Último tramo.

Cuando el recuerdo de lo que fue se mezcla borroso con el presente y el misterio de lo que vendrá.
Como una neblina de sonidos, tiempos y distancias.
Paisajes cambiados que hoy recorro solo en silencio, mirando, recordando épocas en que sin sospecharlo siquiera, marqué una huella que solo hoy yo puedo ver. Por aquí estuve, caminé, me emocioné, me reí, disfruté, sueños hechos realidad, en un momento inundado de expectativas de juventud. Pero allí está, es mi huella, tal como la estampé hace tantos años. Allí quedó flotando algo, que hoy provoca que se mojen mis labios con sabor salado; son mis ojos, que se encaprichan y ven lo que no ven, lo que solo es una imagen ficticia de lo que fue, y que ya no es. Ay si pudiera uno retomar la vía rápida para regresar a la partida, entonces en ese lugar me quedaría hasta que el tiempo me dejara ver pasar hoy, a mi mismo, solo, viejo y desgastado, caminando y recordando, para salir a mi encuentro y juntarnos en un abrazo. El viejo, el joven, yo y yo.