Hombre Burlesco

No te rías más del prójimo, hombre burlesco.
No sabes realmente lo que posee su interior.
Entre el egoísmo y egolatría solo te disminuyes.
¿Qué carajo se cree?, comentan los demás.
“Solo me necesito a mí”, responde confiadamente.
Pobre hombre burlesco, no sabes lo que produces.
Te observan y analizan desde muchos ángulos sin encontrar explicación.
¿Te habrán mandado a hacer?,
¿Tienes algo que entregar o simplemente avergonzar al de al lado?
Sueles aprovecharte de aquel que sospechas que no tendrá argumentos para combatirte.
Pobre hombre burlesco, no entiendes los parámetros de la amistad y la broma.
Explotas tu creatividad utilizándola en contra del débil, floreciendo risas en los demás que fortalecen tu arriesgada postura.
Es la manera más sencilla de reírte naturalmente.
Pobre hombre burlesco, no te mereces estas palabras.
En cada esquina se comenta de ti, pero no eres el único culpable.
Los que te celebran son cómplices y por lo mismo responsables.
Le aseguras a tu alma estar bien depositando confianza.
¿Acaso Dios se reirá? ¿Tienes como saberlo?, responde hombre burlesco.
¿Cuándo te detendrás?, ¿cuándo terminará tu travesía individual?
Hombre burlesco, te ríes hasta del concepto molestar y como no procesas el daño que provocas, no te detendrás.
Para tu pesar hombre burlesco, no hay culpa que no pese.
Cuando estés desprevenido te caerá lo que más temes.​