Nuevas expectativas

Como ya no las tengo o cuando llegan son débiles
reflejos de lo que alguna vez me entusiasmaron.
Salir con amigos, los consabidos tragos, las ricas
preguntas, películas conmovedoras, libros, viajes,
esperar el café humeante con tostadas, el ejercicio
y todo lo que alguna vez me llenó de futuro.
Hoy construyo mis esperanzas sobre pequeñas
trampitas junto a mis neuronas.
No leo basura de autoayuda, ni yoga o introspecciones sobre la nada, mi nada.
Por el contrario espero el sueño, la noche
para potenciar ciertos recuerdos o creaciones
fantasiosas y sobrevivir.
Como decía, con alguna trampita química con
las que experimento.
Me he percatado que mis experiencias oníricas las recuerdo mejor
si combino dos sustancias Clorazepam más Somit. Una delicia, el sueño
y las vivencias se extienden por horas y me entusiasman vivamente. Eternizo recuerdos de lo que nunca ocurrió.
Verbigracia: ella está tendida en la vía de ferrocarril que corta el suelo
con cierta crueldad que percibo pero no puedo describir. El terror me atenaza, quiero decirle algo a la mujer, que se quite de la vía, que peligra...pero nada.
Al día siguiente comienza otra jornada común sin novedades, trabajo, café, compañeros.
Oficina , charlas una y mil veces escuchadas que se deslizan pulidas y reiteradas
en el hielo del acontecer.
Solo quiero volver a mi sueño a mis trampitas químicas y saber más de esa mujer, advertirle; salvarla quizás.
Ella gira su cabeza y me sonríe, tendida aún en las vía, el tren se acerca.

 

Sin sueños ni alguna que otra trampita química la rutina correría el riesgo de ser demasiado rutinaria. Excelente escrito, Nelson. Mis felicitaciones amigo. Un abrazo.

 

Querido Luis, amigo, poeta.
Me alegro que te gustara.
Abrazo fraterno.