El tren

Entre ponte bien y estate quieto cuánto nos cuesta aceptarnos...
...y mientras, el tren no para y va llegando a su destino.


​

 

Siempre hay una estación de nuestras vidas que nos marca, que nos hace despertar, romper mandatos y ataduras. Dejar de ser rebaño obediente para ser aquello que queremos y sentimos, y que nadie puede detener.
Entonces cambiamos de vía y aprendemos a disfrutar del viaje.
Me gusta mucho leer estrenos tuyos, amigo. De verdad me encanta que los compañeros que respeto y aprecio tengan activa la pluma y nos compartan buenos momentos a través de las palabras.
Un abrazo.

 

Pues sí, en alguna estación podemos cambiar de vía, e incluso de medio de transporte, para seguir viajando más gratamente hasta nuestro último e inevitable destino. Pero si no nos aceptemos, iremos hasta el final en el mismo vagón.
Como muy bien dices en algunos de tus poemas, Cecy, solamente depende de nosotros viajar de una manera u otra.
Muchas gracias por tu constante motivación, estimada amiga.
Un abrazo.
Javier

 

Toda la vida se nos va aprendiendo, los errores que cometemos no son fracasos si sacamos una enseñanza de ellos, y así vamos avanzando en el camino, a base de trompiscones, pero lo importante es seguir nuestro camino y de vez en cuando volver la vista hacia atrás y ver nuestra estela, y notar que hemos cambiado y que somos mejores y solo así nos iremos conociendo en cada tramo o etapa de la vida porque ésta es continúo cambio y nosotros también cambiamos a su par...Muy interesante tu proverbio amigo Javier, reflexionar a la luz de estas bellas letras ha sido un auténtico placer. Besos para ti con cariño y admiración....muáááacksssssss

 

Me gusta mucho tu reflexión y estoy de acuerdo con ella, Isabel, muchísimas gracias.
Puse en plural, "cuánto nos cuesta" porque supongo que no me pasa a mi solo el estar cuestionándome continuamente por tonterías que no tiene sentido hacerlo, sobre todo a cierta edad. A este paso voy a llegar a la última estación igual o parecido a cuando monté en el tren.... no hay manera de madurar.
Besos también para ti con la misma admiración y cariño.
Javier

 

Aunque no lo creamos sí vamos madurando amigo Javier, ojalá vivamos muchísimo tiempo hasta que lo aprendamos todo, o sea, que vivamos eternamente jejeje....muáááckssssss

 

No te creas, Isabel, en casos como el mío igual se queda corta la eternidad para que aprenda todo...... jajajaja
Un fuerte abrazo.
Javier

 

ser con todas sus gamas, ya es épico.
me gusto.
saludos.

 

Por lo que entiendo de tu comentario, tener tantas incertidumbres no está tan mal.....¿o es al contrario?
Gracias, Sasha, un abrazo-
Javier

 

La verdad es que no sé muy bien si nosotros llegamos al destino o es el destino el que llega a nosotros... estamos prevenidos.
Me encantó el micro; ¿será porque siempre me atrajeron los trenes, las vías y los viajes?
Eso sí, intento acomodarme en el mínimo espacio que pueda... no más para no molestar y seguir el viaje con los traqueteos propios o del tren.
Un placer leerte, Javier.

 

¡Qué bueno!..... interesante comentario, yo tampoco tengo claro si es el destino el que llega hasta nosotros, habrá que estar ojo avizor.
Te diré que yo he intentado siempre viajar exactamente como tú, y muchas veces a la pregunta...¿qué quieres en la vida? he contestado.... pasar desapercibido.
Un enorme placer tu presencia en este espacio, Alonso, muchas gracias.
Javier.

 

Hola Javier: Que gran verdad encierra tan sencilla observación. Un placer leerte. Amadeo.

 

Estoy de acuerdo contigo, lubyabsenta, pienso que llegamos, sin saber cómo, a un lugar con muchos dictados, demasiados, así es muy difícil conocernos durante el trayecto.
Bueno, habrá que seguir viajando.
Muy grata tu presencia, gracias.... y un abrazo.
Javier

 

Es que muchas veces vamos como vaca sin cencerro, y sin darte cuenta, has pasado de becerro a vaca de matadero.
No lo he hecho adrede, te lo juro, pero todo rima con Amadeo..... jajajaja
Discúlpame esta licencia, no lo he podido resistir.
Gracias y un abrazo.
Javier

 

Que nos cueste aceptarnos también puede significar que aún mantenemos la capacidad de autocrítica, y eso en principio no debería ser tan malo; aunque a lo mejor a ciertas alturas sea más gratificante no pensarlo demasiado, aceptarnos como casos perdidos y disfrutar en lo posible de lo que quede de viaje . Buen aforismo, Javier. Un abrazo amigo.

 

Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario, Luis, y yo hace tiempo que me considero un caso perdido.
Lo malo, que al Pepito Grillo que me ha tocado en suerte no hay manera de callarlo, ¡qué pelmazo!
Gracias por darte una vuelta hasta aquí, admirado amigo.... un abrazo.
Javier