Crónicas de un recuerdo

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Entierro las cenizas del ayer en el sepulcro del olvido, y con ellas las huellas de un amor nefasto y maldito, incrustado en las entrañas de este corazón consumido por la peste de una soledad impuesta, que se arrastra por los rincones de esta habitación infestada de recuerdos y caricias moribundas, agonizando junto a la memoria de aquellas sábanas donde tantas veces ocultamos nuestros cuerpos… quizá arrastrados por la lujuria disfrazada de ternura, y no por ese inexplicable sentimiento que recorría nuestras venas sin alcanzar jamás el alma.

Pero, al final, ¿Qué podíamos esperar de estos cuerpos mutilados que en lugar de sanar, buscaban en esta no-vida una felicidad inalcanzable? Criaturas como tú, cobardes, clavando el puñal de la duda en su marchito corazón, rogándole a la noche agonizante que detuviera la masacre de los recuerdos condenados a esta historia agónica, escrita alguna vez con la sangre derramada de un amor inexistente. Un futuro que jamás tocó nuestra puerta… y que, si algún día se atreve a hacerlo, juro no abrir jamás.

 

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