Esténtor

Avanzo intermitente con urgencia penetrante y somnífera, con articulaciones imprevistas que entumecen el dolor.
Dejo caer mi paz, por unos segundos violentos,
La muerte gelatinosa de mi cuerpo abrumado, turbado, se desliza peloteándose, dejando partezuelas de mi ánima corpórea, esparcida por las calles… De vuelta al dolor, polarizando matutinidad, arraigada mas que nunca a un encuentro con la similitud de una motricidad lúgubre atestada de colgajos cayendo de mi putrefacción; osadía en mi andar cartilaginoso, como montado sobre cadáveres eternos, riendo en silencio lastimoso, frente al reflejo del abismo, dosificando la lenificación extrema, resistiendo una baga llovizna que cae, como en latigazos, sobre mi espalda sangrada. Ambigua noche que tal vez sea hora representar figuras sin sentido, quiralidad de vida superponible, desprovistas de movimientos tan inciertos se aglomeren en el enlentecimiento de los hechos.
La impropiedad de las leyes, que proponen un letargo aprisionado en las tinieblas, asimila que galopeará sin orillar.
Poseeré la divinidad del esténtor, espantando la inanidad de su maldad, seré capaz de calmar la angustia de la muerte inaudita, con la voracidad del método reverberante del viscoso mutismo.