Larghetto affettuoso

Miro por mi ventanilla.
El mundo corre hacia atrás cuando me dirijo a ese mar pasivo.
La gente es indiferente, no le importa... Tampoco me importaría...
Ahora bien eso quema, desgana, deprime y sangra.
-Puta humanidad por una semana-

Para el mundo afuera: llueve por dentro, o que lucro más terrible.
A los menos se les ocurre (por arte de magia o de vudú) guardar una mirada compasiva
-casi pero casi triste diría yo-
¿boleto?
¿nombre?
¿es en serio?
¿por qué no fuiste vos pedazo de cagada?

Siento como se tortura cada segundo por mi garganta.
Llegar o no llegar.
Una bofetada y caída al mundo o un adiós para siempre.
Mira como pasan los arboles en su majestuosidad, adornando una oscuridad de estrellas vírgenes,
pero los veo menos orgullosos.
Un violín mojado se desgarra en las curvas, punzante y terrible.

Se aclara y ahora me recibes como siempre, distinta...
Sin alma, como nunca.