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Bájale

Discussion in 'Prosa: Generales' started by ivoralgor, Nov 30, 2025 at 10:06 PM. Replies: 2 | Views: 78

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    Hola, mi nombre es Juan N. Sí, como esos nombres de cualquier víctima o victimario que exponen en las noticias. No te rías, que para eso están las anécdotas que tenías cuando eras un niño inocente y todo era nuevo, divertido e hilarante en toda su expresión.

    Por muchos años estuve buscando el éxito, el reconocimiento y la puta riqueza. Sí, la puta riqueza. No te alteres, es la verdad. ¿Acaso no lo haces igual? o ¿lo sigues intentado? Esto no pretende ser un canon de honestidad, ni de superación personal, ni patraña alguna que se le parezca. Tampoco es manual de expiación o redención de pecados. Lo bailado ya nadie te lo quita. ¿Entiendes?

    Somos lo que hacemos, la vida está hecha de decisiones, - con la muerte es igual. No me vengas con tu pose de hombre o mujer perfectos. Vete a la chingada si vienes con esas poses asquerosas y que conste que no los estoy juzgando, simplemente me tocan los huevos, es sólo eso.


    De niño soñaba con ser arquitecto, ese hombre de trajes finos, rodeados de maquetas de complejos habitacionales, casas de lujo y todo ese circo, como lo veía en las películas que se proyectaban en el viejo televisor que teníamos, que mi papá, un alcohólico sin remedio, compró de medio uso en una tienda de empeños.

    Junto con mi hermano, Héctor N, íbamos a fundar una sociedad para lograr esos sueños, - por cierto, mi hermano quería ser ingeniero civil; la mancuerna perfecta, ¿no les parece? Al final, mi hermano si logró ser ingeniero civil, pero yo soy otra cosa muy diferente.


    En la preadolescencia, y en la adolescencia, mi mente estaba como entumida, parecía que las cosas pasaran mi ton, ni son. Era muy tímido y no tuve vínculos afectivos con casi nadie. Estaba dedicado a cumplir mi sueño de ser arquitecto. Ese sueño se fue transformado poco a poco por la falta de recursos financieros, - un toque elegante para decir que estaba jodidamente pobre -; las oportunidades, que, por las pocas relaciones personales de mi papá y mi mamá, eran nulas, las piedras en el camino se hacían más grandes. No podía competir contra escuelas privadas, enseñanza muy diferente de la pública y, sobre todo, con el poder del dinero. ¿Les suena?

    No todos tuvimos el privilegio que crecer en cuna de oro, en la abundancia. Pero eso me sirvió de motor para dar lo mejor que tenía y que muchos de los otros no, el razonamiento y la inteligencia. No por nada, desde la educación secundaria, fui un alumno sobresaliente, inclusive hasta graduarme por promedio de mi carrera profesional. Tenía los reconocimientos, pero no el dinero, ni las relaciones humanas para tener éxito, - o eso pensaban por aquellos días.


    Desde ese entonces, todo lo era la meta para mí. El sacrificio cobraba un precio muy alto. No tener fines de semana de descanso, ni días festivos, ni cumpleaños, ni fechas importantes. Eso sí, las deudas hacen su aparición y no dejaban de crecer. Los costos de la vida subían y el salario no. La proporción de crecimiento, entre los costos y el salario, era muy desigual para los que siempre hemos sido la clase trabajadora, los talacheros, los desechables en los recortes de personal y un sin número de adjetivos más. Puta madre. ¿Hasta eso me vas a prohibir? Expresarme como se me dé la chingada gana, estás bien pendejo ni piensas que no lo voy a hacer.


    No todo fue sacrificio, estuve casado por veintidós años y de ese matrimonio tuve dos hijos, qué disfruté a mis anchas hasta que cada uno cumplió los cuatro años. Tengo la ferviente idea de que los hijos, son tus hijos hasta que tienen uso de razón, ya que en el momento que empiezan a decidir por sí mismo, tiene el derecho de decidir mandarte a la chingada, así, sin más. Los amó con toda el alma. No me vengas con eso, cómo los eduqué, bueno, cada papá y mamá, educan a sus hijos como mejor les parezca, no hay receta, ni librito que te enseñe. Vas aprendiendo a punta de madrazos. A veces, pensamos que darles todo a nuestros hijos es lo mejor que podemos hacer por ellos y en mi caso, no fue así. Es mejor enseñarles a pescar que darles los pescados. Ahora ellos están aprendiendo a pescar solos y como mejor les parece. Ni pedo.


    Estuve en varios trabajos hasta que encontré uno en el que duré casi veinticinco años. ¿Puedes creerlo? Veinticinco putos años de mi vida. Con la experiencia de los otros trabajos creí que iba a crecer como la espuma. Sentí que me pusieron cerca del árbol para cosechar la fruta, pero ni madre. Recogía la que estaba pudriéndose en el suelo. ¿Te acuerdas del éxito y todo eso? Ahí va tu pendejo a conquistar lo inconquistable. Por eso te dije que esto no es de superación personal, carajo. Ni de llantitos y baratijas como esas. Me rajé la madre, es serio, y bien rajada. Ya estaba acostumbrado a los sacrificios y todo eso que te dije de ponerte la camiseta y el dinero se gana con el sudor de la frente. Pero sabes algo, el dinero se gana con la saliva. ¿Pues con qué crees que lames la botas y los huevos de los jefes? Y eso no es lo peor, lo peor es que al lamer te crees superior a los que tienes debajo de ti. Pierdes el piso, la honestidad, la dignidad, hasta el culo si es necesario. Tampoco quiero generalizar. Siempre hay excepciones en toda regla.


    Te digo, me sugirieron relacionarme con los mandos medios y altos. Que hiciera relaciones de trabajo con otras áreas. Una copita por aquí, un jajá por allá, una palmadita por acullá. Al principio, parecía que estaba dando resultado. Más gente empezó a conocerme y a saludarme en esos cocteles que se hacían después de un evento importante en la empresa. Juanito N, ven para aquí; Juanito N, tomate un trago conmigo que vamos a hablar de negocios. Era embriagante, no lo puedo negar. Sí, sientes que pierdes el piso. Me faltaba saliva, macho, mucha saliva. El éxito no llegaba, pero sí las enfermedades, las discusiones con mi exmujer, los reclamos de mis hijos, de mis papás, de mis hermanos. Maldita sea.


    Poco a poco empecé a desilusionarme de mí mismo. Una noche me puse triste y la cabeza empezó a darme vueltas. Iba a cumplir cincuentaicinco años y vino a mi mente la noche en que un director, tomando los tragos, amenazó con despedirme, sólo por el hecho de tener el poder de hacerlo. Bájale de huevos, me repetía, bájale de huevos. Para esos días, estaba pasando unos buenos momentos y si hubiese querido, me hubiera agarrado bien los huevos y le entraba a los putazos. Iba a perder, desde luego, pero iba a estar satisfecho de haberle dado un par de vergazos, liberar la ira y frustración contenidas. El éxito ya no iba a llevar y si llegaba, ya no lo disfrutaría como lo hubiera hecho hace veinte años atrás. Igual recordé, esa misma noche, las historias que contaban de los directores y gerentes que ya estaba jubilados y se estaba muriendo uno a uno de enfermedades crónicas que ni todo el dinero del mundo podía curar. ¿Tanto sacrificio para qué? Si entiendes, ¿verdad?


    Un par de años después de esa noche, me despidieron por los problemas que enfrentaba el país, los altos impuestos, cambio abrupto de leyes, asesinatos, narcotráfico y todo eso que ya debes saber. Qué te puedo decir, me fui a la ruina en un dos por tres. Acabé viviendo de arrimado con mi hija, Joanne N. Su marido es militar. No recuerdo que rango tiene. ¿El arma? ¿Qué arma? Esa. Es de mi yerno. Bueno, aprendí a disparar en uno de esos viajes de cacería que organizaban muy a menudo los altos mandos. Era uno de esos privilegios de ser lame huevos. Para nada, lo que bien se aprende, nunca se olvida.


    Pues eso, no perdí contacto con algunos a los que adulaba y en un desayuno, una mañana de diciembre, una de esas personas me comentó de quién vino la orden de despedirme. ¿Te suena bájale de huevos? Sí, ese mismo y como no tenía nada que perder, pues armé el plan y ya. Recuerdo que se orinó los pantalones y casi llorando me dijo que le bajara de nuevos y claro que se los bajé. Se los bajé de un plomazo al maricón. ¿Por qué lo hice? Sólo por tenía el poder de hacerlo, así, sin más.

     
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  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Staff Member Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Experiencias desde la infancia hasta la edad adulta.
    Una crisis personal tras ser despedido y mucha frustración hacia el poder y la injusticia de su entorno laboral.
    Refleja la lucha de muchas personas que proceden de un entorno humilde y que enfrentan el desafío de ascender en una sociedad que valora el poder y el dinero.
    Realmente muy interesante.

    Saludos
     
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  3. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    Gracias por tus comentarios, los valoro mucho. La sociedad la mueve el poder y el dinero, desafortunadamente.

    Un abrazo.
     
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