Fantasías inorgánicas

El viento agita mi mente mientras camino en silencio. No puedo dejar de pensar en el constante vacío que me ha perseguido durante toda esta vida. Pienso que en tanto siga lloviendo y el agua golpee con fuerza mi rostro, sentiré la presencia de mi variada colección de caras gesticulando con premura la ausencia del sonido. El frio del dolor intentará comunicarse desplazándose sigilosamente con las articulaciones dementes de mis sombras. Alojadas tal vez en el orgásmico universo de mis fantasías inorgánicas. La noche recomienda sin embargo, resguardarse del inconsciente dentro de las calles distópicas secuenciadas por la inmediatez de los suburbios involuntarios de mi mente, que irán construyendo trozos de imaginación, con la intensión de representar una ventana atroz que refleje micro flashes espontáneos de realidad.