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Malsanos Pensamientos

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Pablo Enrique Arosti, 2 de Noviembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 451

  1. Pablo Enrique Arosti

    Pablo Enrique Arosti Poeta recién llegado

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    7 de Octubre de 2011
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    Vaya noche la que dio Camila; llora que llora, que si leche, que si frío. ¡Qué niña! Y Bruno durmiendo a pierna suelta. ¡Qué clase de padre! Angélica mira a través de las letras invertidas en el cristal de la cafetería. No se ve movimiento en la parada del autobús, del otro lado de la calle. Consulta su reloj. Hay tiempo. La camarera se acerca. Un café negro por favor. Gracias. Rasga el sobre de azúcar, lo vierte. Revuelve. Pega un sorbo, alza la vista. El hombre en la mesa del fondo la impresiona. Su mirada atraviesa la fina columna de humo que emana de la taza. Se ve bien. Tendrá unos... veintiséis. Esa bufanda y ese gorro le dan un toque intelectual. Angélica baja la vista, da otro sorbo. La alza otra vez. La mirada del hombre permanece constante. ¿Éste que se trae? ¿Te molesta? No... No sé. ¿Bruno le habrá preparado la merienda a la niña? No, puede que además sea deportista, es corpulento. Intelectual y deportista, qué paradoja. ¿A dónde va?
    El hombre se escurre entre las mesas. Se pierde tras la entrada que conduce al baño de mujeres. Angélica se levanta; lo sigue. Entra al baño y de inmediato siente el empellón que la estremece contra la pared de azulejos. El tirón del pestillo hace un estruendo. Una manopla la amordaza. Siente que una mole la presiona. Los dedos toscos se deslizan plegándole la falda; se humedecen; la instan a montar sobre los muslos duros como rocas. Ella siente la hincada, la herida que no tarda en ponerse al rojo vivo; hierve, evapora los remordimientos. Luego de los espasmos el grito se ahoga en una mordedura a la manaza. Angélica se desata, se desliza, cae; despierta. Frente a ella todavía el café despide humo. En la mesa del fondo el hombre se levanta. Indiferente camina, desaparece tras las puertas batientes de la entrada. Aturdida ella lo ve pasar tras las letras invertidas del cristal. Detrás de él el autobús echa a andar en la parada. ¡La niña! ¿Ya habrá llegado a la escuela? Claro que sí, seguro que ya Bruno la llevó, siempre lo hace. Después de todo, Bruno es un padre ejemplar.

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