Una mañana....

Vaya! que sorpresa, otra mañana mas en la que despierto pensando en ti, de manera inconsciente vivo confundido si es el sabor amargo que me da tu recuerdo lo que hace tan dulce dejarte permanecer en mi mente todo el día, o será que es tan bella la rosa que reflejas en mi sueño que aprecio la manera tan lenta que escurre la sangre por mis manos en el deseo obsesionado de poder tenerte.


Partiendo esa mañana declaro que a pesar de la posibilidad enorme de que seas una infame ilusión, yo decido aferrarme a dicha imagen reflejada en tan indescriptibles ojos con color a esperanza, con un brillo de soledad en búsqueda de un abrazo de libertad, de un destello de caricias, una vida de verdad, donde tu corazón pueda latir al son de una dulce melodía cantada al ritmo de besos sabor cielo.


¿Será dichosa esa mañana? en la cual decidí plasmar algo mas de lo que mis ojos son capaces de ver, algo tan remoto que mis manos no puedan dibujarlo, algo tan complejo que lo tenga que escribir con tinta extraída de las raíces de mi corazón, ante dicha cumbre sobrepasare los limites confusos de que han sido pintados por mis deseos carnales, es ahí entonces donde decido desafiar al tiempo gritándole en la cara que ya no esperare para vagar en ti, y entonces cucar dentro tus pensamientos, donde forjare una nube donde guardar todos los recuerdos que te haré vivir.


Pero me vuelvo a preguntar ¿que tal si fue una maldición?, si lo fue, por alguna razón mis ojos te eligieron a ti, por consecuente pido una disculpa a mi corazón, por tan temible propuesta de salvación, sabiendo con plenitud del camino atiborrado de niebla que postra esa imagen tuya, un sendero inolvidable, tan peligroso que solo los ciegos están dispuestos a seguir. Y que mas da si de pronto la decisión inolvidable de poder acariciarte, sobrepasa la razón que apremia mi futuro, destruyendo la posibilidad de tranquilidad, viajando mas allá de la apertura de mi alma, ahogando mi libertad en el atrevimiento de querer beber de los néctares prohibidos de tus labios, por lo que me vuelvo incapaz de comprender la sobriedad de tu mente definida como inalcanzable, indecisa e imprecisa y en la eterno vórtice de luz que aclaman esos ojos, tan llenos de nada, acompañados de esa sonrisa rota donde pude encontrar lo que alguna vez mis dedos dibujaron entre sueños y estrellas.


Así mismo declaro que la impecable saciedad de tenerte no será capaz de controlarse hasta que mis mortales manos tengan la capacidad de esculpir tan insensata representación de lo que mis ojos proclaman como perfección, no cesará mientras mi voz pueda acurrucar la incertidumbre de tu corazón y dejarla reposar en un arrullo de caricias emanadas por las prosas dedicadas a ese paisaje tan dichoso que mi garganta exclama como paraíso, hasta que mis besos dibujen una constelación infinita de estrellas en tu espalda, no morirá sin ver que eres el sol de mis mañanas.



En esa mañana tan brillante que mis ojos dejaron de verte y solo con mi mente puedo concebirte para poder manipular ese nuevo mundo de desgracia pintado con las cenizas de tu recuerdo, atormentado con el deseo inalcanzable de convertirte en la musa de mis días, ahogado en la infinita desidia de amar tu libertad atrapada entre mis brazos o amar la libertad con la que atrapaste mis ojos.