Dilución

Vuelvo a verme en el reflejo del sonido y estoy seguro que desea digerirme como a uno de sus silencios.

Intentaré abstraerme y seguiré la incertidumbre de los espacios que conspiran ante mí bajo la ciudad extrasensorial.

Los sentidos los dejaré a un lado, para poder ser yo en esencia.

Me sabré ocultar entre el musgo del rocío.

La noche funcionará como un cuento en dilución constante, dormiré despierto con la trabazón de los días por venir.

La llama será imperfecta, ambigua, dejará crecer la sordidez balaustrada por ese cerco temático, que siempre será por decantación, oscuro e imperceptible.

Esta introyección nauseosa coagulará los sonidos de mis palabras que caerán en picada. Sobrevivirán los sonidos de mi cuerpo a mi propia ley física de impenetrabilidad, tal vez moveré al inconsciente a un estado automático y surgirá el movimiento de los pensamientos hacia un climaterio inexacto.

La transformación será susurrante, casi jubilosa, rodeada por excentricidad y suplicio.

Mi infra evolución sonorizará supraindividual que modificará mis sensaciones.

La mecanicidad momificará mis pantomimas, hasta aquí dominantes de mi cuerpo y la deliberación auditará el exceso de movilidad inmoderada.

Sujeto a la cosificación de mi propia ansiedad, buscaré mis vacíos para encontrarme en ellos.