El durmiente

El espacio es infinito, la estrellas incontables, el vacío inmenso.

Dolor, irresistible, gélido, duro, el aire que inhalas quema, el mínimo movimiento estremece, la luz te ciega, te daña, ¡la odias!, el frío que fue un hermoso amante te abandona y se retira dejando dolor, mucho dolor, los gemidos te acompañan mientras recorres con tus rígidos dedos los 5 milímetros que te separan del panel de control, la luz, ¡presiona la luz!... Un grito, un grito que no se oye te recorre el cuerpo entumecido mientras recibes la descarga eléctrica, después caes en la inconsciencia, de nuevo vuelves al dulce sueño, al fin...

Así es como sucede siempre, es el despertar. Luego, es más sencillo sólo duermes. ¿Cuánto tiempo? Depende, a veces días, semanas o meses. Se conocen casos en que fueron años, pero eso nunca me ha pasado, ¡gracias a los Dioses!. En estos momentos me encuentro dentro de la vaina, aún no he salido, han pasado 3 semanas y 5 días desde el despertar y me encuentro perfectamente, podría salir ahora mismo si quisiera, pero no debo, se está tan a gusto aquí metido, tengo todo lo que preciso para vivir y ya llevo consciente 3 días. He comprobado mis constantes vitales, mi cuerpo ha respondido bien al tratamiento y no presento ningún síntoma de enfermedad o atrofia muscular. Me suministro drogas estimulantes cada 6 horas como marcan las instrucciones médicas, aunque a veces lo hago simplemente por disfrutar de unos minutos de placer. La mente divaga sin parar, veo un montón de imágenes que no comprendo, recuerdos supongo, sólo hace 8 horas que sé cómo me llamo. Soy Int, o eso creo, aún tengo muchas lagunas pero poco a poco voy recuperando la memoria.

He recordado algo más, viajo con mi familia, sí, mi familia. Deben de estar dentro de otras vainas junto a mí, no los veo pero estoy seguro que están cerca. Les echo de menos, no me he dado cuenta hasta que me he acordado de ellos, que ganas tengo de volver a verlos. Debería salir, estoy seguro de que podría hacerlo sin problemas, pero aún no me han dado la orden, debo esperar hasta entonces.

Ya ha pasado otro día, cada vez me siento más fuerte, con más energía, ya casi no me duele moverme dentro de la vaina. Siento como si yo creciera lentamente mientras la vaina va encogiendo, su forma de concha dalami me deja el espacio suficiente para mover los dedos y flexionar ligeramente brazos y piernas nada más. Mi mente también mejora, aunque cada vez que recupero más y más recuerdos siento crecer una extraña inquietud. Por algún motivo mi mente relaciona la vaina con un agiashi, ataúd en la antigua lengua y eso me provoca una desazón que va a más. Creo que me estoy volviendo paranoico.

Soy Int, eso ya lo sabía, también sabía que viajo con mi familia, ahora sé dónde. Estamos en la Sirius X12, nave colonizadora del sistema Erati con capacidad para 753 almas, modelo Uro 356 comercio y transporte, tenemos como destino el sistema Xetin situado a 10.000 años luz de nuestro sol. Somos colonos, los primeros que viajamos a ese sistema tras perder la comunicación con los que nos precedieron, vamos a su encuentro, a descubrir el motivo de su largo silencio. El que esté despierto indica que hemos llegado o estamos muy próximos a nuestro destino. El viaje ha debido ser largo pero desconozco cuánto ha durado, sólo sé el tiempo que ha pasado desde el despertar, exactamente 4 semanas, 3 días, 13 horas, 41 minutos y 35 segundos. ¡Loados los Dioses el viaje está a punto de terminar!.

Han pasado 2 días, me encuentro bien, pero algo anda mal, muy mal, cada vez me siento más intranquilo, cuando duermo sufro extrañas pesadillas y al despertar tengo miedo, mucho miedo. Me siento prisionero, atrapado en esta diminuta vaina, me asfixio, me falta aire y ansío salir, pero... ¿adónde?. Esta pregunta empieza a obsesionarme, ¿dónde estoy?. Empiezo a creer que me he vuelto loco, a veces acerco mi dedo al panel de control y rozo el botón de apertura de la vaina, no lo presiono aunque lo deseo con todas mis fuerzas. Algo me retiene, un terror instintivo, un horror primigenio que me avisa que la muerte me aguarda al otro lado, que la vaina es mi escudo ante lo que hay más allá. Esta tensión ha provocado que mi consumo de drogas se haya multiplicado y ahora a penas permanezco consciente unas horas al día, pero a pesar de ello el horror crece con cada día que pasa.

Lo he recordado, todo, todo y el terror más absoluto me consume, no sé como aún no me he vuelto loco, pero quizá ya lo esté, ja, ja, ja, ja, ja..... Hay una solución, sí, rápida y sencilla y sin dolor, debo acabar con esto, debo hacerlo.... ¡Maldición, por los Dioses innombrables!, la maldita vaina no me deja, no me deja, está programada para mantenerme con vida a cualquier precio, soy su prisionero, soy su prisionero, ¡no, no, noooooooo....!. Espera, espera, hay otra solución, sí, otra, la más sencilla, ja, ja, ja, ja, ja.... que tonto, abriré la vaina, la abriré y moriré, sí, sí, moriré, ¡por fin...!.


Ja, ja, ja, ja, ja..... ¡está cerrada! ¡está cerrada! ¡Noooooo, no, no puede ser, debe abrirse, debe hacerlo, ábrete maldita, ábreteeee....., te lo ordeno! ¡Noooo...!.

... sólo hay una esperanza, una salida, ahora lo comprendo, ahora lo veo, soy el durmiente, soy el durmiente.....

Los segundos pasan interminables, seguidos por los minutos, son incontables las horas e innumerables los días, las semanas se escapan y los meses han sido olvidados, los años ya no importan pues el tiempo no existe en el espacio.



--- El espacio es infinito, la estrellas incontables, el vacío inmenso. ---


Dolor, irresistible, gélido, duro, el aire que inhalas quema, el mínimo movimiento estremece, la luz te ciega, te daña, ¡la odias!, el frío que fue un hermoso amante te abandona y se retira dejando dolor, mucho dolor............

 

interesante... Ese yo inservible... Grata lectura.