Periodismo Oscuro

Aquella espantosa noche, se mal formaban las imágenes entre la oscuridad, mi habitación crujía por cada rincón donde se acomodase el oído, también el piano que hacía de las suyas en el día, resonaba en el frio de la noche, se estremecía con los gélidos vientos filtrados bajo la puerta del balcón sellado, yo me estremecía junto con el… una semana condenado a un lugar ajeno ¡la incomodidad! la peor formula de vida, ya se sabe que estoy entre las personas que detestan cama ajena, peor aún, aquellas viejas casas donde todos duermen temprano, donde la tecnología aún parece no haber avanzado tanto como para brindarnos una red, el añejo asentamiento solo ofrecía una vieja radio que se encendía únicamente en el día por orden de la señora, en cuanto a pasar la noche, solo podía encender una vela y calmar mi espíritu con algunos capítulos de Rayuela, esperando que los desordenes de la maga me cautivasen tanto como para olvidarme de lo claustrofóbico que me sentía cada noche,

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pero aquella en especial paso de ser estresante para convertirse en algo más que una simple fobia, es cuando luego de escuchar siempre tanto relato folclórico e incrédulo, algo en ti se queda, y el día que se vive en la extrañeza te dices a ti mismo, esto no puede estar sucediendo, no puede estar pasando, ¿Por qué a mí? Comenzando, como si pudiera responder nuestro alter ego nítidamente. Ya había apagado las velas, y los ruidos fuera de la habitación se habían hecho más constantes, la señora siempre nos advirtió desde el comienzo, aunque nadie se lo creyó -“no salgan de sus cuartos después de las 10” -lo había dicho sin inmutarse, con una actitud seria, y segura de sí misma, la señora ya tenía cierta edad avanzada, y como buenos residentes de la capital, nosotros no solíamos ser muy crédulos con este tipo de personas aisladas de la vida urbana, lo comentamos entre nosotros, y hasta llegamos a satirizar el tema, quizás porque solíamos escuchar varias exageraciones a diario ya que nuestro trabajo a veces se basaba puramente en ello. Habíamos terminado un reportaje sobre autosuficiencia en un pueblo aledaño a la vivienda, pero habíamos agotado las reservas de combustible en los viajes del asentamiento hacia el pueblo y viceversa, desde producción nos informaron que nos enviarían un transporte dentro de dos días, no fue una grata noticia, ya estábamos cansados de estar en aquel lugar, muy decentemente habíamos seguido las reglas de la señora, por más estúpidas que pareciesen todo comenzaba a tener significado. Tengo que aceptar que la casa solía tornarse un poco extraña cada noche, siempre había ruidos que iban más allá del simple crujir de la madera, se escuchaban pisadas, cosas que movían y volvían a colocar fuertemente sobre su sitio, pero nosotros siempre pensamos que era la señora haciendo cosas raras en la noche, y que por esta razón tampoco quería que saliéramos después de las 10, aunque generalmente la casa tomaba vida hasta después de las 12 u 11:45 más o menos. Tuve miedo realmente, ya eran más de las doce, estuve pensando en la oscuridad si lo demás aún seguían despiertos, o si era yo el único escuchando las pisadas afuera en el pasillo, entonces sucedió, entre charlas con la señora ella lo había predicho “ellos a veces golpean la puerta, pero nunca hay que abrirles” no golpeaban la puerta como tal, pero si la rasgaban, desde el interior en la habitación podía sentir como las uñas sobre la puerta desgarraban mi cabeza ¡maldita sea! Entonces me acerque a la puerta para escuchar que no fueran mis compañeros jugándome una broma, aunque ciertamente no tenía ese tipo de confianza con ellos, los arañazos dejaron de escucharse, afuera los pasos se alejaban, pero no me atreví a abrir la puerta, por alguna razón preferí ir a la cama nuevamente antes que echar si quiera un pequeño vistazo al pasillo, estuve despierto bajo las cobijas como si estas fueran un gran chaleco antibalas, como si pudiera proporcionarme una protección especial contra cualquier fenómeno paranormal que me pudiera atacar aquella noche, y finalmente alrededor de las 2:00 am pude descansar.

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A la mañana me sorprendieron en mi cuarto con la noticia de que Nataly no se encontraba en su habitación, Franc se había levantado al amanecer para ir al baño y desde entonces la puerta de la habitación de Nataly ya estaba abierta, hablamos con la señora quien se levantaba igualmente temprano, pero no había visto ni escuchado que nadie saliera de la casa, entonces nos dijo algo que nos dejo impactados –“a lo mejor salió en la noche y las criaturas la condujeron al sótano” – está bien, volvemos nuevamente con el folclore del lugar, lo recordé, entonces mire la puerta de mi habitación, estaba en perfecto estado, no tenia arañazos, ninguna marca acerca de ello que me había estado abrumando a media noche, entonces le dije a Franc –Joder no sé lo que esté pasando en esta casa, pero encontremos a Nataly y nos largamos de una buena vez- el me miro seriamente y me respondió –bien, el transporte llega mañana a primera hora, pero supongo que podemos esta noche buscar algún hospedaje en el pueblo esta noche- le dijimos a la señora que nos condujera al sótano pero ella se negó

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-el sótano está cerrado con seguro, la única forma de abrirlo es desde su interior, ellos salen en la noche, nosotros salimos en el día, es la forma en que coexistimos, si ustedes intentan abrir esa puerta, ellos intentaran abrir la mía en la noche, yo no quiero volver a pasar por eso- nos quedamos estupefactos ¿Quién o qué carajos había en ese sótano? – ¿entonces qué? Hacemos de cuenta que nada paso, y nos largamos mañana sin Nataly ¿como si ella jamás hubiera estado aquí? - le dije un tanto alterado- entonces la señora se tomo el cabello, ella no sabía lidiar con estas situaciones, siempre había estado su esposo para tratar con cualquier problema en el hogar, pero esta vez el estaba de viaje, y en parte aquella era la razón por la que nos habían brindado el hospedaje aquella semana –miren, lo único que podemos hacer es esperar esta noche más, y si la muchacha que venía con ustedes es buena persona de seguro la regresaran esta misma noche- dijo la señora, una noche más… -yo también tuve que pasar por esto una vez, cuando era niña no atendía las ordenes de mi abuela, y una noche que Salí hacia el baño distraída y somnolienta me llevaron, pero no sucedió nada malo, desperté un día después en la sala del primer piso, sin ningún rasguño- nos lo dijo la señor, también se encontraba un poco alterada por la situación, todos sabíamos que esto no era nada bueno -¿y si no es una buena chica? ¿Si no está en la sala mañana al amanecer que hacemos? –Pregunto Franc – ya no quedaban más respuestas a esta situación, entonces decidimos seguir las reglas una noche más, me quede aquella noche en la habitación de Franc, por más que lo deseáramos no podíamos abrir la puerta, ni siquiera pensar en quitar el seguro, así que pasamos aquella noche más estresados que nunca, mirábamos el reloj constantemente, hablábamos en voz muy baja, casi susurrando, pues aquella era otra regla de la señora, y la razón de que nos hubieran dado cuartos separados, ahora que lo pienso mejor, la noche anterior rasgaron en mi puerta quizás por la vela que había mantenido encendida hasta horas no permitidas, es absurdo, la manera en la que hablo ahora… jamás imagine creer todo este cuento, la noche comenzó en la forma tradicional, y escuchamos fuertes ruidos en el primer piso, pero no podíamos hacer nada más que esperar, ahora, si Nataly no se encontraba en la casa al amanecer, ya tendríamos que tomar cartas en el asunto, al final la noche nos venció, y entre susurros quedamos tendidos en la cama, con el reloj en la mano, lo último que vi fueron las 12 en punto.
A la mañana Franc me despertó, moviéndome de los hombros, el acababa de despertar también –vamos, tenemos que mirar donde esta Nataly- dijo Franc. Abrí los ojos y mire de forma borrosa, en el reloj ya eran las 5:50. Nos levantamos rápido y un poco nerviosos, bajamos al primer piso, para alivio de nosotros Nataly se encontraba en la sala, justo como lo había prometido la Señora, estaba en el suelo, al costado de una estantería, su mirada perdida, como si fuera sonámbula, nos apresuramos a atenderle –Nataly, Nataly repetí varias veces, ¿cómo te encuentras? - le pregunte. Se veía muy pálida, casi traumada, o aún adormecida, no respondía de forma coherente –no lo sé, yo tome fotos del sueño- decía- al final recobro la conciencia, pero hablaba muy poco, no recordaba nada de lo que había sucedido, decía que había tenido una pesadilla, y que en ella le tomaba fotos a personas con mascaras blancas desde su celular… efectivamente, habían fotos con la fecha de aquel día en que desapareció, pero todas estaban oscuras, y no dejaban ver nada. No quisimos averiguar nada más sobre el tema, supongo que algunos quisieran adentrarse más en una investigación referente a este lugar, pero nosotros ya habíamos tenido suficiente, además no queríamos molestar a la señora de la casa. Salimos aquella misma mañana del lugar, y desde entonces no volvimos a saber nada más sobre aquel pueblo.

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Dejo este mensaje, sin fechas, y sin nombres, y más como una narrativa fantástica para el público, pero si alguien llegase a hospedarse en la misma casa de la historia, podrá contactar conmigo desde el mismo sitio en donde publico este post.

Por último, le digo a la comunidad que ha pasado casi un mes luego de lo sucedido, junto con Franc hemos generado varias teorías, hemos pensado en volver, también quisimos llevar a Nataly a una sesión de hipnosis para evocar sus recuerdos, sí, es que luego de que te sucede una cosa de estas comienzas a creer en todo, pero a ella le pareció una locura, dice que no recuerda nada, pero la verdad es que ha cambiado bastante desde entonces, y lo más extraño de todo es que jamás nos dejo descargar las fotos a una computadora para que un profesional pudiera repararlas, sencillamente estamos casi seguros de que ella recuerda varias cosas de aquella noche, pero por alguna razón prefiere estar callada.

 

Tu relato es genial mi estimado Elyon. Mantiene el interés de principio a fin. Relatas unos hechos fantásticos y desconocidos y eso siempre es interesante. La presencia de la noche y de esa casona vieja y ancestral en la que rigen esas costumbres ya pasadas de moda le da un halo de intenso misterio. Gracias por este genial regalo. Te dejo estrellas y un abrazo.