El Párroco

Ese ramaje henchido de bellotas metafísicas cruje al menor soplo sagrado del viento aureleado con la plateada fragancia del sumo <<miserere>>.Es entonces cuando se abren de par en par los vetustos cielos, y una voz ominosa acompañada con el candil de la luz cegadora despierta de las tumbas a los espíritus hipnotizados con la radiación nocturna que hace brotar de la tierra esqueletos que bailan al son de las fúnebres campanas de una iglesia remota.Entonces,un párroco barbudo y obeso despierta de su harapienta cama y,encendiendo una difunta vela negra,se levanta para recoger un obsceno libro de misales cuyo contenido hace el cortejo sálmico al dios de las tinieblas.Sale a las afueras heladas de la noche y comienza a correr como un condenado hacia el camposanto.Posa su pálida mano sobre la verja chirriante y observa para su horror su alma crucificada en un mausoleo de negro ébano,mientras miles de cadáveres mugrientos le escupen con una saliva ácida que corroe su esencia más pura.No pudiendo contemplar por más tiempo semejante espectáculo,suelta un ahogado grito de terror que conmueve los cimientos del cementerio;abriéndose este en una cascada aberrante que se traga hasta al mismísimo cura de caras y pecaminosas manchas en su atuendo de hipócrita seguidor del bendito Jesucristo.A lo lejos,una llama ruge de alegría por la muerte del pedante religioso.