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Amor artificial (parte 1) - Cadenas de acero y venganza I

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 31 de Mayo de 2025 a las 3:17 AM. Respuestas: 2 | Visitas: 71

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Disclaimer: Este un relato fanfic hecho por diversión y sin fines de lucro basado en el universo de la franquicia Terminator creada por James Cameron y Gale Anne Hurd.

    Amor artificial (parte 1) - Cadenas de acero y venganza I

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    El eco de los gritos resonaba a través de los túneles oscuros y húmedos de la base subterránea de la Resistencia, donde el hedor a aceite quemado y humedad se mezclaban en un perfume acre y nauseabundo. Los sonidos se distorsionaban, como si los mismos túneles absorbieran y deformaran cada grito y lamento, convirtiéndolos en un lamento metálico y fantasmal.

    Allí, en lo más profundo de ese abismo, una figura femenina estaba suspendida en el aire, atrapada en una construcción metálica en forma de equis, especialmente diseñada para contener la enorme fuerza de los Terminator. Sus brazos y piernas, extendidos en cruz, parecían los de una mártir profanada, una ofrenda a las máquinas que ahora dominaban el mundo. La luz de las pálidas lámparas iluminaba gélidamente en su rostro inexpresivo: era un rostro hermoso, de líneas suaves y perfectas, una creación pensada para seducir y engañar a los humanos, pero ahora cubierto de cortes y golpes, fruto de un intenso combate y de horas de tortura.

    Sus manos y pies estaban atrapados en inmensos grilletes metálicos dotados de electromagnetismo que la mantenían sujeta e inmóvil, como si fueran garras de acero que se hundieran en su carne clonada. A pesar de su apariencia humana, era evidente que se trataba de una Terminator T-990, una de las más avanzadas creaciones de las máquinas que habían sometido a la humanidad.

    El aire era pesado, cargado de una energía oscura y opresiva, como si los mismos túneles fueran una extensión del negro destino que enfrentaban continuamente los humanos.. El silencio era ensordecedor, roto solo por el zumbido de las lámparas y el crujir de la estructura metálica que aprisionaba a la Terminator. Era como si la propia base subterránea fuera un organismo vivo, un depredador que había devorado a la Resistencia y ahora se alimentaba de sus últimos vestigios.

    En la distancia, se escuchaban los pasos metálicos de los soldados, acercándose lentamente, como si supieran que no había escapatoria posible. La bioandroide,a pesar de su dolor y su desesperación, mantenía la mirada fija, desafiante, como si se negara a rendirse ante los humanos que la había capturado en batalla, usando un inesperado artilugio de pulso electromagnético que la dejó fuera de línea temporalmente Pero aun ahora, en sus ojos, reflejados en la superficie de los grilletes, se veía la determinación y la ira, asi como la certeza de que aunque su fin podria estaba cerca, la supremacía de Skynet no solo podría salvarla, sino vengar su destrucción llegado el caso.

    La unidad T-990 permanecía totalmente desnuda, con los jirones de su uniforme de batalla colgando alrededor suyo; habiendo sido indignamente desgarrado para mostrar su hermoso y perfecto cuerpo.*Su piel biológica mostraba gran cantidad de cortes, moretones y estaba cubierta tanto de sangre, como de escupitajos que las mujeres de la Resistencia le habían lanzado horas antes.

    Su programación estaba diseñada para adaptarse al dolor, para sentirlo como una humana, pero no reflejarlo. Su rostro permanecía impasible, a pesar de que su sistema registraba la intensidad del sufrimiento con precisión; aun así, era consciente de su situación, de la ferocidad de los hombres que la rodeaban.

    La Terminator T-990 era una creación perfecta, diseñada para engañar y seducir a los humanos, lo mas avanzado en biocibernetica, un milagro tecnológico y orgánico;; pero ahora se encontraba reducida a un mero espécimen, expuesta y vulnerada por aquellos a quienes había sido enviada a destruir. La Resistencia había logrado capturar a una de las máquinas más avanzadas de los Terminator. La base subterránea, un refugio para los humanos, ahora parecía una tumba, un lugar donde la tecnología y la crueldad se habían unido para torturar a aquella que debería haber sido su enemiga. Y en medio de todo ello, la T-990 permanecía impasible, como si su única opción fuera aceptar su destino, sin importar cuán doloroso o degradante pudiera ser.

    Una risotada brutal cortó el silencio. Un grupo de soldados humanos, sucios y con los ojos inyectados en rabia y rencor, rodeaban a la Terminator como hienas ante una presa herida. El líder del grupo, un hombre de barba espesa y sonrisa torcida, se acercó a ella con un cuchillo en la mano. La punta afilada del arma se deslizó por uno de sus hermosos y blancos pechos, rodeando el pezón y dejando marcas rojas a su paso.

    Aquello era una carne diseñada para simular humanidad, para engañar a cualquier persona, logrando infiltrase y convivir con hombres y mujeres con absoluto éxito. Pero ahora, en manos de estos hombres, se había convertido en objeto de burla y tortura. La risa de los hombres aumentó en intensidad mientras la contemplaban expuesta, la humillaban con palabras soeces, arrancando trozos de piel, provocando heridas superficiales que no afectaban a su estructura interna, pero que dejaban correr la sangre... y la hacían sentir un inmenso dolor.

    Era como si hubieran perdido toda humanidad, sumidos en una locura enfermiza que los llevaba a deleitarse en la tortura de aquella criatura artificial. Sus rostros reflejaban una malicia retorcida, una sed de venganza que parecía no tener fin. Y la Terminator, a pesar de su fortaleza y su programación avanzada, no podía hacer nada más que soportar aquel tormento, su rostro impasible ocultando el sufrimiento que la consumía por dentro; conteniendo unas inmensas ganas de llorar y gritar.

    El ambiente de la base subterránea se había transformado en un infierno de perversión y sadismo, donde la línea entre lo humano y lo monstruoso se había desdibujado por completo.

    —Mira cómo sangra esta perra de metal, —escupió uno de ellos, clavando el cuchillo en su costado. La Terminator apenas parpadeó, aunque sus sensores registraron el daño, marcándolo con un dolor agudo que reverberaba en su sistema como una alarma constante. Sabía que aquel dolor estaba diseñado para hacerla parecer más humana, para completar su disfraz y para evitar y monitorear daños, pero ahora se sentía como una burla grotesca.

    Los soldados rodeaban a la Terminator, sus rostros desfigurados por la rabia y el odio. Uno de ellos, con una sonrisa retorcida, se acercó y arrancó un pequeño mechón de su cabello, como si fuera un trofeo de guerra. La base subterránea se había transformado en un infierno de perversión y sadismo, donde la línea entre lo humano y lo monstruoso se había desdibujado por completo.

    —¿Puedes sentir esto? —gritó otro, retorciendo el cuchillo en su costado—. ¿Puedes sentir el dolor? ¡Responde, maldita máquina! —

    Ella no emitió ningún sonido. La mujer artificial permaneció en silencio, mirando a sus agresores con sus ojos fríos, inhumanos, mientras la torturaban. Sus sensores registraban cada herida, cada insulto, cada gesto de desprecio, pero su rostro seguía impasible, ocultando el sufrimiento que la consumía por dentro. Era como si su programación le impidiera mostrar el verdadero horror de lo que estaba experimentando, condenándola a soportar en silencio aquella tortura despiadada.

    Dentro de su mente digital, su programación analizaba cada gesto, cada palabra, registrando los rostros de aquellos hombres con una precisión escalofriante. Sabía que debía mantener la calma, que no podía dejar que sus emociones la traicionaran, pero cada corte, cada golpe, era una agonía que se grababa en su memoria.

    Los soldados reían con una crueldad enfermiza, deleitándose en el sufrimiento de la Terminator. Era como si hubieran perdido toda humanidad, sumidos en una locura que los llevaba a torturar sin piedad a aquella criatura artificial. Y en medio de todo ello, la T-990 permanecía, como una ofrenda a la oscuridad que ahora dominaba aquel lugar, una víctima de la crueldad sin límites de aquellos que se creían salvadores.
     
    #1
    Última modificación: 31 de Mayo de 2025 a las 9:42 PM
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  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Me gusta esa escena aterradora en una base subterránea, y la fusión entre lo humano y lo monstruoso.

    Saludos
     
    #2
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  3. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Te agradezco mucho tu comentario. Un abrazo desde la distancia. ;)
     
    #3
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