Para Ali

Aunque todo era negro... mi alma se empeñaba en ver...


Todo era negro... todo ese azabache inmenso teñía el Sol...


Era negro hasta el añil y vital hálito de mi alma... era negro...


Aún con mi esfuerzo desmesurado todo seguía negro...


Mis fuerzas mermadas por tanta oscuridad doblegaron...


Mi hálito se desvanecía y abandonaba mi cuerpo a su suerte...


Entonces me di cuenta que estaba condenado...


Y todo era negro... negro como la brillante decadencia...


Condenado a vivir en la oscuridad, condenado sin alma...


Estuve contando los infinitos gemidos de las lunas de alambre...


Cada gota de agua de luna me rasgaba como ácido...


Todo era negro, y la luna de alambre giraba sobre mí...


Giraba... y derramaba sus gotas de melancolía...


Y me quemaba, ardía, notaba el resplandor entre la oscuridad...


Sólo veía distancias enormes, inalcanzables... sin salida...


Decidí cerrar los ojos y abandonar mi cuerpo a su irremediable fin...


Muchos fantasmas del pasado pasaron por mi mente...


Intentaba no sucumbir...pero todo era negro...era negro...


De pronto un escalofrío recorrió todo mi cuerpo...


Notaba como mi alma regresaba enfrentándose a la noche...


Entonces decidí abrir los ojos...y ya no todo era negro...


A lo lejos, en los confines de esta realidad se observaba un destello...


Era un atisbo de claridad...la negra oscuridad se estremeció...


Sentían miedo, ellos no sabían que era ese etéreo haz de luz...


Enseguida un calor vital inundó mi inerte cuerpo...


Ya no yacía tumbado entre el olvido y el mármol...


Empecé a correr hacia esa luz... ya no temía a tanta negrura...


Las sombras se apartaban de mí, ya no eran tan colosas...


Ya no sangraba la luna de alambre, ni lanzaba rodajas de plata...


Pero a un solo paso de la luz me detuve...y pensé...


<<Tal vez este sea el amanecer que he estado esperando toda mi vida,

o quizás sea el inicio de mi crepúsculo infinito.>>.


Y por fin me acerqué al destello de luz...


Mis ojos acostumbrados a las tinieblas fueron cegados...


Infinitas imágenes caleidoscópicas pasaban por mi mente...


Allí...justo detrás del destello de neón estabas tú...


Sí!... eras tú, sin duda eras tú, estaba seguro...


Ya he dejado atrás esa oscuridad...


Ya no hay confusión en mi mente...


Sin embargo, allí estabas tú, más lejos de lo que pensaba...


Aunque entré en tu luz... seguías inalcanzable...


Por más que caminaba hacia ti... tú seguías distante...


Ahora sólo veo mármol, sólo veo mármol...


Altos cipreses se extienden delimitando tu presencia...


Mármol y ciprés se alzan adorando tu sublime figura...


Aunque tú quieres acercarte hay algo que no lo permite...


Quizás la oscuridad que aún está latente en mí...


Quizás tu inmensa luminiscencia que me acobardaba...


Quizás este mundo no me conviene...


No paro de andar... huele a lluvia...


Quizás tormenta, aunque es extraño en esta claridad...


Te sigo viendo en el mismo sitio...


Tu imagen sigue siendo la misma...


Aunque ahora...un resquemor ha tornado mi alma...


Por fin!, puedo verte, puedo tocarte...


Ya no es igual, en aquella oscuridad todo era distinto...


El perfume que antes me embriagaba ya no lo hace...


Ahora te veo más cerca que nunca, y eres real...


Pero ya no eres la misma, no eres la misma...


Tu luz no irradia igual... en realidad eres la misma...


Yo no soy el de antes, yo no soy el de antes...


Ahora me doy cuenta que todo fue una ilusión...


Todo era una traición de mi alma dormida...


Nunca existió oscuridad... nunca existió luz alguna...


Todo fue un espejismo de mi mente enferma...


Ahora ya no te deseo... aunque antes te deseé...


Antes te quise, fue breve... pero te quise...


Pero he cambiado, he abierto los ojos...


Y ya no eres la misma, no me impresiona tu luz...


No sabes lo que deseé estar contigo... no sabes cuanto...


Ahora ya no lo deseo... no lo deseo...


Aunque sigo ahí... mirándote absorto...


Absorto... sí! por tu belleza... eres la misma...


Pero yo he cambiado... cara a cara...


Te veo y ya no se me encoge el estómago...


Ya no eres la misma...


Pero sigues siendo aquella que me ayudó...


Yo no soy el mismo...


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Homenaje a dos de los poemas que más me impactaron de Pablo Neruda de la obra “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.