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Lorena

Discussion in 'Prosa: Amor' started by AndrésCa, Dec 1, 2014. Replies: 0 | Views: 780

  1. AndrésCa

    AndrésCa Poeta recién llegado

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    (En un salón de clase, niños de diez a doce años que cursan el quinto grado están alrededor de una niña llamada Lorena saltando, riendo y gritando: “- Piernas de garfio, cara de miple-”. Lorena, que siempre ha sido una niña emocionalmente fuerte, mira el tablero sin hacer caso de lo que sus compañeros dicen. En el otro extremo del salón esta Felipe vigilando la ventana).

    Felipe: ¡Viene!, ¡Ya viene!, (Todos los niños inmediatamente se sientan y se hace los juiciosos), mentira no, no era.

    (Todos los niños se paran otra vez gritando y saltando, pero sin salir de sus puestos. De repente, al ver que el niño del puesto de al lado coge la cartuchera que su madre le regalo, Lorena se para furiosa).

    Niño 1: ¡Boleo!, ¡boleo! Jajaja. Eh! Juanito. (Se tiran la cartuchera de un lado a otro)

    Lorena: ¡No más! Denme la cartuchera, tontos.

    (En ese instante Felipe descuida la ventana y corre en un impulso por intentar recuperar la cartuchera de Lorena, pero en ese instante justo entra el profesor al salón. Todos los niños, a excepción de Lorena y Felipe, que están lejos de sus respectivos puestos, se sientan de inmediato y miran con discreción al profesor).

    Profesor: Siéntese señorita y usted también caballero, a sus puestos. Niños, ciento la demora, pero el asunto se alargo en contra de mi voluntad. ¿Ya todos saben las tareas? Si no, de todas formas Lorena en el descanso las anotara en el tablero y el señor Felipe va limpiar el desorden del salón. El resto puede salir ya al descanso.

    (Todos los niños salen del salón corriendo como si en el hubiera un incendio, quedan Lorena, Felipe y el profesor).

    Lorena: Profe…

    Profesor: (interrumpiendo)Ahora no tengo tiempo Lorenita, lo que sea me lo puedes decir al final de clases.

    (Sale el profesor. Lorena empieza a anotar las tareas en el tablero. Felipe la observa un rato y empieza en voz moderada sin que Lorena se dé cuenta, a exclamar sus inclinaciones de amante).

    Pipe: Oh! Bella Lorena, tu fino y suave caminar, rítmico al son de la más hermosa bagatela, té adorna como a bella musa, que del monte Helicón baja y anda por sendas que se cruzan con las mías. Yo, al verte pasar y quedar embrujado con tus dulces encantos de diosa, anhelo y suspiro que tu risa se armonice con mi sonrisa.



    (Felipe empieza recoger el desorden, cuando Lorena termina, se voltea y lo ve a los ojos con tierna mirada. Felipe sorprendido la mira).

    Lorena:Pipe, ¿tú sabes donde esta mi cartuchera?

    Pipe: Mmm… No, no la he visto.

    (Lorena empieza a llorar al instante).

    Pipe: No seas niña, no llores. (Felipe empieza a buscar) yo te la voy a encontrar.

    (Lorena hace un esfuerzo y para de llorar)

    Lorena: ¿Me lo juras?

    Felipe: Si pero deja de llorar, Tonta. Más bien ve y dile a doña María que te escondieron la cartuchera.

    Lorena: No, si los delato después todos me van a odiar más.

    Felipe: ¡Boba! Si ya todos te odian.

    (Lorena otra vez llora y sale corriendo del salón)

    Felipe: No! ¿Qué hice? Tonto la hice llorar otra vez. Lorena querida, aún así, con ansias espero el día, en que coqueta e indiscreta, te muestres ante mis atisbos como lo haces ante los ojos del que tus suspiros anima. (Piensa) ya sé! Voy a encontrar su cartuchera y así la pondré otra vez feliz.



    (Felipe busca la cartuchera y la encuentra en una maleta)


    Juanito, vil oruga que te alimentas de la más hermosa flor del verano. (Entusiasmado) Pero ya que la tengo, voy a buscarla y ahora si voy a decirle que la amo locamente, así como Apolo amo a Dafne, en un impulsivo y loco arrebato, de aquellos que hacen posible todo lo grato, dar el paso para besar sus suaves y apacibles labios.



    (Felipe sale corriendo en busca de Lorena. Después de un rato entra Lorena junto a Pedrito).



    Lorena: Pedrito, te la cambio por la canica que tanto te gusta, si me la das, te prometo te la doy.



    Pedrito: No, te la cambio por un beso, si me lo das te la doy.



    Lorena: ¡huy no¡ (saca la lengua en gesto de disgusto). Mira Pedrito, acá tengo la canica, si la quieres ya sabes.



    (Pedrito al ver la canica, mete la maño al bolsillo y con un gesto de felicidad saca una colombina roja. En ese momento llega Felipe y se da cuenta de que los dos están ahí solos, se hace a un lado para que no lo vean. Desde la esquina donde se esconde observa el intercambio).



    Felipe: (en tono moderado, sin que se den cuenta Lorena y Pedrito) No puede ser. ¿Acaso todo lo racional en el universo se ha vuelto loco? Si ya amabas a otro hombre, aunque sea de muy pocas virtudes, hubieras avisado y así preparado este corazón que ahora se abate.



    (Felipe sale corriendo)


    Lorena: Gracias Pedrito, es un placer hacer negocios contigo. (Pedrito roba un beso a Lorena y sale corriendo muerto de la risa) Ah! Tonto, ¡le voy a decir a doña María!



    (Sale Lorena y después de un rato llega Felipe)


    Felipe: (abatido) Oh! Pérfido amor no correspondido, te ensañaste contra el más joven de los amantes y, como si fuera poco, entregaste el motivo de mis alegrías al más miserable de los mortales. La muerte seria piadosa y de mi joven vida el último consuelo. Pero: ¿Qué deleites encontraría la bella flor de loto en medio del sucio pantano? ¿Qué encanto atraería a la dulce primavera al desierto árido? ¿Qué puede tener de hermoso un asno como para enamorar a la reina de las hadas? Sí, eso es, artificio de una deidad jocosa debe ser, pues hasta la misma razón y el mismo destino son burlados por las bromas más pesadas que tiene la vida. Pero ahora ya no me queda más que odiarte y en secreto llevar todo lo que a mi alma flagela.



    (Lorena entra al salón)


    Lorena: Pipe, al fin te encontré.



    Felipe: ¿Qué quieres piernas de garfio, cara de miple?



    (Lorena ve que Felipe tiene la cartuchera en sus manos)



    Lorena: Encontraste la cartuchera. (Se acerca y le da un beso en la mejilla), toma es para ti, (saca la colombina roja y se la entrega).



    (Felipe queda anonadado, Lorena sale corriendo con su cartuchera)



    Felipe: (ahora alegre).Esto es un sueño, es el éxtasis del nirvana, ahora hablar de todo aquello de lo que al amor es grato todavía me es dado. Dulce Lorena, mi alma que inquieta canta en nombre de tu belleza, puede volver a gozar de los dulces placeres de tu tierna alma. Esta vez sí lo haré, te diré todo lo que a mi alma inquieta y así por fin podre saciarme, como la abeja del néctar de la bella flor, en tus labios. ¿Dónde estás mi bella musa heliconíada?



    (Sale corriendo Felipe en busca de Lorena).
     
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