Valientes

Aquella mañana salí corriendo, a la montaña más alta a gritar un amor.
Las aves reían y un árbol ¡habló!
¿Quién es la musa que te ha robado la vergüenza?
Preguntaba con una voz, burlona.

Contesté enseguida:

Esa musa es la doncella, la que me ha quitado el aire de un beso, la que me ha convertido en el poeta más romántico de la nación.

Los griegos al igual que las aves ríen sin saber que el más dulce amor vive en mi alma.

Seriamente hago esto, porque pronto partiré a la guerra, y por eso mismo deseo gritar este amor, ya que en algún momento lucharé con el más fuerte gladiador y no sé si regresaré en vida a los pies de ella.

Aunque entenderé, si no fue nuestro tiempo y no es culpa nuestra.

En aquella batalla se darán paso a los ejércitos más despreciables y mortales del mundo….

Y mi amor hacia ella se enfrentaría y pagaría con sangre la más bella historia que puedan contar en toda Europa y más naciones.

Y sé que ella buscará en la principales filas al hombre que firme declara un amor de dolorosa embestida y aunque la armadura fue dañada, el corazón mismo vive con alegría.

Mi musa amada seguirá viva aunque su alma esté en un hilo.

¡Porque los valientes regresan por ellas, por esas musas que han dado la vida!