Retirada

Quizá de joven adolescente, en un arranque de ímpetu y desfachatez, hubiese sido diferente. Pero hoy y ahora, no tenía el coraje ni el valor de decirle lo que sentía, tampoco pude preguntarle si me quería. Sabia que yo, solamente era una distracción. Quiza una risueña distracción.
Y me angustiaba esa idea y esa realidad.
También fui cobarde al dejarla ir, me decepcioné a mi mismo por mi indolencia, mi tibieza.
Mis prejuicios me jugan en contra.
Mi edad, mi apariencia, mi situación laboral errática y otras tantas cosas, que me hacen debil y me daña la autoestima. No puedo manejar esa vulnerabilidad que siento ante ella.
Hay veces que pienso que la idolatro, la veo fuerte, segura, preparada, eficaz; avasallante, líder. Es como guerrero Espartano en femenino, muy femenino, que la hace ver más deseable, más bella, mas despampanante.
Quisiera no sentir esta atracción, pero solo era verla para que yo baje la guardia.
Siento que una espada es más valiente en su mano que en la mía.
Siento que un casco y un peto a mi solo me proteje, y que a ella la viste de triunfo.
Y que un caballo, apenas me lleva, y con ella vuela.
Por todo eso, por esta ingobernable sensación, me retiré, me despojé de todo lo que podría relacionarme o comunicarme con ella.
Si, fui cobarde, indolente, tibio y opté por eludirla, no podría vivir esperando día tras día, solo por si acaso, su presencia o mensaje, algún nuevo mensaje, aunque en el fondo, sabía que eso nunca ocurriría.
Dejé pasar el tiempo, quizás demasiado, y no supe resolver la situación.
Trate de seguir adelante, el ritmo se volvió lento, el tiempo pasaba lento. Recordé a Borges donde citaba, "los lentos jardines", y fue en ese momento que entendí su metáfora.
Caminar con pasos cortos, serenos, con la vista baja disfrutando y contemplando, y si, los jardines se hacen lentos, tanto que podía caminarlos durante varios minutos, sentir y recordarla en aquella vez, mi cobardía, mi tibieza, mi indolencia y casi escapar de aquella situación que me sobrepasaba.
Mas adelante, supe que el tiempo no pasó en vano, y pude reconciliarme conmigo.
Ella para mí lo era todo, pero no estaba seguro que yo lo fuese para ella.
En realidad sabía que no, pero quería darle una oportunidad al destino.? A mi capricho.?
Revalorizar mi autoestima.? O mi controlada obsesión.?
Mi corazón me lo reprocha, pero la razón me alivia convenciendome que no debería tener nostalgia por algo que no fue.
Y aunque algunas veces la recuerde, hoy espero otras cosas, tan sencillas, que se parecen a la calma misma. Satisfecho con mis decisiones, que buenas o malas allanaron mi destino.
A este tiempo, tengo la certeza que he llegado a una sensual serenidad, que no se si es igual a la felicidad, pero se le debe parecer mucho.

malcolm

 

que interesante escrito...
que el dolor que causan los fracasos te den material para quizás ...
podrás formar el poema perfecto... y quizás ya no sea un fracaso total.

 

Muchísimas gracias Rosmery..!
Tu mensaje es muy alentador, lo valoro mucho.
Muchas gracias de nuevo.
Abrazo