Tú.

Y es que eres tú, aquella droga, aquélla adicción.
Eres tú, siempre eres tú, siempre haz sido tú, siempre serás tú.
Eres para mí el universo, la calma, la tormenta. Eres para mí la luz y la misma oscuridad. Eres para mí el propio sentir, el pensar. Eres propio frío y calor. Eres mi fortaleza y la misma debilidad. Eres la noche y el día. Eres el sol, la luna. Eres mi veneno pero también el mismo y único antídoto. Puedes destruirme y así mismo repararme. Eres la combinación perfecta, la dosis perfecta. Simplemente, eres tú.