Victoriano

El periódico se sacudía con la brisa que entraba por la ventana.
Invadían el cuarto pequeñas hojas ocre otoño, mezclándose con el tinte rojo que mojaba el piso, como intentando cubrir el cuerpo tibio. Y como invitadas indeseables pequeñas plumas de alguna ave curiosa flotaban con cualquier ráfaga.

En el parque de enfrente una joven distraída soltó su cometa, y el mozo de turno por sus suspiros buscó rescatarlo de las ramas del árbol que soltaba sus hojas... la visión desde las ramas fue clara y un grito de espanto llenó de curiosos el lugar.

La policía desde afuera y pasando la puerta encontró dos juegos de pisadas enmarcadas en escarlata que apuntaban hacia adentro del cuarto, pero no habían huellas apuntando hacia la salida, o hacia la ventana.

El cuerpo aún conservaba algo de calor, y la sangre no estaba coagulada del todo, así que la muerte fue muy reciente. ¿Era posible que los asesinos aún se encontraran ocultos en la habitación?

Un frio sentimiento expuso las nucas y espaldas desprotegidas de los inspectores del sitio.

La disposición del cuerpo demostraba que fue atacado de sorpresa, sin dar defensa, y a pesar de ello las mutilaciones eran múltiples propias de una salvaje saña.
Y sentir ojos escondidos en un cuadro tan brutal espantaba al más duro.

Revisaron en detalle la habitación completa, y encontraron solo un cuchillo ensangrentado.
No hubieron huellas de la ventana forzada, y la gente del parque no vio a nadie en el árbol.
Era lógico suponer que entraron por la puerta, pero no había ruta posible de escape sino por la misma puerta. Sin embargo, ninguno de los dos pares de huellas se mostraban en dirección a salir.

Solo les quedó concluir que el tipo fue asesinado por almas del purgatorio y que cumplida su misión desplegaron sus alas llevándose el alma maldita.

La ama de llaves fue llamada a limpiar y ordenar todo. Era seguro que los herederos luego dispongan que hacer con las pocas pertenencias que amoblaban el cuarto. Así como también era seguro que el caso jamás se llegaría a investigar a fondo.

A ninguno se le ocurrió que se puede caminar hacia atrás...

 

Excelente tema e historia, le felicito por traer a colación motivos victorianos de tan agrado. Enhorabuena.

 

Un bonito cuento policial con un final inteligente que me ha encantado.
saludos, Dragón_ecu