juegilegible

Bengalas de gala en blanca sala bebían bebes de piesesos solicitando charla, había una cría especialmente elegante que brillaba más malva que las demás, ¡Jía jía, Jía, jía jía jía jía! Decía y decía-Era especiapista, cacareaban de ella que era poco original, que copiaba a joyce, aquel del monoculo que andaba huerto en el muerto. Pero ella nunca le había conocileído. Hacía laberintos de cintos blancos como Franco tambien diccaminando huerto. YO, YO, YO MANDO. Y todos los hombres se arrollidaron como morrelinos de arenalina fina montaña dura y los criollos jugando entonces sucedio: Arroz a la bandera, tomate, mayonesa, y nausea. Tortilla cruda, y los criollos llorando. Criollos: Comeries lo que yo os diga, haries lo que yo os mande, os aciercareis a jesucrista, a budo, y les ofrecieries vuestra sangre. Si no hubo sangre darán agua. Sino habrá agua les dieron alquitrán. Estaban todos en la inglesia, uno pensaba que tal vez pudeira airear la falda de la de enfrente, otro pensaba que el manto del cura era verde como la canica de reya y no como la esperanza. Otro se rascaba la panza y no pensaba nada. Aquel era un iluminado: Aura balanca, maritillo de playa, aire de castillos, pero la cura pensaba que aquel era un gañan. Por lo que se mandó y le levantó rezar doce Ave Marías. El criollo apuntaló si aquelló era un pajarillo, por lo que de 12 pasaron a ser 8. Al ver que el criollo no se lo cacareaba llamaron a sus padres: A DIOS, penso el criollo, llegaron los padres y eran pollos, crujiente piel, y excelente vocabulario. "Jía, jía, jía jía" Decían y decían como quella bengala malva de la sala blanca, como Joyce huerto en el muerto con sus lentejuelos, como franco el blanco, como come canto salomé. Mesa de hierro y azotes morados. El padre le pegó tanto que dejo al criollo una mano en el trasero y se llevó el trasero por mano. Entonces cada vez que dictava lección los criollos pajareaban, cacareaban y reían del Santo, y al criollo cada vez que se sentaba le dolían los nudillos, pero cuadros pintar podía con el ano. Nuevo de nada había: Ahora ensalada de patata. Tenía aceite que los criollos supaban que era grasa de la cocinera Gorrrrrrrda, que tenía brazos siete para batir y cocinar toda aquella comida para el infernado entero. "Ring Ring" Cacareaba el campanilla. Enteren todos en fila india. Camisas de plasticoñazo, pantalones verde irlandés, "pero lleven los calzoncillos como gusten" Recuerdo aquel que no llevaba porque la mano le sudaba. Y el santo para evitar las risas se puso en mano una baraga. Entonces cuando a un criollo ojeando a la pared le castigaban el criollo iba y se hacía una paja. Rizos de manquetilla. Olas en el pan. Me enamoré y me dijo No. Ahora también me lo dice cada vez que me enamoro.

 

jajajjaa Más real que surrealista te digo eh!

Buena, muy buena!

Saludos!