La exigencia de un hombre...

La exigencia de un hombre jamás deberá extender su valor.​

Confundir la exigencia con el valor es más común de lo que parece, y quizá por eso cuesta tanto explicarlo. A veces creemos que exigirnos más es lo mismo que valer más, como si ambos conceptos fueran sinónimos que compiten entre sí. Pero no es así. La exigencia no define quiénes somos, tampoco es una medida de nuestro valor. Exigir puede impulsarnos, claro, pero cuando esa exigencia empieza a sobrepasar nuestra dignidad, deja de tener sentido. Cada persona tiene un valor que no se negocia, que no aumenta ni disminuye por cuánto se esfuerce. Y tal vez ahí está la clave: aprender a avanzar sin olvidarnos de lo que somos, sin permitir que nuestras propias demandas nos resten aquello que ya nos pertenece… nuestro valor.


Crédito de la frase: A quien corresponde.


Te invito a disfrutarlo en el formato de video, solo espero que sea de tu agrado, gracias.





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