Te conozco.

Su rostro, mezcla de amargura y simpatía, de lo bueno, de lo malo, de mentira, de verdad, sus ojos penetrantes, confidentes, rebeldes como huracán, sedientos de comprensión; estudiada, peligrosa como navaja afilada pero, temerosa, descubierta su tímida mirada, su palabra suave, dulce pero insegura, como hoja seca que arrastra el viento, como gotas de agua de manantial sereno que desembocan en torrentes de blanca espuma, sus labios miel atractiva para las mariposas, pero pierden la dulzura y son como el ajenjo, igual como amargura de traición, sus decisiones firmes, sus planes bien trazados, pero sus pasos como olas de mar, su idea, una mujer, una historia, un amor, pero sus conquistas incontables como las arenas del mar y el amor le dura como una estrella fugaz, como árbol fuerte en su apariencia de hombre pero dentro se refugia un niño que busca cariño, claras sus ideas, tristes sus derrotas, mágicas fantasías, grandes sus sueños, y aun su alma está dormida y no acaba de despertar.

Recuerda que me tienes a mí siempre.

-Mary.

 

Maria, delicadas letras nos compartes. Un gusto llegar. Saludos y bienvenida al Portal.