Alguien mas.

Sentirásque sus brazos no aprietan igual, que el calor de su cuerpo no calentara lomismo y poco a poco notaras que sus labios se enfriaran antes de encender lostuyos. Caminaran por las aceras y tu mano ira fielmente aferrada a la suya,como cada tarde, pero al girar la cabeza y admirarla al andar, observaras quesus pasos son rígidos, sus movimientos torpes y aquella sonrisa que solíasiempre portar, esta vez; esta vez no estará: la sentirás muerta.

Lehablaras con ternura y tus palabras le acariciaran el oído, pero ella noescuchara; será sorda, y a momentos, cuando tu silueta inunde todo su paisaje, seráciega, porque el sentimiento de culpa será tan grande que la privara de todosentido. Entonces comprenderás que algo anda mal y, en primera instancia, serástu el culpable de todo y nadie mas. En tu cama, el insomnio desatara la insurrecciónque derrocara al sueño y tus parpados dormirán lejos el uno del otro. Hasta queuna noche, después de haber etiquetado e inventariado cada momento vivido a sulado, darás cuenta de que has seguido, puntualmente, el protocolo del buen amary así, con tristeza te postraras en la orilla del colchón, pondrás los piessobre el suelo frio, abrazaras a ti mismo y tras contemplar firmemente el piso;una idea se adueñara de tus pensamientos: hay alguien mas.