Transforvisión

Imperfectivo en la contundencia, pérfido en la mutación putativa de despersonalización, posiblemente asimilando una frágil absolución, en el preciso instante, en el que el viento, estrellóse en su cara… vivificando una suerte de emoción constante, disonante en la intangibilidad transformativa del propio ser psíquico, en la transmigración de imágenes de una realidad archivada en los confines de la memoria.

La invisión de los sentidos, demostró una vez mas, ser el instrumento que recoge, la construcción sensible de habitudes alojadas sobre una situación atemperante. Sosteniéndose por una delgada línea observacional, cimentando y almacenando información, independientemente de cada partícula, material o inmaterial que detecte en su camino, utilizando un mecanizado reflejo de percepción.

La materia se vuelve inmaterial desde la visión, a través de la capacidad de visibilidad del ser.
Es decir:
Descubro la materia y puedo tocar su materialidad, e inmaterializarle inmediatamente, en el instante preciso en que la veo, transmigrando su imagen, y depositándola en las arcas de mi imaginación fantástica, donde la transformaré a mi gusto, cuantas veces así lo quiera… desmaterializándole, en el potencial momento en que se haya convertido, por inercia decantada, en tan solo un recuerdo, que reconstruiré en un futuro incierto, dependiendo de una retrotracción, cargada por el efecto ficticio de la sensibilidad dominante del espacio emotivo, razón por el cual, dependerá la nitidez de su transformación condicionada.