El Duende

Ahí va el duende, gente, ahí va el duende. Ahí va el duende con sus zapatos amargos quemando las calles, pintando poemas con su sangre en los muros de ladrillo. Ahí va el duende con sus ojos pálidos y su rostro negro, capa verde, membranosa, revoloteando, brincando sobre los cables de los postes de luz, escondiéndose en la taza de chocolate de la abuela que derrama una lágrima sobre el mantel, en la pipa del hombre solitario que mira con sus ojos de chispa divina el fuego lánguido y triste de su chimenea. Llora el perchero y el duende se ríe.


Ahí va el duende, gente, ahí va el duende que incendia las esquinas con un carnaval dolido, que se desvanece y se esparce como los pétalos de un girasol en el viento y se sumerge ebrio en las cuerdas de las guitarras gitanas y en la voz ronca de los cantos irlandeses. Ahí va el duende que construye barcos de papel para explorar los mares amarillos de las cervezas y los rojos del vino, duende que se torna tormenta para hacer naufragar los dolores y las furias, espuma que devora delicada los besos agrios del peregrino. El lienzo se agita y el duende se ríe.


Ahí va el duende, señores, ahí va el duende que mira desde su casa de cristal a un leñador que lucha contra un poste de hierro pintado de amarillo y negro tratando de bajar una manzana, una naranja y un limón. Lucha y los automóviles se estrellan y los elefantes de metal se desmayan sobre el cemento. Ahí va el duende con sus zapatos amargos que mira desde lo alto de los rascacielos que sofocan la ciudad a un unicornio de marfil perdido entre las luces y los vidrios. A las sílfides fugitivas del cielo que han robado las luces de las estrellas para prender los faroles. Los grifos quieren dejar de ser piedra y robarle las alas a los aviones para volar sobre los campos floridos. La luna canta y el duende se ríe.


Si han de irse las hadas, que se fuguen a Nueva York para que revienten las ventanas y los bombillos de las oficinas, o a Tokio para que fabriquen flores de papel en medio de sus epilépticas líneas de colores. Si han de irse los pegasos, que los pegasos vuelen a los cielos de Londres y disipen con sus alas de éter a la niebla que ahogan sus paredes pálidas. Que planeen sobre París y multipliquen los astros y los hagan caer a pedazos sobre Montmartre. Bogotá es gris y el duende se ríe.


Ahí va el duende, gente, ahí va el duende. El duende con sus zapatos amargos y su chaleco rojo. El duende que puso en boca de un poeta del norte que abril era el mes más cruel y aquel que envenenó de amor a los jóvenes perdidos en un bosque de maravillas repleto de azucenas de azúcar y diablillos perdidos entre las hojas. Dice el duende que si hay lilas en la tierra muerta es hora de hacer brotar los tulipanes con tintas de colores y pinceles altos como torres. Dice el duende que si la vida es corta la risa es larga; que hay refugios en los rincones más recónditos de la noche donde brotan rosas de fuego de las paredes de las tabernas, donde se cuelgan saxofones de los balcones de las casas, donde yacen las corbatas muertas sobre las puntas de las estrellas, donde los poetas sin nombre, los poetas desconocidos cuelgan sus papeles olvidados y sus cartas de amor en las ramas de los árboles, donde las luces revientan de la envidia de la voz de una cantante que brilla entre las mesas y las sillas. Si no asistes, dice el duende, por lo menos cuelga tu piano boca arriba en el techo de tu sala o viaja a tierras remotas sin maleta desde el sótano hasta el cielo infinito.


Ahí va el duende, señores, ahí va el duende. Tú lo ves brincando entre las letras y el duende se ríe.


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Ahi va el duende señores! de tantas formas, de distintos colores. El duende rié porque esquiva a los mortales, porque se sienta en una piedra y mira a su alrededor.

Genial Negro!

Te dejo las estrellas merecidas y bienvenido al portal!

Nave

 

Ahi va el duende señores riendose de todos por igual, para el no hay infortunio que le quite la mueca ni alegria ajena que empalidesca la suya. Gracias Negrofj por compartir esta prosa con nosotros. Un abrazo.

 

Gracias a ustedes por su apoyo...

Un abrazo:

 

feliz navidad a todos los que habitais en este mundo de la prosa os deseo tres cosas fundamentales …….paz…..amor ……bienestar

 

Gracias Rosa, lo mismo para ti...

Un abrazo enorme: