Nictálope

No me entregues tristísima media noche al impuro mediodía blanco (A. Pizarnik)

Mi señora de las mareas, cierro ante ti los ojos, ansioso.

Bendíceme con la paz aquella del mausoleo. No más días brillantes, calurosos y asfixiantes; días sucios y retorcidos contaminados de humanidad, luz habitada por predadores; caníbales lujuriosos.

¡Llévame señora! ¡No me dejes! ¡No me entregues! Devuélveme al origen oscuro y frío, cuando la luz no había sido hecha, a la ausencia de todo, no me dejes tristísima noche.