S/T

Que te veo sobre la paloma del agua, verde, imaginaria, incesante no deja de romper la espuma festones en tu vientre. Y tus ojos, ese intrincado mecanismo que no pone fin a mi incomprensión, acorralan la finitud de los míos y calcinan la oscuridad de un cónclave de metales. Que juntos naufragamos, y que somos dos también eternos; que tu cabello y las frutas se confunden sobre la mesa mitad perfume y mitad textura, y se tiñe la caoba enrojecida con el sinuoso claro de tu cuerpo. Que quiero escribirte así, así sin pensar y a la vez mientras cavila tu costado desnudándose en la penumbra anegada de mi boca. Ninguna palabra o gesto o pensamiento me ha quemado los labios o garganta, como el repentino cobre de las rosas calientes que entronizan tus senos. Amo a tus ojos encendidos aún sin saber si miran, así como si yo pensara que la lluvia acaso supiera que me moja. Que se reinventa la noche a través de tus labios, que a gritos, como escarcha bajo pisadas; explota en esquirlas de zafiros tras el quejido de una hendija el mundo terreno. Que balbuceas en mi mente palabras, palabras que nunca habían llegado, lenguaje de tu lengua viva, apoderándose de la muerte de un poeta.

 

Una maravilla de poesia que hace que me enrrede entre sus metâforas..., hace tiempo que no nos deleitas con tu pluma exquisita.
Se te extraña acá, pero te mando un abrazo donde estés y mis mejores deseos para este nuevo año, mi amigo.