Utopía

Debe ser la cercanía del medio siglo la que ha abierto mis fosas nasales, mis ojos; la que ha logrado sacar a pasear el espíritu de mi interior y la que me ha otorgado la capacidad de penetrar, aún más, en las almas ajenas.

Huelen a hollines rancios, a ese sudor frío que rezuma las paredes mohosas de los interiores del miedo, a cerrado, a deseo de victorias aunque estas sean injustas; veo que les da igual pisotear a una muchedumbre amontonada con tal de conseguir un poquito más para ellos y los suyos.

Yo me he desprendido de los sueños, he comprendido que da igual crear la más bella obra de la Historia porque tú no estarás y a nadie le importa quién fuiste, cómo fuiste. Sólo la envidia de otros por intentar alcanzar lo que uno alcanzó te hará un grande y eterno don Nadie a quien no recordarán como persona, sino como un personaje más de la fábula que se crea cada uno en su interior de fangos, lodos, de sus arenas movedizas.

Aunque estoy comprendiendo algo muy valioso, que me gustaría crear la más bella y mejor obra de la Historia por el mero hecho de estar contento conmigo mismo, aunque solo sea este tiempo tan finito que tenemos. También porque entiendo que hay personas en mi misma situación y, si uno crea belleza y buen entretenimiento, le haces un poco más llevadera su trágica y solitaria vida.

Yo no amo a Cervantes, sino a su Quijote y a su Sancho Panza, porque ellos son el verdadero Cervantes, son el resumen de lo aprendido a lo largo de una vida de luchas y miserias; son la vida que hubiera querido el escritor, el mundo, la humanidad que él hubiera preferido.

En ese punto estoy yo, paseando por parajes inhóspitos, buscando mi resumen, mi Quijote, mi Sancho Panza, la utopía que quisiera, la humanidad que busco.

Pero esta humanidad sabe a cárceles subterráneas, a cuerpos encadenados bajo una montaña de granito, bajo una fortaleza pirata inexpugnable, a rayos de sol diminutos cayendo en la celda oscura de encadenados, a ratas paseando delante del plato de pan y agua del preso, a condes de Montecristo esperando vengarse de los individuos que los abocaron a la injusticia del no vivir en montes, prados, ríos, montañas, nieves, mares, a no abrir los brazos y abrazar al primero que se cruce en la acera del camino de su vida.

Huele a prisas por no llegar a ningún sitio, a millones de individuos ofreciendo sus obras sin leerse ninguno. Huele a estatuas de sal babeando ante Sodoma y Gomorra, a pies de callos y barro y miles de refugiados andando por el invierno desolado de la humanidad. Veo blanquinegros y no el arcoíris, montañas de monedas aplastando los rostros de miles de millones. Veo laberintos por donde corren cuerpos desnudos de ética y de moral. Veo cientos de millones de lápidas en el inmenso cementerio de las redes sociales. Oigo los gritos desesperados por intentar que se les recuerden.

Pocos entienden que somos animales aferrados a la supervivencia, que solo unos pocos se esfuerzan por alejarse de lo animal y que casi nadie lo consigue, solo esos Quijotes y Sancho Panzas, los únicos que perviven a lo largo de los siglos porque unos cuantos han comprendido que ellos son la utopía que el hombre siempre ha soñado. Y estaban en lo cierto: La Utopía siempre fue un sueño.

Es una ardua tarea encontrar a La Atlántida porque tus pasos van por mitad del mismísimo Polo Sur, por el medio de un Universo cuyas almas titilan separadas por años luz, por un desierto carente del agua del amor, por un océano de lágrimas derramadas por peces que yacen en los fondos marinos más profundos, por ríos de sangre relucientes al sol de la barbarie, por valles de cataratas por donde ruedan los esqueletos, las calaveras arrojadas desde la cima por los vencedores momentáneos de la vida más animal.

A veces, quiero abducir a un alienígena e intento imaginar qué pensaría si este mirara la Tierra en su totalidad en un momento concreto, cualquiera. Qué emociones sentiría ese extraterrestre al ver los cientos de millones de vacas, corderos, cerdos, pollos... sacrificados diariamente para alimentar a una especie como la nuestra. Y no dudo que exclamaría que esto es el mismísimo infierno, que es imposible imaginar uno más cruel que este planeta nuestro.

Hay algunos ángeles, pero de qué sirven si no para aumentar aún más la sensación infernal que sentimos.

La utopía está dentro, sabemos las puertas que nos llevan a ella. Hay que abrirlas y llevar con nosotros como compañeros al resto de las especies. Hay que ir juntos de la mano, sin nieblas ni poluciones, vestidos con el traje de la ética y la moral y, en los bolsillos, la solidaridad, la misericordia, el amor al próximo, silbando la canción del que no vive para servir no sirve para vivir. Es la única manera de crear la más bella obra jamás escrita de la Historia; la única manera de extraer de nosotros la Utopía y extenderla ante nuestra narices por toda esta Tierra.

Quijotes y Sancho Panzas dieron los disparos de salida. De nosotros depende empezar a caminar en pos de la única salida posible que tienen estas cárceles, estas cadenas donde nos tienen ocultos como condes de Montecristo resignados a aceptar la derrota y las catacumbas perpetuas.

La vida es sueño y la Utopía es un sueño.




Gracias por leer.

 

Ébano la utopía es una hermosa palabra que no debemos nunca borrar de nuestro diccionario pues nos permite soñar pensando que algún día podamos cumplirá. Me deleite leyendo tu prosa

 

Sin importar cual de los dos conceptos tradicionales se aplique, ambos apuntan a un solo objetivo... llegar a un mundo donde la justicia esté por encima de la ley, donde la ley esté por encima de las relaciones humanas y naturales, donde las relaciones humanas y naturales estén por encima de las relaciones comerciales, y las relaciones comerciales por encima de las conveniencias políticas.

 

Gracias Mary Mura, Gracias Dragón. Unos comentarios muy sabrosos.

Os mando un abrazo cordial.

 

Me ha gustado tu ensayo, y esa referencia a los valores de Quijote y Sancho como modelo a seguir en las sociedades del mundo actual. Efectivamente , es una utopía , pero es importante escribir sobre ello y marcar el camino. Puedes sentirte orgulloso de tu aportación.
Un fuerte abrazo compañero de letras y admirado escritor de este foro tan especial.

 

Gracias Luis por pasar por estas letras que al releerlas me dan la impresión que es decir una vez más lo dicho, y que es en vano por mucho que se diga.

Un abrazo, compañero.