1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación
  1. Juan Manuel Botero Arias

    Juan Manuel Botero Arias Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    21 de Marzo de 2025
    Mensajes:
    37
    Me gusta recibidos:
    60
    Género:
    Hombre
    Eran las seis y media de la mañana. El frío matutino acompañaba el caminar solitario de los estudiantes.

    Muchas de las rutas del transporte público iban repletas de pasajeros, la ruta cinco no era la excepción.

    El conductor paró una cuadra después de la iglesia de piedra, que quedaba a cinco cuadras del centro de la ciudad.

    Un anciano de ojos azules se subiría, sus piernas temblaban como dos alambres sacudidos por el viento.

    Al subirse por las escaleras del bus, pasaría por la máquina de cobro con mucha dificultad, al no poder avanzar con el vigor necesario.

    Este anciano también temblaba, pero con más levedad, en la barbilla, los dedos de las manos y la cabeza.

    Sus ojos cristalinos y redondos embarcaban una inminente preocupación.

    Una mujer joven le cede el puesto, este se sienta, no sin antes persignarse entre ahogados sollozos.

    Su tez blanca se volvía más pálida y su llanto mudo se encerraba entre pequeños lamentos que apenas se escuchaban.
    Luego se cubriría el rostro con sus manos temblorosas y agacharía la cabeza.

    Los lamentos se habían detenido, pero su temblor se haría más fuerte, más que todo en las piernas.

    Un hombre que estaba al lado del anciano, le pregunta visiblemente consternado:

    -Señor, ¿Se siente bien?

    Al escuchar estás palabras, el anciano, sin dejarse de cubrir la cara, pero parando por completo el temblor le diría:

    -Claro que sí joven, sufro de temblores que me alteran bastante, pero solo es por ratos.

    El tono de voz del anciano sonaba consolador, pero no podía quitar de su rostro, su mirada angustiada y expectante.

    El joven, no le presta mucha atención al final y procede a continuar su viaje como si nada.

    Una señora que tenía en su espalda un enorme morral rosado, toca el timbre por la zona comercial cerca del hospital central.

    La mujer, impaciente al no conseguir respuesta, vuelve a tocar el timbre.

    - Señora, ya la dejo en el...

    Antes de que pudiese terminar la oración, el conductor empezaría a tocarse el pecho con fuerza y respiraría acelerado.

    Estaría sufriendo de un paro cardíaco, el cuál lo haría desplomarse en su puesto, hasta perder la conciencia.

    El bus había perdido el control, los pasajeros eran presa del pánico y antes de que alguien pudiese hacer algo, el bus había arrollado a un motociclista y posterior a esto, había colisionado contra dos autos.

    Varias motos y tres carros particulares habían alcanzado a zizaguear y a esquivar el pasar errático del transporte público, que en medio de su descontrol, cambiaba de dirección y hacia cruces prohibidos, acelerando su velocidad de manera abrupta.

    A pesar de los intentos, hubo vehículos que no corrieron con la misma suerte. Un motociclista moriría al caer de espaldas, partiéndose gran parte de la columna vertebral.

    De los dos autos estrellados, murieron dos personas y quedaron dos heridos.
    Y del bus, murió el conductor, y tres pasajeros de quince, y cinco resultarían con heridas de diferente gravedad.

    Las víctimas, padecieron en su mayoría de graves traumatismos cranoencefálicos, y múltiples roturas en la caja torácica.

    El anciano, no había sufrido ningún trauma, ninguna herida. Ningún rastro de haber sufrido el impacto inmediato del accidente.

    Simplemente, se encontró su puesto del bus intacto, junto con su cuerpo inerte a un lado.

    El vehículo del transporte público presentaba grandes daños en la parte delantera. La mitad y la parte trasera del vehículo presentaban daños menores.

    El anciano, se encontraba en el penúltimo puesto del bus, y en esta zona no se habría sufrido mayor percance.

    No obstante, a su cuerpo lo hallaron con las manos en el pecho, el cuerpo acurrucado y una expresión facial de auténtico pavor.

    Sus brillantes ojos azules se encontraban abiertos de par en par, con la pupilas muy dilatadas, pero su boca, nariz y hasta las arrugas del rostro, permanecían inmóviles.

    A aquella mirada aterrada, le bajaría una lágrima en cada ojo, y en su leve transcurrir, se perdían en la mitad de las mejillas.

    A esos viejos ojos espectrales, se le sumaba una palidez facial grisácea y unos labios azulados.

    Su mirada, aún parecía estar llena de expresividad, más que todo, la de un profundo temor palpitante.

    Era casi imposible, ver el rostro del anciano fallecido, sin sentir, la angustia brotando de sus poros en finas gotas de sudor frío.

    Con el tiempo, salió el rumor de que el anciano en cuestión, era un muy solicitado vidente.

    La gente le pagaba buenas sumas de cientos, y millones de pesos colombianos, para que esté les diera sesiones espiritistas dónde les leía el futuro, con espeluznante claridad, mediante la palma de la mano.

    El humilde anciano, veía el futuro con gran claridad desde hace más de diez años, tras haber tenido, la amarga visión de la muerte de su esposa.

    Veía los nuevos amaneceres antes de las puestas del sol, anticipaba ciertos cambios a nivel global, y de la misma forma, veía las tendencias del mundo cambiar.

    Sin embargo, también veía las desdichas, los desastres naturales, las guerras posteriores, y cada una de las tragedias que depara, el inevitable devenir del tiempo.

    Así como esa mañana, donde minutos antes, el anciano había visto que ese era el día de su muerte.

    Se subió al bus, sabiendo que no había mucho por hacer, y resignado, solo podía esperar lo peor.

    Y ahí estaba sentado, dónde sus labios fueron mudos y sus manos fueron impotentes, ante la viva premonición de un destino mortal inevitable.
     
    #1
    A Alde le gusta esto.
  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

    Se incorporó:
    11 de Agosto de 2014
    Mensajes:
    15.927
    Me gusta recibidos:
    13.398
    Género:
    Hombre
    Una conmovedora y trágica historia.
    Me quedé sorprendido cuando curiosamente, el anciano es el único que no sufre heridas, ya que se confirma que estaba destinado a morir ese día, acorde a sus visiones.

    Saludos
     
    #2
    A Juan Manuel Botero Arias le gusta esto.

Comparte esta página