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Rima de los tercetos de un soneto

Tema en 'Ensayos y artículos sobre arte poético' comenzado por Francisco Redondo Benito, 1 de Octubre de 2018. Respuestas: 3 | Visitas: 7298

  1. Francisco Redondo Benito

    Francisco Redondo Benito Moderador/enseñante del subforo de MÉTRICA y RIMA

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    Soneto. La rima de los tercetos.



    1. Propósito de este estudio.



    Se trata de revisar los diferentes esquemas de rima que se pueden o deben usar en los tercetos de un soneto



    2. Algunos conceptos.



    2.1. Soneto.



    Se llama soneto a una composición poética de origen italiano que consta de catorce versos de arte mayor distribuidos, por este orden, en dos cuartetos seguidos de dos tercetos. Todos los versos son rimados en forma consonante.


    2.2. Tercetos de los sonetos.



    Como se ha dicho, se trata de las estrofas que rematan el soneto y que forman los seis últimos versos del mismo, agrupados en dos secuencias de tres versos cada una.


    En algunos sonetos de uso muy poco frecuente (véase el caso del soneto invertido) los tercetos van en cabeza del soneto y los cuartetos van detrás, pero en la inmensa mayoría de los sonetos la disposición de las estrofas es la que se ha indicado.


    2.3. Rima consonante.



    Por rima consonante se debe entender la igualdad fonética exacta y completa de vocales y consonantes a partir de la última vocal acentuada del verso, inclusive. Afecta por tanto en exclusiva a las palabras finales de los versos rimados.


    Ejemplos:


    Terminación llana: fresa rima con obesa, pero no rima con cabeza, ni con mesas, ni con vela.

    Terminación aguda: flor rima con resplandor, pero no con balcón, ni con remar.

    Terminación esdrújula: diabólico rima con católico, pero no con sinfónico, ni con metabólicos, ni con abanico.


    Se pueden asimilar en rima consonante b y v, pero no c o z con s ni ll con y., como no sea en poesía en que se pretenda incluir efectos folklóricos.


    La rima de los versos de los tercetos de un soneto debe ser consonante.


    2.4. Ocurrencia de rima.



    Denomino así a la realización concreta de una rima en cada verso en que aparece.


    Por ejemplo, en los tercetos que siguen, de un cierto soneto de Miguel Hernández


    El fantasma del beso delincuente

    el pómulo te tiene perseguido,

    cada vez más patente, negro y grande.



    Y sin dormir estás, celosamente,

    vigilando mi boca ¡con qué cuido!

    para que no se vicie y se desmande.


    se manejan tres rimas: -ente, -ido y –ande. Y, para cada una de ellas, se registran dos ocurrencias, como sigue:


    -ente, con ocurrencias en los versos primero y cuarto.

    -ido, con ocurrencias en los versos segundo y quinto.

    -ande, con ocurrencias en los versos tercero y sexto.


    2.5. Esquema de rima.



    Denomino así a la manera en que se organizan o alternan las rimas y sus ocurrencias en el poema, estrofa o grupo de estrofas de que se trate, en este caso los dos tercetos de un soneto.


    Cada rima se suele denotar por medio de una sola letra – mayúscula si el verso es de arte mayor, minúscula si es de arte menor -, y el esquema completo, mediante la secuencia de las letras que correspondan a las sucesivas ocurrencias, en el orden en que se vayan presentando en el conjunto de los versos.


    En un soneto se suelen reservar las letras A y B para las rimas de los cuartetos y las C, D y, eventualmente, E, para los tercetos; y así haré en este estudio.


    En el ejemplo del epígrafe precedente, si denominamos las rimas como sigue:


    C = -ente; D = -ido; E = -ande,


    el esquema de rima quedaría denotado como:


    CDE CDE.




    3. Normas que rigen la rima de los tercetos de un soneto.



    Según figura en tratados de métrica y según mi propio conocimiento de la práctica magistral, la rima de los tercetos de un soneto se atendría a las normas siguientes:


    1. La rima ha de ser siempre consonante. La existencia de ejemplos de sonetos con rima asonante o incluso formados por versos blancos no pasa del nivel de anécdota, y tales poemas no pueden ser considerados sonetos típicos ni normales.

    2. Todo verso ha de rimar con otro u otros de entre los del conjunto. Es decir, no pueden haber versos sueltos.

    3. No pueden haber tres o más versos consecutivos con la misma rima en el conjunto de los seis versos.


    3.1. Consecuencias de estas normas.



    De las normas que anteceden se deducen fácilmente las siguientes consecuencias:


    1. Enlace de rima. Siempre habrá como mínimo un verso del primer terceto que rimará con otro del segundo.

    2. Número de rimas. Como máximo será de tres; con cuatro o más faltarían versos para garantizar un mínimo de dos ocurrencias para cada rima. Con dos rimas podemos tener 3+3 o 2+4 o 4+2 ocurrencias; con tres solo cabe 2+2+2.



    4. Esquemas más habituales.



    La inmensa mayoría de los sonetos magistrales se atienen sistemáticamente a dos esquemas de rima de los tercetos. Son éstos:


    Con dos rimas: CDC DCD, que llamaría de tercetos doblemente encadenados. Como ejemplo, el de un famoso soneto de Lope de Vega,


    Por el primer terceto voy entrando,

    y parece que entré con pie derecho,

    pues fin con este verso le voy dando.


    Ya estoy en el segundo. Es más, sospecho

    que voy los trece versos acabando.

    Contad si son catorce, y está hecho.


    Con tres rimas: CDE CDE, o correlativo. Como ejemplo, aparte del de Hernández, arriba citado, traeré ahora uno bien conocido, de Miguel de Cervantes,


    Apostaré que el ánima del muerto

    por gozar de este sitio hoy, ha dejado

    la gloria donde vive eternamente.



    Esto oyó un valentón y dijo: -Es cierto

    cuanto dice voacé, seor soldado.

    Y quien dijere lo contrario, miente.


    Estos son los esquemas más usados y clásicos, de manera que, quien no quiera saber más puede dejarlo aquí, pues, con conocerlos, tiene suficiente para decir que sabe como riman los tercetos de un soneto. Pero caben otros esquemas que satisfagan otros criterios estéticos o permitan variar la rutina consagrada. A ello va a responder con cierta pretensión exhaustiva lo que sigue en este estudio.


    5. Deducción sistemática de todos los esquemas de rima de los tercetos que se ajusten a las normas antes fijadas.



    Como ya se dijo antes, nombraremos como C a la primera rima que ocurra, como D a la segunda y, a la tercera, si la hubiera, la denominaremos E. Es obvio que los esquemas que pudieran obtenerse a partir de otro por mera permutación de estas letras serán formalmente idénticos al primero, por lo cual solo consideraremos los esquemas diferentes en que las letras aparezcan por su orden: C, D (y E).


    5.1. Esquemas de dos rimas 3 + 3.



    1. CCD CDD.

    2. CCD DCD.

    3. CDC CDD.

    4. CDC DCD, que es el que más arriba hemos llamado doblemente encadenado.

    5. CDC DDC.

    6. CDD CCD.

    7. CDD CDC.


    De este tipo, son todos los que cumplen las normas. Aparte del esquema 4, como se ha dicho, completamente consagrado, destacaría por su evidente simetría los esquemas 1 y 6, con los que merecería la pena experimentar. Los demás los dejo a la curiosidad o la perspicacia de los sonetistas innovadores.


    5.2. Esquemas de dos rimas 4 + 2 o 2 + 4.


    8. CCD CCD.

    9. CCD CDC.

    10. CCD DCC.

    11. CDC CDC.

    12. CDC DCC, así se riman los seis versos finales del soneto inglés o shakespeariano: un serventesio seguido de un pareado.


    13. CDD CDD, único posible con la estructura 2 + 4.






    5.3. Esquemas de tres rimas 2 + 2 + 2.



    14. CCD DEE.

    15. CCD EDE.

    16. CCD EED.

    17. CDC DEE, también podría ser ésta la estructura de los seis últimos versos de un soneto inglés: un serventesio seguido de un pareado final, si bien, en este caso, con rima diferente entre ambas estrofas..

    18. CDC EDE.

    19. CDC EED.

    20. CDD CEE.

    21. CDD ECE.

    22. CDD EEC.

    23. CDE CDE, llegamos aquí al esquema clásico de tres rimas, correlativo, del que ya se ha tratado más arriba.

    24. CDE CED.

    25. CDE DCE.

    26. CDE DEC.

    27. CDE ECD.

    28. CDE EDC, correlativo en sentido inverso. Lo he usado frecuentemente en mis sonetos y he recibido algún reproche por cuanto las ocurrencias extremas de la rima C quedan demasiado distantes, sin embargo yo no aprecio demérito alguno y creo que el efecto estético es elegante. Por ello lo he seguido practicando, con cierto éxito.


    Y con éstos veintiocho creo haber agotado todos los posibles esquemas de rima de los tercetos de un soneto.


    6. Algunos ejemplos.



    Traigo algunos, extraídos de mis propios sonetos, aunque no he podido encontrar de todos los tipos; queda a la curiosidad del lector sonetista indagar acerca de los esquemas restantes.


    4. CDC DCD.


    Pues que perdidos sois, sin esperanza,

    ¿por qué me acosa como el trapo al toro

    sin tregua ni respiro la añoranza?


    Es ruina sin remedio mi tesoro.

    Venga el olvido al quite sin tardanza

    y, en su niebla, sepulte cuanto añoro.


    “Añoranza” 2006


    11. CDC CDC.


    Son Aglaia, sapiente e ingeniosa,

    Talía, poetisa y comediante,

    y Eufrósine, la alegre y bulliciosa;


    son de Zeus la prole más hermosa,

    la facundia jocunda y deslumbrante

    de la ninfa gentil que casi es diosa.


    “Las tres gracias” 2012


    13. CDD CDD.


    En los grises recodos del olvido

    he abandonado mi alegría muerta

    y he presentido al fin mi muerte cierta.


    Porque, en este horizonte sin sentido,

    ¿dónde llevar la vista que no advierta

    yermo el querer y la esperanza yerta?


    “La tristeza” 2000


    16. CCD EED.


    Ya es tarde para todo, ya no canta

    como cantaba Mayo en mi garganta

    cuando su amor gusté por vez primera.


    No envíes hoy tu sol sobre mis huesos,

    contén de tus alondras los excesos,

    que voy de retirada, Primavera.


    “Pourquoi me réveiller …” 2006



    17. CDC DEE. Final de soneto inglés.


    ... Clamo por ese Dios, que, si Lo fuera,

    el Crimen sin Castigo que ahora veo

    saldado en Su Justicia ya estuviera,

    no en otro Mundo, pues en él no creo,


    ni mañana, ni luego, en otra hora,

    sino, sin más tardar, Aquí y Ahora.


    “Sed de justicia” 2008




    18. CDC EDE.


    Mi vida era presente continuo, renovado,

    que arrojaba a diario pasados al abismo.

    De súbito mi vida se hizo toda pasado.


    Como mueren sin cuerpo las almas inmortales,

    esa tarde la Muerte se vistió de mí mismo

    y me entregó al sosiego de las horizontales.


    “Crónica posible de mi muerte” 2006



    20. CDD CEE.


    el Antes, simplemente, no existía …

    ¿Es ceguera esta Luz que resplandece

    para el que la disfruta o la padece?


    ¿O bien, Revelación que el Cielo envía

    a quien, habiéndola anhelado tanto,

    ha de dejar vencido de su encanto?


    “Flechazo” 2006


    23. CDE CDE.


    Y si vivir amando es ser herido

    por las flechas letales de su aljaba,

    vivir sin el Amor es vivir muerto.


    ¡Clávame, Amor, tu dardo bendecido,

    concédeme el dolor que nunca acaba,

    que preciso salir de este desierto!


    “La herida del Amor” 2006


    24. CDE CED.


    Así es la curva que del cono obtiene

    un corte plano, limpio, dirigido

    según la recta que su faz genera.


    Y también el relato en que conviene

    urdir de metafórica manera

    la luz que al fin revela lo escondido.


    “Parábola” 2007



    25. CDE DCE.


    Oblongo redondel cuyos dos ejes

    parten en cuatro, en justa simetría,

    cartabones de curva hipotenusa.


    Excéntrico su radio desvaría

    según a cual lo acerques o lo alejes

    de esos dos ejes de función abstrusa.


    “Elipse” 2006


    26. CDE DEC.


    Te hiciste Rueda por hacerte Historia,

    surgió el Progreso cuando echaste dientes

    y unciste el Tiempo a la cifrada esfera.


    Todo es ciclo, la vida, las simientes

    en que, encriptada, la cosecha espera

    al cabo de otra vuelta de la noria.


    “Circunferencia” 2006


    27. CDE ECD.


    Va dejando su campo a la ternura

    -esa firme argamasa del cariño-

    el deseo, que mengua con los años.


    Ajenos a la arruga y a sus daños

    cultivamos del alma la hermosura:

    el vino, viejo y el asombro, niño.


    “Con eñe de cariño” 2011


    28. CDE EDC, correlativo inverso.


    De ti me enamoraba, ángel impuro,
    todas las tardes ante la pantalla,
    mordiendo al girasol por su semilla;

    y, con sólo pasar por la taquilla,
    gocé tu encanto, cándido y canalla,
    quemándome en su luz, allá en lo oscuro.


    “Marilyn” 2006


    Y esto es todo, amigo lector. Espero que obtenga de ello alguna utilidad o, al menos, información acerca de este tema que suele ser menos conocido de lo que debiera.
     
    #1
    A Cirhian, Dvaldés, Lourdes C y 2 otros les gusta esto.
  2. musador

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    Hola, Francisco. Con ánimo de contribuir al propósito de tu excelente artículo, te comento lo siguiente: hay un estudio clásico sobre el tema
    Tiercet rimes of the golden age sonnet
    Dorothy Clotelle Clarke
    Hispanic Review Vol. 4, No. 4 (oct. 1936), pp. 378-383

    De ese artículo, que tiene interesantes análisis estadísticos sobre el tema, extraigo la siguiente tabla:

    CDC-DCD 30.26 22.10
    CDE-CDE 51.90 58.48
    CDE-DCE 6.24 8.65
    CDC-EDE 0.16 0.05
    CDE-CED 2.43 2.91
    CDE-DEC 5.30 3.81
    CDC-CDC 1.33 1.19
    CDE-EDC 1.01 1.25
    CDE-ECD 0.20 0.26
    CDD-CCD 0.08 0.07
    Misc. 0.64 0.54

    Donde la primera columna numérica representa el porcentaje del total de sonetos, y la segunda el promedio de los porcentajes por autor. La línea Misc. agrupa algunas extravagancias.

    Un abrazo
    j.
     
    #2
    Última modificación: 29 de Noviembre de 2019
    A Lourdes C y kalkbadan les gusta esto.
  3. Francisco Redondo Benito

    Francisco Redondo Benito Moderador/enseñante del subforo de MÉTRICA y RIMA

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    Muchísimas gracias, musador. Es un interesante aporte, sobre todo en su aspecto estadístico, que yo desconocía - realmente desconocía todo salvo los rudimentos que nos aporta la métrica elemental, por lo que todo mi trabajo ha sido fruto de mi propia elucubración -. Pero me ha bastado con aplicar mis habilidades en combinatoria a partir de las normas elementales que todos conocemos acerca de la rima de los tercetos de un soneto. Era de suponer que los filólogos se habrían aplicado ya al estudio del caso, como sucede con este que tan oportunamente citas. De todas maneras me queda la satisfacción de haber trabajado ex-novo, dentro de mi nivel de conocimientos, y haber aportado cierta sistematización y cierto rigor a este tema.
    Un abrazo.
     
    #3
  4. musador

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    Sí, siendo, como soy, matemático, he podido apreciar tus dotes para la combinatoria. Un comentario interesante en el estudio que mencioné es que Lope, que al principio alternaba entre los dos primeros esquemas de mi tabla, a principios del siglo XVII se volcó casi totalmente por el primero.
    Como problema interesante de interpretación de datos dejo acá, para ti u otros lectores, la siguiente pregunta: ¿qué expresa el hecho de que la relación entre los números de la primera y la segunda líneas de la tabla se invierta?(30.26 >22.10, 51.90 <58.48).
    Abrazo
     
    #4

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