Legion condor

Sol, es tu nombre, vives en el lejano norte, vives de noche en los temblores, acuñas a tus hermanos el infinito amor de la galaxia restringida; tus nombres son de un día para otro, escoges a Julieta como nombre clásico, sus nombres pertenecen al alba, podías tu convertirla en ángel si supiera volar después de la mañana o si pudiera hacer de la metáfora un único amor como la pesadez de los astros de la luna. Tienes a Ángela, mismo nombre que el hijo sentado a la derecha del padre, mientras tanto ella se complace a ver al sol, arrancada por la sed de todos los desiertos, ¿he dicho nombre?, me refiero al estatus quo del centenar de soldados que pasan por el lago atormentados por el capricho de su madre. Tenemos a la escritura media, el sol pesa muchísimo, la amarga maldad de un astro está dirigida por el secuestro de su hija, ella ha volado del sol a la luna millones de veces, ve el beneplácito de la coherencia dentro del árbol, cada árbol tiene nombre su personalidad queda intacta dentro del aire, así abundan los secretos del personaje bíblico amordazados por árabes locos que desjuvenecen al vocabulario para hacerlo muerte.

Esa es la biblia, la presentación de un ángel que amedrenta según las circunstancias el único desecho (la muerte), él ha preferido escoger la muerte y la juventud, su bienvenida es otra parte de la estatura baja de los sentimientos, tan alta es la amargura que esconde el cielo que sus mitades van apareciendo una dentro de otra a partir del solsticio, ¿Dónde esta esté franco misterioso?. Abunda en las haciendas, en los árboles, en las piezas de arte pues la misteriosa capa de la tierra asume resistencia hasta ser este planeta otro pasado en el mismo lugar; el destrozo que este misterioso hace es ver la luna, los astros, come dentro de las bacterias y posteriormente hacia la suma de los planetas en nuestra galaxia, un poco espíritu para los anglosajones aquí presentes, (derrotados).