Tragedia

En el crepúsculo harapiento pero sincero de mi negra alma,miles de estrellas caen en picado hacia la efervescente tierra de humus condenatorio,mientras tu sumerges tu llameante cabellera de caoba en la mar salitrosa cuyos murmullos hacen estallar en minúsculos pedazos el pobre corazón que,incrustado en la cadencia monocorde de mi mugriento cerebro,ha ya dejado de latir dos soles y una luna.Entonces,se escucha a lo lejos del plomizo firmamento un lloriqueo estremecedor que sobrecoge a mi compungido espíritu;el cual,trasfigurado en genio invernal de la especie,se sacude el polvo de la mentira y la blasfemia con las alas gigantescas de un borracho albatros.Pero el sentimiento que desprende tal hálito melancólico de trágica reviviscencia me hunde en el légamo de la prematura muerte en vida.Por mucho que mi plumaje se vuelva del blancor inmaculado por la ténebre y nerviosa pendulación del preñado en plateado fulgor tiempo de la vil miseria,siempre recordaré ese rostro de terrible ménade que me alegra y a la vez me acongoja...esperando en el infinito milagroso de la una por venir vida eterna la puñalada trapera de un áureo demonio de prestancia grecorromana por siempre riendo a carcajada limpia por mi mustia podredumbre que redobla a dramático final.