La declaración.

Aunque no hablaba bien el idioma, se entendió perfectamente cada palabra que él pronunció:

¿Qué es la esclavitud?, ustedes no lo saben; No está arraigado en su piel, en sus cuerpos o en su historia. Decir “esclavos”, es una palabra casi de ficción aquí.No entienden la profundidad y la herida que puede causar esa palabra o un gesto que se asemeje a eso siquiera. No…no señor, no sentimos igual, lo percibimos distinto, aunque se cuenten miles de historias de eso y hayan pasado cientos de años, ustedes no saben,…

Al venir aquí puse mis sueños y mi esperanza, me vine al olor de la libertad, dejé a mi familia mis seres queridos, y me vine así, sin nada. Me gustaría poder preguntar, con todo respeto señor Juez, ¿para quien o por quienes uno hace sacrificios tan grandes si no es para y por los que amamos?. Vea Su Señoría, este trabajo lo era todo para mí, quería una oportunidad en una tierra libre; con las esperanzas y los recuerdos a cuestas y a pesar de todo eso, yo tenía tanta fe…pero los abusos comenzaron, desde el primer momento en que llegué, no había un cuarto que me esperara como lo había dicho, nunca existieron las cuatro comidas diarias que prometió, comencé trabajando ocho horas diarias y terminé con dieciséis sin descanso y con las piernas acalambradas, no hubo días libres, y sí, es cierto, yo me comí las sobras de los platos que quedaban pero fue porque tenía hambre, y es cierto que llegué sucio y maloliente el primer día, pues fueron tantas horas de viaje para llegar aquí; no hubo pago los primeros meses de trabajo, porque yo no sabía que el cuarto que consiguió después para mí, la ropa limpia y los útiles de aseo serian descontados de mi sueldo y que por eso no me pagó; vea, las condiciones que ofreció nunca existieron y se valió de ese acuerdo que él tomó sin consultarme siquiera , y nunca me pagó…y así pasaron los meses, yo no podía irme, él tenía mi pasaporte, para hacer el contrato, el que nunca llegó…. Es por eso y muchas cosas más Su Señoría que yo abandoné a pesar de todo lo que se me venía,…me reportó a extranjería y hemos llegado aquí. Soy un “sucio negro de dientes blancos”, como él me llamó…pero aunque usted no crea Su Señoría, sentí miedo, me sentí abandonado y traicionado, y aunque han pasado tantos siglos sentí que me llevaron de nuevo allá, a mis antepasados, sentí que volvía de alguna forma a los tiempos de la esclavitud… mis esperanzas de libertad y la búsqueda de un bienestar en una tierra libre, se desvanecieron haciéndome sentir miserablemente un esclavo, aún en estos tiempos…
Su Señoría, ustedes no lo saben, porque no está arraigado en su piel ni un su historia, vea, no sentimos igual, aquí me han herido en lo más profundo de mi sensibilidad. Lamentablemente ustedes no saben de esclavitud, no, no lo saben y no lo sabrán jamás.
Escúchenme un momento, ustedes, siéntanse benditos por tener una historia libre, siéntanse benditos por nacer aquí…

Fue ahí cuando el abogado del denunciante susurró:

_Estamos fritos!,

_ Hubiera sido mejor que no prestara declaración…!

 

Me sentí identificado, cuantas veces me he sentido así, bien narrado, con mucho talento y sensibilidad. Un placer como siempre. Besos.