Cada niño muerto será un misil nuclear

La tragedia que se despliega en Gaza, donde niños inocentes sucumben a la hambruna y la violencia, es un reflejo de la profunda crisis moral que aqueja a la humanidad. Ante la pasividad mundial, cada vida perdida en este conflicto se convierte en un recordatorio ominoso de la responsabilidad colectiva que hemos abandonado.

Cada niño que muere de hambre o es tiroteado en Gaza es un símbolo de la devastación que puede alcanzar a cualquier rincón del mundo si no se toman medidas para detener la espiral de violencia y injusticia. La indiferencia y la inacción frente a estas tragedias no solo perpetúan el sufrimiento en el presente, sino que también plantan las semillas de futuras catástrofes.

La metáfora del misil nuclear que matará a nuestros hijos es una advertencia profética de las consecuencias a largo plazo de nuestra inacción. Cada vida perdida en Gaza es un detonador potencial de una reacción en cadena que podría desencadenar conflictos globales más amplios y destructivos. La interconexión de nuestro mundo significa que la violencia y la injusticia en una región pueden tener repercusiones profundas y duraderas en la estabilidad global.

La pasividad mundial ante estas tragedias es un síntoma de una crisis más profunda de valores y conciencia. La humanidad se encuentra en un punto crítico, donde la elección entre la compasión y la indiferencia determinará el curso de la historia. Si no actuamos para proteger a los más vulnerables y exigir justicia, corremos el riesgo de cosechar las consecuencias de nuestra propia negligencia.

En este sentido, cada niño que muere en Gaza no es solo una víctima de la guerra, sino también un recordatorio de la responsabilidad que tenemos hacia el futuro. La humanidad debe despertar de su letargo y reconocer que la supervivencia y la dignidad de todos los seres humanos están inextricablemente ligadas. Solo a través de la acción colectiva y la defensa de los derechos humanos podemos evitar que la tragedia de Gaza se convierta en un precursor de un desastre global aún mayor.

 

Hay Dios. Hay tantos errores presentes.

Empecemos.

La crisis moral.

Debemos entender que existen dos esquemas morales en conflicto.
Un esquema es harto conocido por compartir su base con los valores occidentales que buscan la paz incluso haciendo la guerra.
En cambio el otro esquema busca la extinción física de "los infieles".
Este incentiva a las madres a procrear guerreros, a los niños a ser odiadores osados e inconcientes, a los jóvenes a ser mártires y a los viejos a ser fanáticos impulsores de dicho esquema.

La espiral de violencia.

La realidad es cruda, pero la historia ha demostrado que toda escalada de violencia concluye con la aceptación de rendición absoluta de un bando.

Sin importar la condición de la facción en desventaja, mientras esta prosiga con acciones armadas no hay derrota oficial, manteniendo la barbarie aunque la relación de fuerzas sea aplastante.

Esa es la verdad, duela a quien duela.

La amenaza.

Como adelanté arriba, aunque un bando esté físicamente derrotado mientras continúe en acciones armadas será imposible implementar auxilios humanitarios a quienes no aceptan la derrota oficial.

Y aquí viene la irresponsabilidad de quienes dicen pedir la paz... mientras incentivan, exaltan y dramatizan desde lejos el conflicto. Logrando que el conflicto se incremente en lugar de resolverse.

Aunque algunos esquemas morales lo juzguen como una acción de conquista, lo correcto es que deben presentarse como negociadores de la rendición y observadores del proceso de auxilio a las víctimas.

Ese era el espíritu inicial de la ONU y sus cascos azules... pero que diferentes secretariados han manipulado a su antojo.

La falsa dicotomía.

Ya se mencionó la existencia de dos esquemas diferentes de valores.

Pero se pretende que esta situación existe y sea juzgada dentro de un solo esquema de valores. Así se atribuye a la cultura occidental la culpa del conflicto y se le encarga la resolución del conflicto.

Esa es la falsa dicotomía de presentar al esquema occidental como defectuoso e irresponsable.

Los agoreros.

El materialismo histórico se enfoca en las luchas.
El humanismo se enfoca en las negociaciones.
Por ende es usual ver tácticas de polarización en conflictos propios, e incluso emplear conflictos ajenos para generar ambientes de lucha.

Son los agoreros, que en lugar de buscar la normalización buscan exacerbar los ambientes.


Saludos cordiales.

 

Perdona, Paco, te iba a comentar el ensayo, pero después de leer (por encima) el comentario de arriba del colega me han entrado unas ganas tremendas de ir al baño ... ¡a vomitar!

 

Un ensayo nítido y contundente, acerca de esta tragedia que nos interpela en lo más profundo. Gracias, SOTOSOTO, por compartir y dar voz.
Gran saludo.

 

Casi ná el comentario. Pedazo de .... Hay que ser.


Me parece, Paco, que además de lo que dices, los judíos están consiguiendo que muchos, muchísimos, justifiquen ahora a Hitler y, por supuesto, que la mayoría del mundo los odie más aún.

Saludos, compañeros.

 

Así estamos, en una inconsciencia global que hace que los seres " supuestamente humanos " estemos verdaderamente en una escala muy por debajo de los animales de 4 patas y con el cerebro menos corrugado que los animales que " vuelan" y el corazón de piedra. Me gustó tu ensayo, compañero Soto, un fuerte abrazo.

 

Gracias.
Una abrazo.
Paco

 

Gracias.
Un abrazo.
Paco

 

Gracias.
Un abrazo.
Paco