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Una Odisea íntima y personal

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Teo Moran, 22 de Octubre de 2025 a las 5:55 PM. Respuestas: 0 | Visitas: 22

  1. Teo Moran

    Teo Moran Poeta fiel al portal

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    Hombre
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    Vocifera el viento y maldice inmisericorde las almas atrapadas en medio de la tormenta, y la mía, que con denuedo se agita en carne y tiembla, quiere sobrevivir ante las olas afiladas del mar, ante sus abatidas y su profundo oleaje, pero temo no alcanzar destino ni fortuna ante el ímpetu y el vagar sin gobierno de mi vida.
    Aun llevo la bandera de mi patria, el barro de la tierra fértil entre mis dedos, aún conservo en mis ojos el verdor de los pastos, el sabor de sus dulces frutos, y en lo más profundo y arraigado del corazón a mi amada Penélope como la más bella flor, pero ante este mar agitado debo luchar desnudo y sin armas ya que quiere desposeerme de todo lo que soy, dejarme sin ambages ante la muerte lejos de Ítaca, mi patria lejana pero incrustada en el iris de mi mirada.
    Y ante la posibilidad de mi muerte es cuando pienso que ahora solo quiero ser leandro en la parsimonia del sendero, huella polvorienta de sandalia roída que va en busca de batalla, pico gigante donde moran los buitres y aletargados esperan viandas, morada de agricultor con su fuego caliente bajo una recia lluvia, parte de la mesa donde ella come y cuerpo desnudo al costado de su cama.
    ¡Ítaca, tierra de mis ancestros! ¡Penélope, bálsamo de mi alma! No me abandonéis ante la dificultad, no me alejéis del mundo coralino donde las aguas reposan con sus reflejos cristalinos y su sombra es cárcel de mi latido.
    De vez en cuando entre las altas olas se acercan para después alejarse partes y trozos del barco hundido por los golpes del oleaje, troncos de madera, el mástil y la bandera la cual ha perdido su fortuna y esplendor.
    -¿Debería asir el tronco con firmeza y pelear por mi vida ante la tormenta?
    ¿Es posible que ese pedazo de madera donde hallaría consuelo, él también en el fondo no sería más que otra tormenta que inexorable me alejaría de tierra firme?
    ¿Sobrevivir para después perecer ante un destino incierto, donde todo lo que soy, todo lo que un día amé acabe ante el clamor de todas las tormentas?
    Dejo ir a todos los troncos de madera, a la posibilidad de sobrevivir atado a la benevolencia de un destino que no es el mío, dejo tras de mí también a la tormenta que con fiereza sobre la madera también arrecia, me alejo del ruidoso estruendo de un viento compuesto de vidas que quieren sobrevivir en compañía de almas naufragas y sin destino, pero yo, Ulises, en medio de la tormenta, ante la turbulencia del mar yo sé mi destino y donde regresar, tengo la mayor de las voluntades, tengo esperanza, la esperanza de alcanzar tarde o temprano mi tierra, mi hogar entre la velada niebla del amanecer y encontrar consuelo, el amor entre los brazos de mi amada.
    ¡Ay tormenta que me arrastras a un destino incierto! No hay más ayuda ante la vicisitud que el esfuerzo y la confianza en uno mismo. Y si morir fuera la certeza del ahora y no quedara nada más que mi derrota, sé que también regresaría a mi hogar, a los brazos de mi amada Penélope, bien sé que no hay que huir de las batallas y vicisitudes de la vida, solo hay que abrazar la tormenta que se forja en el alma y brazada a brazada, con denuedo y esfuerzo y con la más poderosa de las armas, la fe, alcanzar tierra firme y regresar al hogar.
    La vida es una gran odisea donde hay días soleados y otros, con sus mareas agitadas, son días oscuros de grandes tormentas que nos retan y nos ponen a prueba, cuando nuestro barco sin gobierno y a la intemperie se va hundiendo poco a poco, es entonces, con el amor, con la alegría y la tristeza, con el mayor tesón luchar ante la corriente hasta alcanzar tierra para volver a ahondar nuestras huellas en nuestra Ítaca, mas cuando las olas intenten hundir todo rastro de ti, cuando el cielo oscuro no deje atravesar el brillo de ninguna estrella para que te guie y solo quede en los labios el sabor a sal y en el corazón solo halla razones para vivir, para regresar allí donde la muerte no tiene sentido y donde la vida es lucha, amor y sacrificio.
    ¡Vive, Ulises vive! Allí donde la esperanza de amar y ser amado es parte primordial para iniciar el camino de regreso al hogar.
     
    #1

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