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Vehemencia

Discussion in 'Prosa: Generales' started by Old Soul, May 31, 2015. Replies: 2 | Views: 518

  1. Old Soul

    Old Soul Poeta adicto al portal

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    La mar estaba mansa, destellando por los rayos del sol, mientras los dos niños comenzaban en la orilla el ritual de su furtiva pesca.
    Nada más llegar, los niños escondieron entre las rocas su calzado, única vestimenta que portaban aparte de sus bañadores. Lanzaron sus fusiles de pesca submarina al agua, se pusieron las aletas y, como torpes patos, entraron de espaldas al agua hasta tenerla a la cintura. Allí mojaron sus gafas de buceo, escupieron dos veces en la parte interior de cada cristal y las lavaron de nuevo. Después, se las ajustaron, recogieron sus fusiles, los cargaron con esfuerzo y comenzaron su submarina pesca.
    Como cazadores de un mundo ingrávido de múltiples colores, donde su imaginación infantil hacía de nadar algo muy parecido a volar. Fueron en dirección al malpaís, paisaje formado por rocas volcánicas, en busca de la mejor pesca. Pues sabían que allí las presas eran de mayor tamaño. Haciéndose con algunas capturas por el camino, que uno de los niños ensartó en un porta peces que llevaba fijado a la cintura.
    Mientras hacían su camino la mar empezó a picarse levantando olas cuya espuma se les colaba por los tubos de respiración. Pero continuaron igualmente su camino. Pese a que, en poco tiempo, las olas llegaron a ser tales que los empezaron a mover con un impetuoso vaivén, obligándoles a hacer su trayecto con mayor esfuerzo. Aún de esto, en ningún momento ninguno de los dos niños pensó en renunciar a su pesca submarina.
    Al cabo de unos dos kilómetros, internados en las aguas de la costa del malpaís, los niños divisaron unos reflejos plateados a la distancia. Así, movidos por la curiosidad, se dirigieron prestos al lugar de tales destellos. Encontrándose allí algo que les dejó en vilo. Tres magníficos pejerreyes canarios, de los cuales el menor de ellos media alrededor de un metro, y los mayores superaban el metro con creces.
    Los niños sabían de la dentadura de aquellos seres y que su fuerza superaba en el agua a la de ellos mismos. Muchas veces habían visto como los pescadores a caña sacaban sólo la cabeza de lo que fuera una buena pieza tras la mordida de uno de estos animales. Motivo por el que uno de los niños se amedrentó alejándose de los fastuosos peces. Sin embargo, el otro, emocionado por la perspectiva de conseguir una de aquellas presas, disparó su fusil con el que erró por pocos centímetros. Luego, yendo hacia su compañero, tomó el fusil de éste y se encaminó de nuevo, resuelto a capturar uno de aquellos soberbios pejerreyes. Pero, por su ímpetu, una ola lo hizo golpearse contra las filosas rocas volcánicas de la costa, provocándole una herida de la que rápidamente manó una nube de sangre. Pese a todo, el niño volvió a disponer su ataque, concentrándose sólo en uno de los peces, su objetivo. Razón por la que no se percató de la cercanía del mayor de los pejerrey que, estimulado por la sangre del niño así como por los pescados trabados a su cintura, le dio un mordisco en el costado justo en el momento en que disparaba el arpón y se clavaba en un lateral del otro animal.
    Nada más clavarse el arpón el pez coleó con tal fuerza que al tensarse la cuerda casi le arranca el fusil de la mano, mas, el niño, dispuesto a no dejar escapar a su presa, vehemente, lo agarró con las dos manos, con fuerza, llevándose la culata hasta el pecho. No obstante, esto no impidió que el poderoso pez lo arrastrara mar adentro como una ligera cometa azotada por el viento.
    El otro niño, lleno de pavor por el suceso, se encaminó lo más rápido que pudo hasta el pueblo. Allí informó de lo ocurrido y comenzaron la búsqueda por mar y tierra del niño extraviado. Lo buscaron durante todo una tarde y una noche hasta que, a la mañana siguiente, un senderista, a unos doce kilómetros por la costa del malpaís, encontró al niño muerto, aún abrazado a su magnífica presa.
     
    #1
    Last edited: May 31, 2015
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  2. Maldonado

    Maldonado Poeta veterano en el Portal

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    Tus narraciones son atrapantes; historias entretenidas que tienen un sentido muy aventurero. Buena prosa
    SALUDOS CORDIALES
     
    #2
  3. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Preciocidad excelente de arte divino.
    Emocionante inspiración, calidad soberbia.
     
    #3

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