1. Guest, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Dismiss Notice

Rosita, Rosita...

Discussion in 'Prosa: Melancólicos' started by Z. Gómez, Aug 12, 2010. Replies: 3 | Views: 844

  1. Z. Gómez

    Z. Gómez Poeta recién llegado

    Joined:
    Feb 15, 2009
    Messages:
    217
    Likes Received:
    15


    Rosita, vendiendo flores en un crucero. Para qué decir a qué hora empieza, a qué hora termina, la rutina es la misma cuando el sol la conoce y ella lo conoce a él bastante bien. Un día equis, un día cualquiera, en el que el no haber ido a la escuela no es parámetro porque jamás ha ido, no sabe qué es eso. El rojo brilla.

    -Sal Rosita, ofrece, quizá de algún coche te compren algo.

    Juan, un conductor detenido la observa, cual espectador de circo desde la cuarta fila. En un instante capta toda su figura, tendrá 10 años pero aparenta 7-a lo más 8-. Lleva un vestido sencillo, algo corto, en azul mezclilla; unas chanclas de suela ancha, tipo plataforma, que le quedan grandes pero que no le lastiman al caminar –ya no-. Zigzaguea entre los coches con sus flores en una mano, mientras la otra la extiende por si alguien le regala algo, aunque no le compre.

    -Rosita: te acercas demasiado a los coches, no hay necesidad de detenerse a platicar con los conductores en su ventanilla

    -¿Le comprarás algo Juan? Chin, no hay cambio... la de 10, no, eso no es cambio, es mucho.

    Juan cierra los ojos como tratando de borrar la imagen que le incomoda, que le provoca escozor; parece un parpadeo relampagueante, los abre para ver que a la niña la han echado por la fuerza a una van blanca que ahora se aleja a toda prisa...

    -¡Juan, despierta! los otros conductores suenan impacientes el claxon.

    Ella está ahí, en la banqueta, esperando el próximo alto. Luz verde, hay que seguir. Juan avanza y pasa en su carro junto a ella a quien ve de reojo, extrañado por la escena que creyó haber visto tan claramente. Dos cruceros más adelante encuentra a su mamá, preparando los ramos que debe vender en los cruceros -¿cercanos?-. Un bebé de cuatro meses reclama una mamila y un cambio de pañal que quizá tarden en llegar.

    -Cuánta angustia Juan, ¿harás algo? ¡Oh, mira el Mc Do’! hoy hay promoción de La Cajita Feliz a sólo 35 pesos. Espera, dijimos que 10 eran mucho… pero los chamacos ya te han estado moliendo para que los traigas. En la tarde regresas.... ¿Juan? Juaaan... ¡Juan!



    Rosita, parada en su banqueta, el verde le regala el instante que dura un respiro. El vapor surge del asfalto, cierra sus ojos y levanta la cabeza hacia su eterno compañero; crea una brisa con su mente. Abre los ojos al tiempo que va bajando la cabeza y ve como se detienen subidos en sus caballos unos hombres vestidos como los de un libro que un día una señora le regaló desde su coche –por eso siempre es bueno acercase a las ventanillas: uno nunca sabe lo que le puedan obsequiar-. Caballeros medievales, un término que Rosita no conoce, pero los ha visto en las ilustraciones de su libro. Allá el hombre en su caballo negro, hermoso; o qué tal aquél en su potro café, o el pony guinda que lleva aquel otro...

    -¿Guinda? Rosita, no hay caballos color guinda....

    Todos se paran y le hacen reverencia mientras muestra una sonrisa corriendo entre ellos: son sus súbditos y por eso le llevan tributo que sacan de sus alforjas y se lo entregan en su mano; ella es la princesa de todos y como los quiere mucho, les obsequia una flor en cambio...

    -¡Qué buena princesa es esta Rosita! ¡Salve próxima reina!

    Sí, ella es como la que aparece en su libro, por la que llega un príncipe al final...

    -¡Pero qué hermoso corcel blanco viene galopando a toda prisa! Justo como el del príncipe que Rosita siempre ha estado esperando para que rompa el hechizo del castillo maldecido. Ella, emocionada, ha echado las manos al cielo al verlo acercarse. Una mano se extiende desde él, la prende de la cintura y la sube en ancas mientras se aleja a toda prisa.





    Desde la ventanilla de la van Rosita observa dos cruceros más adelante, lleva un gesto neutro, a ratos
    [B]–muy pocos ratos- de tristeza por saber que sus hermanas aún tienen que quedarse, pero deseando que algún día sean rescatadas por un príncipe que llegue en un corcel blanco a toda prisa y las tome de la cintura. [/B]

    [COLOR=blue][B]Algo muy dentro de ella le dice que no debería estar tan feliz, pero no puede evitarlo, no puede esperarle algo peor de lo que ya vivió. –Tal vez no.[/B][/COLOR]
     
    #1
  2. ROSA

    ROSA Invitado

    Ay, yo quisiera ese cruceroooo.un abrazo anda
     
    #2
  3. Z. Gómez

    Z. Gómez Poeta recién llegado

    Joined:
    Feb 15, 2009
    Messages:
    217
    Likes Received:
    15

    hey, gracias por la lectura y el abracito:::sorpresa1::::::hug:::
     
    #3
  4. ROSA

    ROSA Invitado

    #4
    Last edited by a moderator: Aug 26, 2010

Share This Page