Hacia adentro

Detenido en este innatismo continuado, me he redescubierto hace tan poco.
Albergando frecuencias inanimadas. Imperceptiblemente desbordado en surrealismo, vuelco la mirada hacia dentro y rescato un simulador de orientaciones dilatadas, redireccionado bajo vertebraciones y vértigos expuestos.
Puedo soportarlo.
Estremecido descubro un inesperado embolo transportador de velocidad cinética, capaz de potenciar mi mente, en numerosidad imaginaria, que acompañara el trayecto hasta la corteza cerebral.
Puedo soportarlo.
Allí abrirá su caparazón y orientará sustancialmente el placer del vahído.
Desde este lugar postearé bosquejos en movimiento, los sentidos harán lo propio con tales imágenes.
Solo necesito entender de mi pretérito hallazgo, para saber aun más de lo que estoy hablando, repreguntarme, solidarizarme con las sombra del viento, que va trayendo los aromas tétricos del pasado.
Desatar mi cólera cognitiva, desvariando ansiedades magras. Analizando las pequeñas señales que presenta mi cuerpo, aquella vieja estría de dolor aquí en mi pecho que no cesa, que me angustia gratamente y que no se cual es.
Ese inusitado estigma que todos llevamos a cuestas y que no aprendemos a disfrutar.
Solo deberíamos mirar hacia adentro.