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El bar

Discussion in 'Prosa: Melancólicos' started by susoermida, Feb 12, 2013. Replies: 2 | Views: 554

  1. susoermida

    susoermida Poeta recién llegado

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    [FONT=&quot]La casa empieza a oprimirme un poco. Llevo cerca de nueve horas de silencio total. No he puesto música en el equipo ni tampoco ningún sonido foráneo me altera. Solamente me dejo llevar por la cadencia de soledad que la circunstancia me regala. La gata pasa por mi lado como una hembra sedienta de manos. Me molesta su insistencia y al final le chillo -no se lo qué- pero se va.[FONT=&quot] [FONT=&quot] [FONT=&quot]Cumplo con las sacudidas aparentes y me afeito. Dejo pasar el acero de la cuchilla sobre mi rostro en una faena agrícola y acostumbrada que ya conozco, el ímpetu arrastra el vello llevándose los días de los calendarios que nacieron sobre la necesidad constante de sobrevivir. Empapo la apariencia con la necesidad y el deseo de parecer una cenicienta que un día deja su prisión y vuela. Pobre costura que no remienda nada; uña desamparada que ni el roce conoce.[FONT=&quot] [FONT=&quot] [FONT=&quot]En el pueblo voy al bar de Pepe o de Rosa y cumplo con el mandato de la luciérnaga El reloj cumple su insistente y acostumbrada costumbre y da las siete de la tarde; que necesita la noche para sentirse. Es un bar antiguo, donde quien no lo conozca no entra. Todo es pasado. Es pasado como lo secretos que ya no lo son. Sus paredes son altas como caballos levantados, como huesos descarnados pero todo destila un pasado autentico. Rosa es mayor. Rosa tiene la vista la cansada y la muerte haciendo hogueras para calentarla. Sus pies son restos. Sus tobillos son dejadez de la hinchazón, todo su cuerpo es un recuerdo obligado de lo que fue. Me recibe con ojos de madre y mirada de caballo arrodillado. Me escucha con ojos de campana que celebra una fiesta. Su tañer de cariño y afecto lo escucho y me dejo ir en el momento como un alma caída en un océano de afecto. Sus ojos están llenos de harinas de panes pasados y calores de hornos perdidos en el transito de los días. [FONT=&quot] [FONT=&quot] [FONT=&quot]Su marido es Pepe, viejo transitador de caminos. Taxista de los de antes. Sincero en la mirada y determinante en el gesto. Entran sus pies en los zapatos de cualquier vida pasada. Disfruto sus conversaciones como si fueran diálogos de una oficina amable. Regalos a mis oídos que están llenos de mañanas heridas. Converso y conversa, conversa y converso y así como medidas de una alcoba feliz yo recojo sus experiencias. No hay materiales de desamparo, el simplemente me entiende y yo le comprendo.[FONT=&quot] [FONT=&quot] [FONT=&quot]Entre una y otra me tomo dos vinos del Ribeiro, balas de fresco sentir, son dos tiros inmediatos al centro del alma. Dejo bajar el liquido, baqueano, como el sol de un verano extenso madurando frutos y sentires, hierbas y árboles torcidos; haciendo de la nada alimentos como un grito. Insiste y yo cedo. Sirve y yo me bebo un tercer vino. No puedo sustraerme a la magia, a la cebolla que no me hace llorar. Es un calor en medio de este invierno insistente. Esta maternidad de vida que me rechaza.[FONT=&quot] [FONT=&quot] [FONT=&quot]Me despido y paseo las cortas calles de este pueblo que tiene caminos como pieles. Hoy no son normales y la acústica musical rompe el silencio de siempre. Altera la divinidad de lo tranquilo. Como si sobre la tierra cayeran lluvias de espanto y sonido. Como si las orejas fueran embudos interminables recibiendo dolores cortantes y palabras como vidrios rotos. Es fiesta.[FONT=&quot] [FONT=&quot] [FONT=&quot]Veo a la gente pasar. Transitan en medio de amapolas oscuras y espantos de alcohol. Veo pasar parejas, inundados individuos llenos de semen material. También veo pasar otras con la sustancia del querer amontonándose, con el corazón reunido y exento de azufre[FONT=&quot] [FONT=&quot]y entonces se me enlutan los ojos. El alma se cubre de un mareo y la atmósfera se me muere en los labios. Los vidrios de mis ojos se empañan y terribles coronas me hacen rey de un dolor y príncipe de un olvido. Me sacude el alba y me voy a casa. Subo las escaleras interiores y llego al páramo de luz sombría que es mi habitación y allí me acuesto esperando que la nupcial muerte llegue un día al tálamo que ocupo.[FONT=&quot]
     
    #1
  2. marea nueva

    marea nueva Poeta veterano en el portal

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    Sabe a soledad y hastio, un placer leer tu prosa con esas imagenes que provocan el sentir.
    Cual sera el madato de la luciernaga? Andar la noche?
    Abrazos
     
    #2
  3. susoermida

    susoermida Poeta recién llegado

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    Si, así lo quise expresar. La luciernaga también es solitaria. Vivo inmerso en la soledad; a veces molesta, otras la sobrellevo. Pero bueno, fue así como lo quise y así es. Gracias por el comentario y un fuerte abrazo.
     
    #3

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