Distinto tiempo

Desde que está con Blanca, Juan puede sentirse libre para admitir que comenzó a experimentar el tiempo de otro modo.
Los sustantivos abstractos son los que más cuesta definir, su profesor interno lo sabe bien, y le sucede exactamente eso, pero aplicado a su propia realidad.
Se descubre inmerso en un tema que le genera pensamientos elaborados, reflexiones filosóficas, y a menudo charlas posteriores a las cenas con esos amigos fieles que juran que es todo un hallazgo reconocerlo tan verborrágico y profundo, y que lo escuchan aunque casi no puedan dar crédito al cambio significativo en él.
Juan habla, se expresa, se expone, y cuando no se está confesando de manera audible, vuelve a convertirse en escritor.
Narra vivencias sencillas de raíces hondas, poemas de puño y letra en algunas páginas tan claras como la musa que las hace surgir. Líneas en su cuaderno, ágiles, naturales, comprensibles, aparecidas durante sus amaneceres de café o mate con azúcar y cáscaras de naranja, en las que el silencio se entrecorta por culpa de los pocos vehículos que circulan en las calles que todavía no se despiertan.
A través de su propio insomnio de tinta, infiere que el tiempo solamente tiene sentido cuando se eleva hacia a un propósito. Cuando no hay diferencias entre los conceptos de tiempo y plenitud.
Empieza a ver al tiempo como un elixir alquímico que se escurre a través de las copas de los días. Como algo que vale y no solamente pasa.
Y entonces lo posee la necesidad de compartirlo con la única persona que lo honra, para agradecer la posibilidad de estar respirando, para jamás echarlo a perder en causas banales.
Juan no es banal.
Blanca no es banal.
Son parecidos, empáticos, sentimentales, compatibles.
Ella fue y es la agente del cambio notorio, quien hizo tambalear antiguas convicciones y estructuras, que conminó a Juan a detenerse a analizar la calidad de sus horas, la que encendió todas las luces, todos los fuegos.
Esa felicidad secreta cuando le dice con su voz de eco íntimo, que ya está llegando, y la breve espera se tiñe de música amada que todo lo invade para que se active otro reloj… único.

“Ella sabe encontrar en mi nombre

un poco de amor”

Suena en un vinilo que agrega un componente sagrado a la adrenalina.
Porque es distinto el tiempo que comparten.
Tiempo de ambos.
Juan y Blanca son la mejor definición para ese sustantivo tan difícil de explicar.

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Nota: relato romántico de la serie "Blanca y Juan"

 

Es hermoso encontrar relatos de amor. Hallar la conjunción íntima en que una mujer y un hombre se encuentran, para reconocerse, para ser uno y sin embargo diferentes, para alcanzar cotas de perfección que separados no lograrían. Hay belleza en cambiar por amor. Ese amor que nos llega dentro, que nos descubre, nos renombra, nos cambia, pues es amor que construye, que da alas, que hechiza la realidad de cada momento y la toca con su magia, transformándola en antesala del paraíso.
Una gran historia, Cecy, muy interesante, muy bella y muy bien narrada. Mi aplauso sincero y mi admiración.
Un cordial abrazo.

 

Se supone que después de una década leyendo tus prosas todo eso que pasa a nivel emoushon tendría que ser normal para mi, peeero siempre termino en una nube y cuesta bajar. Dear: pienso que hay muchos Juanes en estado previo a Blanca y muy pocas Blanquitas que provoquen cambios tan abruptos. Te lo resumo en que poca gente lo logra y no sé si es cambio o simplemente potenciar lo bueno que había y que estaba dormido o algo así.
Sabés que se me arremolinan las ideas cuando lo que leo me gusta demasiado. Espero más de esta dupla y estaría bueno que escribas uno con el p.o.v. de ella para ver que siente por Juan.
Kiss en tu mano narradora que hace felices a muchos que te queremos y congrats por tu nuevo rol.

 

Amigo, estos días por circunstancias diversas estuve bastante poco predispuesta a escribir, por eso estos cuentos me mantienen viva la llama, que más allá de que sea pequeña y nada comparable a tiempos mejores, es preferible antes que se apague.
Estos dos personajes y su mundo de amor son un recreo de buenas letras para mi, y saber que esos poquitos que quiero y me quieren van a llegar hasta este lugar a leer, me pone contenta.
Contar con vos es uno de los mayores motivos por los cuales sigo con la pluma en actividad.
Me alegra que te haya gustado, concuerdo en que el amor suaviza las diferencias entre hombres y mujeres, no las borra, más bien hace que aprendan a ensamblarlas.
Gracias por estar, por opinar y comentar con tanta gentileza y cariño.
Un gran abrazo.

 

Usted pide y pide Lord H, veremos si un día armo un cuento desde la perspectiva de Blanca. Le agradezco las insistencias porque a veces se necesita el estímulo.
Aunque no son aquellos días, al mismo tiempo sí lo son cuando leo tus comentarios y los buenos recuerdos aparecen.
Es tal cual dijiste, hay amores que llegan y despiertan potenciales, amplían, construyen, sacan lo mejor que tenemos y si eso interesante está latente, se despierta.
No sabés lo feliz que me hace que se capte la esencia que tienen estas pocas palabras, el sentido real.
Infinitas gracias al lector y al amigo maravilloso que nunca soltó mi mano.
Abrazo grande.

 

Me gusta leer tus prosas porque narras de una manera armoniosa que hace ágil y agradable la lectura.
La historia es interesante, da ganas de saber más de ellos
Un placer leerte.
Abrazo.

 

Hice "Mundo agradable", después "Clases de besos" y ahora esta porque tengo amigos insistentes que me animan a escribir prosas. En mi etapa anterior en el portal me lancé a subir otros temas un poco más osados, más de acuerdo a lo que me gusta narrar, traje escritos míos de años anteriores de otros sitios, me pasaron algunas cosas tristes, ya ni siquiera las recuerdo con enojo, sino con cierta nostalgia que en sí dejó de afectarme, y ahora muy esporádicamente traigo algunas líneas largas para poquitas personas que les gusta lo que hago y por eso te agradezco mucho la lectura, de todo corazón.
Prometo volver con Juan y Blanca en tanto me den los ánimos y los tiempos.
Un gran abrazo, que tengas un domingo feliz.

 

Es una bella historia Cecy, el amor hace maravillas, saca a flote características que siempre estuvieron dentro nuestro y que no lo sabíamos. Es que el saberse amado da esa seguridad que nos faltaba, es sentirse completo. Excelente prosa amiga, que siga la inspiración. Un gran abrazo con miles de sonrisas.

 

Me gusta contar lo que hacen Juan y Blanquita. Ellos tienen un amor maduro, tranquilo, como son los amores que se deciden y se van construyendo con el tiempo. Son un ideal, sí, porque la vida está llena de imperfecciones, pero trato de resaltar que sí se puede amar como ellos lo hacen, y aunque a veces los relatos tengan más o menos comedia, son un ejercicio para que no se me duerma la cuentista que me gusta ser desde que tenía siete.
Veré si traigo más de ellos cuando me visite la inspiración. Gracias por ser una lectora de esas que se valoran por el cariño y la comprensión que denotan al comentar.
Gracias con el corazón.
Abrazos y flores de primavera .