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Cuéntame, Ovidio

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por Fredmore, 27 de Enero de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 727

  1. Fredmore

    Fredmore Romano Manfre More

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    Hombre
    Tu poesía Ovidio, vence el tiempo y la distancia
    y nos hace contemporáneos a pesar de los veinte siglos
    que nos separan.
    Además, el amor es un sentimiento romántico,
    aunque sobre este aspecto tú piensas diversamente.

    Es cierto, para mí el amor, más que un sentimiento es un arte, una táctica,
    una estrategia para conquistar el objeto de tu deseo.


    Precisamente, así aparece en tus obras, “Arte de amar”, “Amores” y “Remedios del amor” en las que tú afirmas que el amor es una especie de milicia y que todo amante es un soldado. Pero entonces, como en la guerra, todo es válido para conseguir la victoria.

    Exactamente: la adulación, la simulación, la mentira, el engaño, la traición, el interés, el disimulo, todo sirve para eso.

    Entonces lo que para nosotros son vicios y defectos para ti son virtudes.

    Claro, son armas efectivas para la conquista del amor, hasta la infidelidad.

    Por eso tú hasta aconsejas al hombre ser infiel para reavivar su amor cuando afirmas: “Oh, feliz aquel por el que sufre una muchacha ofendida porque hay un rival”.

    Voy más allá: todas las armas son útiles no sólo para conquistar el amor sino también para deshacerse del mismo pues a veces el amor se transforma el tormento.

    Así lo expresas claramente en “Remedios del amor” cuando dices: “considera con mente fría cómo es la mujer a la que amas y retira tu cuello de un yugo que va a herirlo” (Rem – 89-90). Tanto así que a veces tus consejos rallan con la insensibilidad cuando dices: “no os dejéis conmover con las lágrimas de las mujeres, han enseñado a sus ojos a llorar” (Rem – 6089-90).
    Interesante Ovidio, la visión realista y a veces cruda que tienes del amor. Sin embargo, también tienes expresiones de un sublime y tierno romanticismo como las que se refieren al anillo que le obsequiaste a tu amada: lo envidias y lo invitas a disfrutar el calor, la dulzura y la ternura de la piel que acaricia.

    Eso es cierto, esto también entra en las mil formas de amar (ARS. III -787).

    Será por eso que tus poemas siguen recorriendo los siglos desde la época romana republicana e imperial hasta la actual y la futura.

    Claro, la poesía ha sido la motivación y la razón de mi vida en los buenos y malos momentos. Pero dejemos esta parte para otra conversación. Sólo puedo decir que en los últimos años de mi vida, en el destierro, la poesía no sólo sirvió de desahogo a mi dolor, sino que también me agradeció mi dedicación a ella. Como he expresado en mi obra del destierro, Tristia.

    Esto basta en mi epitafio.
    que mis libros, aunque me hirieron,
    nombre darán a su autor y larga vida.


    Hasta pronto pues tú siempre me acompañas.
    SALVE.


    Referencias bibliográficas:
    Mil formas de amor. Edición Pensínsula. Barcelona, 2002.
    Amores, Arte de amar. Cátedra Letras Universales. Edición de Juan A. Gonzales Iglesias. Madrid, 2000.
     
    #1
    Última modificación: 28 de Enero de 2018

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