Año nuevo

Otro año que se esfuma como el humo.
Uno nuevo que comenzará a cero; con la expectativa alerta y con el corazón abriéndose lentamente.
Sólo días para que se escurra todo lo vivido, para empezar de nuevo, para marcar los errores y felicitar lo aprendido.

Estoy lentamente caminando por una cuerda floja, tambaleándome con el viento.
Y no espero bajar de ella, porque así es como encuentro el equilibrio de la vida. Espero que pase el viento, que pase todo aquello que está a punto de derrumbarme pero sin dejar de caminar; contra viento, contra marea… sin dejar de avanzar, equilibrándome en la cuerda aunque me encuentre con la tempestad.

Escucho una voz, una que se me hace desconocida. Caminos nuevos, sentimientos que se vuelven eternos.
Puertas abiertas, puertas que esperan ser descubiertas. Palabras nuevas, cosas desconocidas que me llevan a avanzar sigilosamente por donde jamás me había atrevido a caminar.

Seres que quedan atrás, ángeles que aún permanecerán.
Tristezas sin sanar, alegrías que intentan llegar.

No sé que es, pero hay algo que no deja de gritar, algo que me trae curiosidad.
Año nuevo, vida nueva; dicen los demás.
Yo digo, año nuevo, otra cuerda.
Porque la vida no se va jamás, aún fuera de este mundo, hay memorias por recordar, hay silencios que no debieron ser, hay momentos perfectos que no se pueden borrar.

Y conozco un tipo que dice que no hay tiempo y ¡cuan cierto es eso!, aprendí que cada momento es único, que no debería haber tiempos muertos bajo ningún cielo.

Y no sé que me traiga, tampoco sé que será.
Solo quiero ir descubriendo, con que me sorprenderá una vez más. Que cosas tendré que aventar y cuales tomar. Por suerte mi ser está intacto como ayer, y antes de ayer, y años atrás. Por suerte mi alma y sinceridad siguen un rumbo puro, del cual no se marchará.

Y el amor… el amor siempre estará.