Remozar

La mirada ausente regresa indolente desde un vacío protectivo, detrás de algunos recuerdos imperceptibles que han pasado desapercibidos entre frases informes y sentidos extenuados. Nuevamente el desatino y la raíz incomoda, han generado un viejo semblante inexpresivo. Soportando tal vez los cruentos embates de la realidad a través de coaxiales y mensajes irrelevantes que ha concebido la propia mente. El remozar quejumbroso de la cotidianidad agitará probablemente el parpadeo indeleble de persistentes sobresaltos atravesados por el reverdecer de una melancolía que no cesa.

Las sombras viajan a través de mi como apostrofes siniestros que aunque domesticados, enuncian, prevalecen e influyen en la formación de obstáculos descompasados, equipados por un displacer culposo y exiguo por momentos irrisorio, incluso insuficiente, que desalentará toda practica motivacional que intente abrirse paso de manera inconsciente.

Probablemente el afuera no capte la inquietud ansiosa de querer cambiarlo todo aunque sea por un instante. Arrojar al vacío los fragmentos vitrificados de cada historia vivida.