LA ACEPTACIÓN

Nada sobreviene de súbito. Hijos de deidades levantamos muros por fronteras, excepciones por orgullo, sangre por ideas,..., ávidos antes que gozosos, tantas veces desalmados,... Y uno se va entramando en lecturas, personas, sonidos, memoria, mientras el tiempo le vela la mirada y le aparta del futuro, del asombro, de la utopía... ¿Qúe sino este pasaje como el paso atrás necesario para que una nueva percepción del universo fuera asentándose al igual que un cuerpo desnudo para sepultarse?
Quedan, sí, aplicados perseverando en esta civilización posmoderna desanclada, cuantos bajo la cólera de su mismo linaje, desalentados, excluidos, ..., y muchos morando, ya, vidas distintas y fraternizando con nuevos habitantes, centinelas esperando que la tierra reciba otra sementera de humana convivencia...
Si nuestra cultura aceptase que los rasgos del futuro son los de su historia, entonces su renovación sería tan natural como la vejez; supongo que el pasaje no será, sin embargo, enamorado...

eduardocarpio
9 de febrero de 2015

 

Buenas letras nos dejas Eduardo para disfrutar de tu inspiración
que aquí nos dejas y disfrutar de una profunda lectura que da a
reflexionar al lector de principio a fin. Ha sido un placer pasar
a leerte. Un abrazo. Tere

 

Nube
Procurar´e insistir en estos relatos que por cortos me invitan a un esfuerzo gatificante, aunque extenu´´ua por su extrema condensación. Esperemos el momento. Gracias por la lectura. Un abrazo. eduardocarpio

 

Yo entiendo la aceptación como un fluir con la vida, no exactamente como una resignación, más bien es vaciarse de a pocos cuando ya uno se ha rebosado. No sé si va por ahí el micro pero es lo que me ha llegado.

Saludos,

Palmira