, señor. Se le olvida su revista.

    La tomé de sus manos y vi que era el mismo que pateó la pelota la tarde que conocí a Lure. Se me ocurrió preguntarle. - Gracias amigo. Oye, de casualidad, ¿has visto a la muchacha con la que platicaba el otro día?

    El niño me vio extrañado. - ¿Cuál muchacha?

    - Una pelirrija de ojos azules con un libro muy grueso.. Lleva anillos en la mano izquierda de hadas.

    - Hmm , usted siempre viene solo señor.

    - Si vengo solo pero la otra tarde ella estaba platicando conmigo.

    Al niño lo llamó su mamá y no pude seguir la conversación.

    Caminé rumbo a la salida del parque pensativo. Comiendo mi helado. Como buscando en el rostro de cada mujer el de Lure.

    Crucé la calle hacia el autobús cuando la vi. Iba caminando vestida de color lila a pasos rápidos como queriendo alcanzar a alguien.

    La seguí con la mirada y vi que se perdió entre un grupo de turistas que iban a entrar al parque. Entonces me asaltó una duda. ¿Iba rápido a buscarme?

    No, no, seguro que no. Tendría cosas más importantes que hacer. Y siempre me encontraba.

    Estaba divagando sobre ello cuando llegó el autobús y tomé mi celular para pagar con una aplicación de billetera. Cuando escuché su voz detrás de mi - ¡Aquí estás!

    Lure me hice saltar. No esperaba que se me apareciera detrás de mi. - Déjame subir contigo al autobús o perderé tiempo. - dijo algo suplicante con las palmas de las manos unidas.

    - Ok, si pasa. - y pagué su pasaje.

    Después encontramos milagrosamente asientos juntos casi al final.

    Ella se arregló el cabello y su libro lo dejó en mis piernas. Lo abrí instintivamente aunque ya sabía que iba a pasar.

    Pero esta vez vi algo que me hizo sentir miedo. Era una imagen de un hombre sentado en un trono con el rostro cubierto pero con corona. Se veía muy... inquietante esa imagen.

    Lure volteó a ver pero no me interrunpió solo me dejó ver a su vez la imagen.

    Después de un largo rato me interrumpió - El emperador. Es tu enemigo Donato. Algún día lo verás a los ojos. Pero no te preocupes. Todo irá bien. - Y me sonrió mientras se bajaba del autobús sin decir más.
     
    #6
  7. silveriddragon

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    VI

    Aquella tarde/noche me sentía muy raro. La imagen inquietante no se me borraba de la mente. Ante todo no me gustaba no verle el rostro, era como si alguien te gobernara desde las sombras.

    Estos pensamientos sumados al estrés en el trabajo me hicieron sentir agotado. Había comenzado los paseos en el parque a petición del psicólogo de la empresa donde trabajo. Últimamente habían ocurrido muchos casos de burnout y enferemedades realcionadas con el estrés así que nuestra compañía había promovido que nos hicieramos chequeos regulares.

    En mi examen físico todo salió bien, pero en el psicológico me recokmendaban tener revisiones periódicas debido a que vivía solo y a que no tenía familiares, tampoco muchos amigos.

    Pero, no me había atrevido a hablar de mis problemas más serios con el terapeuta. Me preocupaba que me llamara loco o que me pusiera una marca en el expediente que afectara mi carrera profesional. Necesitaba el dinero para pagar mis múltiples deudas. Las deudas que contraje debido a mis vicios.

    Estos pensamientos me fueron llevando a una espiral en el que el nerviosismo iba en aumento. No quise prender el televisor. Ver noticias seguramente me haría sentirme peor.

    Así que encendí el celular y fui a una fuente de RSS donde consultaba noticias de mis bandas de rock favoritas. Sin embargo, la configuración general no permitía quitar las encabezados de las noticias populares. Así que vi uno que me llamó la atención. Un ataque terrorista más ahora en una sala de espctáculos con bombas de humo hizo salir a los asistentes y ocasionó desmayos generales.

    Justo ese tipo de noticias me hacian sentir peor.

    Estaba sudando. No hacia calor. Comencé a sentir las palpitaciones propias del sindrome de abstinencia. Habían pasado quizás cuatro días. Cuatro días en los que había conocido a aquella mujer pelirroja.

    Sabía que podía ocurrir a continuación. Mi mente era dominada por mis emociones. Necsitaba conectarme a la red y bsucar contenido relacionado a ...

    ¡No! ¿Qué hago? Voy muy bien. Cuatro días es casi un record para mi. Debía controlarme. ¿Pero cómo?

    Fui al refrigerador y saqué hielo. Me serví agua y estuve tomando un rato para bajar la sensación de calor. Quería calmarme. Luego se me ocurrió que necesitaba dormir. Una forma de cansarme era leer.

    Tomé unos libros de fantasía que solía leer antes. Comencé.

    Funcionó.

    Leí por casi dos horas y me entró sueño. Un sueño reparador. Me quedé dormido en el sofá que sentí muy cómodi en una posición muy rara.

    Nuevamente soñé algo muy extraño.

    Estaba en una especie de lugar vacío, un lugar muy grande con paredes blancas como de mármol y frente a mi vi la imagen de El Emperador. Un hombre alto y fuerte sentado en un trono con el rostro cubierto. La imagen era poderosa, parecía estarme juzgando aunque no veía sus ojos.

    El hombre en el trono habló con una voz profunda - Lo estás consiguiendo. ¿qué se siente romper las cadenas que tú mismo me pusiste?

    Mis nervios me hicieron temblar un poco pero me controlé. - Lure me ha dicho que serás mi enemigo algún día. - Mi respuesta sonó un tanto suplicante. Odié mi voz cuando terminé de decirla.

    El hombre respondió - Solo seré tu enemigo en la medida en la que tú quieras.

    - ¿Eres alguien del futuro o del pasado? ¿Quién eres?

    - Jajajaja. Donato, Siempre estoy en el presente. No puedes huir de mi. Jamás.

    - Dijiste que yo te puse cadenas. ¿me culpas de algo que hice?

    - No, tú te culpas. Y por eso vives en zozobra. Quieres ser libre y por eso has iniciado este ciclo de pecado, culpa y redención.

    - ¿Quién eres?

    - ¿Por qué quieres saberlo?

    - No me gusta ser observado por alguien que no conozco.

    - No me conoces. Pero ya empezaste a conocerme. Al hacerlo verás más allá de tus errores.

    - ¡Muestrate! ¡No soporto esto! - Grité como un niño aterrado buscando consuelo en los brazos de su madre.

    El hombre pareció sonreir. - Te mostraré mi rostro. Eso es lo que quieres, - Dijo y se quitó la corona para quitarse a su vez el velo que cubría su rostro.

    Al principio la sorpresa me asaltó y me cubrí la boca lleno de asombro. Era yo.

    El Emperador dijo unas últimas palabras - Gobiernáte Donato y seré libre para que nuestra vida deje de respirar esta energía tóxica. No somos enemigos. Deja de luchar.

    Desperté con el sonido del despertador de mi celular tocando la canción Seven widows weep.

    Mi mente daba vueltas con la imagen de El Emperador en mi cabeza. Me había dejado tal impresión que no quise desayunar solo en casa y me arreglé rapidamente para salir a la calle.
     
    #7
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  8. Alde

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    No he dejado de leer.
    Pues resulta interesante cada escrito.
    Me gusta este en particular que trata sobre lucha interna y la búsqueda de liberación personal.

    Saludos
     
    #8
  9. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    VII

    Comencé a sospechar que me estaba volviendo loco. No lograba sacarme las imagenes de mi cabeza en todo el día. Andaba distráido y no paraba de mover la pierna en una especie de tic nervioso.

    Necesitaba contarle esto a alguien o iba a enloquecer. Afortunadamente ese día por la tarde tenía cita con el psicólogo. No vería a Lure aunque extrañaría su presencia tan femenina y cálida. Siento que me abraza con sus ojos cuando me mira. Noté que al recordarla mi nerviosismo disminuyó.

    Al terminar algunas reuniones extra que me agendaron a las 5 pude guardar mis instrumentos de trabajo y fui al piso 14 donde estaba la enfermería y los consultorios. Caminé un poco más tranquilo y relajado aunque noté que la recepcionista me veía con extrañeza.

    Cuando me llamaron al consultorio y entré pude ver que mi doctor no era el mismo. Se trataba de un homb re algo mayor con anteojos y bata. Mi doctor anterior era un jovencito recién graduado que siempre llevaba una libreta a todas partes.

    - Pase, pase. Soy el doctor Ramos. El doctor González me pidió que le atendiera en su lugar por... digamos... complicaciones.

    - ¿Complicaciones? ¿El doctor González está bien?

    El doctor Ramos me vio con los anteojos en el puente de su nariz y anotando algo en un formato. - No señor Donato. Las complicaciones son con su caso.

    Eso me hizo sentir desconfianza. - ¿Qué clase de complicaciones?

    El doctor Ramos carraspeó un poco antes de continuar - Verá Donato. Hay compañeros suyos que reportan estar preocupados por su salud en general. Ejem... Lo han visto. Hmm, hablando solo en el parque.

    - ¿Hablar solo? Ahh... Será una broma por parte de López.

    - Aquí dice que lo han visto varios de sus compañeros. También que ha pagado el autóbus por duplicado como si dejara pasar a una persona. Seguido de una charla extraña aunque corta.

    - ¿Qué? Yo no. - Y recordé a Lure.

    Nadie le había dirigido la palabra en mi presencia. Su extraña aparición detrás de mi antes de subir al autobús debió darme una pista.

    El doctor Ramos se sentó y respiró hondo - Por favor Donato. Esto es muy difícil de comunicar para cualquier doctor. Sospechamos que tiene delirios debido al estrés. Suele ocurrir. No se sienta culpable. Con terapia puede dejar de tener alucinaciones.

    El escuchar la palabra alucinaciones me hizo sentir enojo que rayaba en la ira - ¡Yo no estoy loco!

    El doctor Ramos puso ambas manos en alto pero con cierta delicadeza. - No lo juzgamos Donato, al contrario. Queremos ayudarlo. ¿Hay algo que lo estrese en demasía? Algo que no pueda contarle a nadie

    Ahora me sentía acorralado. Querían sacarme a la fuerza una confesión. De mis vicios, de mis deudas. Me puse las manos en las sienes y traté de calmarme. Pero en lugar de eso me vino a la mente Lure. La hermosa Lure. ¿La había creado con mis ideales de belleza? Pero... a mi me gustan las morenas de cuerpo atlético. No las eslavas.

    - ¿Sabe? En el parque creí conocer a una mujer pelirroja con ojos azules. Me leía el destino con el tarot.

    El doctor Ramos bajó las manos y al parecer comenzó a sentir que estaba fuera de peligro - Una mujer. ¿Desde cuando la ve?

    - Cuatro días

    - Hmmfffmm Vaya. Es reciente. Los episodios como este pueden desparecer si se tratan a tiempo. Por favor. Venga a consulta diariamente. Necesitamos iniciar cuanto antes a tratarlo. Lo dejaré ir a descansar para que se recupere de la impresión. Pero alégrese. Hemos hecho un gran avance hoy. Usted quiere curarse.

    - Si - Dije de manera entrecortada.

    - Muy bien, muy bien. Vaya. Nos vemos mañana.

    Salí del consultorio con una hoja verde que me daba incapacidad por una semana. La recepcionista me vio ahora con una sonrisa amplia, más tranquila.

    Caminé pero no quise llegar a casa. En verdad era una impresión muy grande pensar que Lure no era real. La quería ver aunque fuese una vez más.

    Fui al parque de manera automática. Me senté en la banca después de comprar un helado de limón con vainilla. Y pasó algo extraño.

    Me llegó el olor de canela y naranja del cabello de Lure.

    Cerré los ojos y respiré lentamente. Quería quedarme con esa impresión un rato.

    Terminé el helado y vi a los niños con sus madres yendo a casa pues empezaba a anochecer. Escuché la voz de una niña diciendole a otra: - ¿Sabes? En la hora del crepúsculo dicen que los espíritus pueden visitar a los vivos. - y reía.

    Los espíritus. ¡Bah! cerré los ojos y me sentí aliviado al saber que ahora había alguien que me podría ayudar a sanar.

    Entonces escuché la voz de Lure - Si tienes miedo, no podrás verme. -

    No quise abrir los ojos. Sabía que era una alucinación. Así que quise restarle poder. - Me gustaría que fueras real. Como eres una alucinación lo diré en voz alta. Me gustas mucho Lure. Pero eso es por que te hice perfecta en mi imaginación.

    - ¿Te gusto? ¿Sólo dirás eso? ¡Qué poco romántico! - Dijo en un tono de decepción.

    - Sería raro tratar de enamorarte. No eres real.

    - ¿Te gustaría?

    - ¿Qué cosa?

    - Que fuese real. Donato, tú me gustas. Tienes un aura diferente. Eres especial. Lo dicen las cartas.

    - De nuevo con las cartas. Aunque no sé por que te imagino con cartas de tarot. Nunca me han gustado esos temas. - Dije un tanto enojado.

    - Quizás la realidad se escapa más allá de lo que creen los demás Donato. Tu realidad es la que vives.

    Me hizo pensar. Era raro. Si hablaba con Lure, encontraba respuestas. Poco a poco.

    - Tsukihime me necesita.

    - ¿Quién es Tsukihime?

    Abrí los ojos y vi a Lure. Su cabello pelirrojo estaba perfecto y sus ojos azules me veían muy de cerca. Casi podía sentir su aliento sobre mi rostro. Cálido y lleno de un algo. Algo como fresas y arándanos.

    - Estás muy cerca Lure. Si te beso los demás verán que beso el aire.

    Lure rió. - Sería divertido ver que me demuestras tu cariño mientras los demás no saben que te beso a su vez.

    Noté algo en la mirada de Lure. Sus ojos azules tenían un brillo rojo muy extraño.

    - Voy a casa - dije, aunque sabía que no era necesario despedirme de algo que no era real.

    - No puedo seguirte a casa. - Esa frase me hizo reflexionar. Lure lo dijo con cierta tristeza.

    - Sé que quizás no vuelva a verte. Así que quizás es la despedida.

    - ¿Me olvidarás?

    - No. - eso lo dije de manera genuina.

    Lure entonces me extendió una llave. - Cuando estés listo ve a la calle Constitución 112 en el centro. Esta es la llave que te dará respuestas.

    La tomé. El peso de la llave me hizo dudar si era real o no.

    Me di la vuelta pues no quería ver a Lure mientras me marchaba. Quería curarme. Quería ser el de antes. Ser libre.
     
    #9
  10. silveriddragon

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    VIII

    Al día siguiente fui a mi terapia con el doctor Ramos. Le conté todo de lo que hablé con Lure. Le dije de mis sueños y de las cartas del tarot. Pero no pude decirle nada de mis vicios ni de mis deudas. Lo que le había quedado claro era que yo estaba con mucho estrés. Demasiado.

    Cuando llegué a la parte en la que le contaba de mi último encuentro con Lure iba a mencionar lo de la llave, cuando me llevé la mano al pantalón.

    Ahí estaba la llave. ¿Cómo llegó ahí?

    - Esta llave... - dije con incredulidad

    - Si, esa llave. ¿Qué tiene de especial esa llave señor Donato?

    No pude decirle la respuesta al doctor pero se la di para averiguar algo. - ¿qué le parece la llave doctor? No es una llave como de esas casonas antiguas. ¿de qué será?

    El doctor la tomó en sus manos le dio vueltas examinandola. Me la regresó. - Es una llave de un negocio de esas casonas antiguas como las que hay en el centro de la ciudad, las coloniales.

    Su respuesta me dejó helado. El doctor veía la llave. Igual que yo.

    Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Un frío indescriptible. Traté de no demostrarlo y finalicé. - Eso es todo lo que platiqué con Lure.

    - ¿Cómo se siente ahora Donato?

    - Mucho mejor. Si necesitaba desahogarme doctor.

    - Muy bien. Mañana haremos unas dinámicas. Puede marcharse. Voy a registrar su avance y recomendaré a sus superiores que le den una día extra de descanso.

    - Gracias - dije y salí del consultorio.

    La llave en el bolsillo la sentí algo más pesada. Pero, era real. Lure me dio una dirección. Sentí una curiosidad irresistible. ¿Lure era real? Oh por Dios, le había confesado que me gustaba y a ella parecía que no le era indiferente. Y, ¿quién era Tuskihime?

    Salí del edicio para tomar el autobús pero en la dirección opuesta, hacia el centro de la ciudad. Busqué en mi celular el mapa para llegar a la calle de Constitución. Bajé en una estación muy cerca de un edificio moderno propiedad de la legislatura. Caminé quizás por tras cuadras entre casas muy elegantes y anticuadas hasta llegar a una en ruinas.

    Tenía dos puertas. Una muy grande para los coches y otra blanca y sólida que parecía un acceso pequeño a una parte de la casa con un anuncio arriba, ya muy deteriorado. - Consultas esotéricas. La puerta a lo desconocido. - decía en letras adornadas con flores blancas.

    Tomé la llave dubitativo. La metí en la cerradura y recé por que no abriera pero si lo hizo. Giró suavemente. Cuando abrí la puerta la obscuridad no me dejó ver del todo. Así que encendí la lámpara de mi celular.

    Caminé entre cajas pasando algo semejante a una recepción hasta una cortina vieja y llena de polvo. Detrás de la cortina había varias mesas. Unas flores dispuestas en ramos se veían secas pero conservaban colores claros. Lilas, rojas, blancas.

    Caminé curioso hasta una de las mesas. Había anuncios o volantes listos para repartirse y una foto. Era Lure. Sonriendo con una guirnalda de flores azules. Me sentí tentado a llevarmela. Pero la dejé en su sitio. Luego caminé a otra mesa. Ahí lo que vi me hizo abrir los ojos incrédulo.

    Estaba una baraja de tarot y unas cartas dispuestas sobre la mesa como ocurre al leerla. Estaban El loco, Los amantes, El Emperador, el Ermitaño y en otro lado estaban también el nueve de espadas, el nueve de copas y el nueve de oros.

    Era la misma tirada que Lure en mis alucinaciones me había mostrado.

    Garabateado en una hoja estaba la palabra - Para mi amado Donato. - Aquello era tan bizarro e increíble.

    Me alejé de la mesa un poco asustado. Era algo inimaginable. O alguien me jugaba una broma muy pesada o estaba ante algo más grande que yo.

    Alguien tocó la puerta y me hizo saltar.

    Después de recuperame pregunté - ¿Quién?

    Me respondió la voz de una mujer de piel muy clara con los ojos obscuros y cabello negro en un acento británico me habló en español - No existen las coincidencias, solo lo inevitable Donato.

    O estaba volviéndome loco o no sabía que estaba pasando. - ¿Quién eres?

    - Mi nombre es Karol pero puedes llamarme Tsukihime.

    - ¿Tsukihime? Ah ya veo. Lure me dijo que la necesitabas.

    - Has visto a Lure. ¿Qué te pareció mi dulce Donato? ¿Ah? - La mujer entró. Se veía muy elegante vestida también de negro. Pero algoq ue no esperaba es que detrás de ella un hombre con rasgos europeos entró también. El hombre me miró riendo. - Bienvenido al club. Estar enamorado de mujeres misteriosas es muy difícil. Peeeero... tiene sus días buenos.

    El hombre me extendió la mano - Alessandro Costa---

    - Donato... solo Donato.

    Tsukihime me miró de cerca. - Ya veo querido Donato. Ella aún no te besa.

    - ¿Besarme?

    - Si. Si dejas que te bese podrá seguirte a todas partes.

    - Y para qué quiero que me siga. Ella no es real . Y por lo que creo, ustedes tampoco.

    Tsukihime me tomó de la mano y me llevó a la mesa con la tirada de las cartas de Tarot y dijo suavemente con su acento británico. - Lure era una hechicera muy poderosa. Me hizo esto que ves. Me convirtió en una vidente del futuro en sueños. Ella a su vez podía ver. Hemos platicado y me ha dicho que tú nos ayudarás.

    - ¿Ayudarlos a qué?

    - A detener la crisis que viene - dijo Alessandro Costa con un acento triste.

    - Ella te vio venir desde antes de que Dot apareciera en la Tierra. Así de poderosa era su habilidad. Solo es tfu elección. ¿Eliges creer o no creer?

    Eso era demasiado. Yo solo era una persona más lleno de tormentas internas y sueños rotos. ¿qué querían de mi?

    - Tú eres el Ermitaño. - dijo finalmente Tsukihime. - Luego pude ver que en sus ojos un brillo violeta los enturbió. Se tapó los ojos como si le dolieran - ¡No! -Alessandro... - dijo suplicante - ¡Está a punto de pasar!

    Alessandro cargó a Tsukihime y me tomó del brazo para salir afuera. Luego volteó hacia todas partes como buscando algo. Después de unos segundos se escucharon tres detonaciones fuertes.

    El hombre me dijo en un tono autoritario. - Llegó la hora compañero. Elige. ¿crees o no crees? ¿Lure es real o no?

    Estaba aterrado. No sabía que decir pero vi que comenzaba a salir humo de un edificio a nuestra izquierda. Alessandro dejó a Tsukihime desmayada en el suelo y a mi me llevó hasta la puerta del edificio que había salido disparada. Luego se tapó el rostro con una máscara antigases y me dio otra a mi. - Mientras te decides, Ayúdame. Hay gente adentro que estará herida. Rápido.

    Sentí la adrenalina correr por mi cuerpo. No quise pensar. Tomé la máscara y entramos al edificio. Sacamos a todos los que pudimos. Luego escuché otra detonación.

    Alessandro salió con un niño en brazos mientras yo subí más pisos. Al dar la vuelta en las escaleras por terecera vez escuché la última detonación.

    Iba a salir a la calle imaginando que podía ponerme en peligro cuando vi a Lure a mi izquierda.
     
    #10
  11. silveriddragon

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    IX

    Era Lure con su cabellera roja y sus ojos azules vestida de turquesa. Estaba sonriendo. Se me acercó para abrazarme. - Donato. Donato, Donato. Nosotros somos los amantes. - Dijo en un tono anhelante y pude ver que unas lágrimas asomaban en sus ojos.

    - ¿Lure? Necesitas una máscara antigas. Esto es peligroso. - estaba a punto de quitarme la máscara cuando ella me detuvo con todas sus fuerzas. - ¡No! Yo ya no la necesito.

    ¿qué quería decir con eso? ¿no la necesitaba? Pero estaba ahí frente a mi. Y todas esas pesonas se estaban ahogando con los gases de los terroristas. - ¿Por qué no la necesitas?

    - Yo, ya no estoy en este plano Donato. Es un milagro que me veas y yo te vea. ¿Cuántos son afortunados de encontrar al amor de su vida? Pero nosotros nos encontramos más allá de ella.

    Esas palabras me hicieron sentir diferente. La quería. ¿La quería? ¡La quería! Estaba enamorado de un fantasma.

    Lure me tomó de la mano y señaló arriba. - Corre, hay otros dos niños arriba junto al escritorio de la recepción del consultorio 15. Corre...

    Subí las escaleras de dos en dos y el humo comenzaba a ponerse denso. No veía bien. Así que grité llamando a los niños. Diciendo que estaba ahí para rescatarlos. Escuché la voz de Alessandro lejana gritando que regresara. Y la voz de Lure diciendome a donde correr. - Sigue a tu derecha, ¡detente! Camina, gira y toca la pared. Ahí debajo del escritorio.

    Los encontré con el tacto. Estaba cansado pero aún así cargué a los dos hasta el primer piso bajando las escaleras trabajosamente. Ahí mi nuevo amigo me ayudó a cargar a uno de ellos.

    Al salir a la calle me dijo que no me quitara la máscara antigases. Los curiosos se habían acercado y grababan con la cámara de su celular. Otros ayudaban a la gente tirada que habíamos rescatado. Lure y Tsukihime parecían hablar en inglés en una banca donde llegamos Alessandro y yo.

    - Esto fue alucinante - Dije aliviado - ¿quién puede ocasionar este... salvaje acto?

    - Hay gente que le gusta ver al mundo en caos - dijo Alessandro.

    Tsukihime me miró - Decidiste creer.

    - Yo... creo en lo que siento.

    Tuskihime dijo pícara - ¿qué sientes Donato?

    - La quiero. - Dije lentamente viendo a Lure y ella volté a verme con reproche.

    - ¿Eres enamoradizo Donato? - dijo en tono de broma Alessandro - Por que déjame decirte que enamorarte de este tipo de mujeres es toda una aventura.

    - ¡Dejemos que estén solos! - dijo Tsukihime a Alessandro mientras lo golpeaba en el brazo.

    Algunos curiosos seguían grabando con el celular mientras llegaban los cuerpos de rescate. Caminamos en dirección lejana al lugar para que no nos preguntarna nada y me quite la máscara.

    - ¿Quién eres Lure?

    Ella me miró de manera dulce - Coco Christina. - y me mostró la lengua en un gesto divertido.

    - ¿quiénes son los terroristas?

    - Gente mala que quiere ocasionar una guerra mundial. Van tras Dot Hacker.

    - Oh por Dios. Me da miedo preguntar quien es esa tal Dot para ocasionar ataques terroristas.

    - ¿Nos ayudarás?

    - Yo... Coco...Christina---

    - Me gusta cuando me llamas por ese nombre..

    - Yo... solo soy un ... monstruo. Alguien que le ha ocasionado mucho daño a muchas mujeres ¿por qué yo? Yo no soy un héroe.

    - Nosotros Donato. Somos los amantes. Juntos haríamos esto. No funcionamos el uno sin el otro. Contigo la vida es eterna para mi. Y conmigo tú eres más humano.

    - Fuuu... Esa palabras tan misteriosas. A veces me enloqueces con tu mirada y otras con tus palabras.

    - Y tú. Me gusta tu inocencia. Crees que ser bueno o malo es el fin de la persona. Es solo el viaje Donato. Y tú estás destinado a grandes cosas si te decides a tomarlas.

    - Entonces lo haces por que te lo dicen las cartas. Ahhh.. que decepción.

    - No. No es así. Yo te soñé hace muchos años. Estabas montado en un caballo negro y vencías a la serpiente. La tirada la hice cuando ya estaba enamorada de ti.

    - ¿puedes enamorarte de alguien que no conoces?

    - Yo te conocí Donato, antes de que comenzara el sueño. ¿qué decides?

    Me tomé las manos. Dudaba ahora hasta de mi cordura, de mi estabilidad mental, de las profecías, el tarot, de los terroritas, el caos. de la famosa Dot. Solo algo era seguro. La quería. La anhelaba con sentimiento, no con esas emociones que me habían llevado a mis crímenes.

    - Te amo. - Dije y solté una lágrima.

    Lure se hincó y me besó. Lentamente. Sus labios sabían efectivamente a fresas y arándanos. Vi en mi cabeza algo más. Era yo montado en un caballo negro con una espada larga enfrentando a un hombre de blanco con un casco militar. Al abrir los ojos Lure me sonreía. - Y yo te amo.
     
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  12. silveriddragon

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    Epílogo

    Dot me miró a través de la pantalla con gesto soberbio, como el de una diva de televisión. - Que de-cep-ción. Alessandro. ¿dónde buscas a tus ayudantes? ¿en los anuncios dominicales del periódico?

    Alessandro medió con una sonrisa. - No lo elegí Dot. Fue el destino y una tal Lure.

    - ¡Asssshhh! - y torciendo los ojos volteó a verme - Yo, ¡sé lo que has hecho! Todo lo que hay en la red deja rastro Donato. Te estaré vigilando ¿eh? No me fio de gente como tú.

    Finalmente hablé - Ya no soy Donato. De ahora en adelante seré El Ermitaño.
     
    #12
  13. silveriddragon

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